XXIV

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Nota: tenebris geminae significa gemelo oscuro. 

Becky siguió a su padre en silencio, mientras este la llevaba al sótano de la casa. Su mente estaba llena de preguntas y miedos, pero decidió mantenerlos para sí misma por el momento. Al llegar al final de las escaleras, su padre se detuvo frente a una puerta cubierta por un anaquel. Becky notó un símbolo encima de la puerta que reconocía como el signo de géminis.

Se que tú y tu hermana saben la verdad. La voz de su padre la tomó por sorpresa. No olvides que soy un Géminis también. Vi lo mismo que viste tú. Roberto soltó una leve risa y movió el anaquel para revelar la puerta. 

Su padre se acercó con algo en sus manos. Era una navaja brillante y afilada. Úsala para cortarte levemente el dedo, le dijo mientras se la ofrecía. Becky lo miró confundida, pero su padre continuó explicando: Está hechizada, así que no te lastimará.

Después de dudar unos segundos, Becky tomó la navaja y deslizó cuidadosamente la hoja sobre su dedo, obteniendo unas gotas de sangre. Sin embargo antes de que pudiera sentir dolor alguno, su padre tomó su mano y la colocó sobre la puerta.

Repite conmigo: Per sanguinem gemini, mysteria tua revela. Becky hizo lo que su padre le dijo y, al terminar la frase, la puerta se abrió lentamente. Con una sonrisa asombrada, Becky miró su dedo, pero ya no había rastro de sangre. Su padre le hizo una señal para que entrara.

Con cautela y detenimiento, Becky miró a su alrededor, asombrada por lo que veía. Estanterías llenas de libros y frascos con extrañas sustancias ocupaban el espacio. Aquí está toda nuestra historia, dijo Roberto mientras señalaba los diferentes objetos en las estanterías. Tendrás tiempo para explorar todo y saciar tu curiosidad, pero primero hay algo importante de lo que necesito hablarte.

Su padre tomó un viejo libro, tan deteriorado que apenas se podían distinguir las palabras en sus páginas. ¿Me vas a enseñar un hechizo? preguntó Becky emocionada. ¿Podemos enseñárselo también a Namo?

No, respondió su padre seriamente, lo que te voy a decir es algo que Namo no debe saber por su propio bien. Abrió el libro en una página específica y la deslizó hacia Becky, revelando varias tachaduras y borrones. Sin embargo, aún se podía leer claramente las palabras "tenebris geminae".

Antes de que Becky pudiera preguntar qué significaba eso, su padre la interrumpió: No lo digas. Se sentó frente a ella y suspiró antes de continuar: Nunca les conté cómo el abuelo Joe quedó postrado en esa silla de ruedas ¿verdad? Fue gracias a su hermano gemelo, Javier.

Becky se sorprendió al escuchar el nombre de Javier por primera vez. Su padre sacó una caja polvorienta de una de las estanterías y la limpió antes de entregársela a Becky. Javier era un chico con problemas, pero nuestra familia no se dio cuenta de lo grave que era su situación hasta el ritual que hizo con el abuelo Joe. Javier hacía cosas malvadas sin razón alguna. Mataba animales por placer y molestaba a los niños en la escuela hasta que dejaban de ir por miedo a encontrarse con él.

Becky tomó una foto del abuelo Joe, junto con Javier y sus bisabuelos. La cara de Javier estaba tachada, pero aún se podía ver su sonrisa malefica. ¿Dónde está? Becky preguntó.

No lo sabemos, respondió su padre con seriedad. Después del ritual, Javier perdió sus poderes y el abuelo Joe lo hechizó para protegernos. Roberto sacó un libro muy antiguo y deteriorado de la caja. Javier sabe quién es y de dónde viene, pero cada vez que intenta volver, su memoria falla. El abuelo Joe uso un hechizo muy peligroso y prohibido contra él, pero mi padre no tuvo otra opción. Desde entonces, Javier vive en algún lugar lejano, aislado y cuando intenta salir de allí, pierde la memoria una y otra vez. Es una forma de tortura, diría yo. Solo mi padre sabe dónde está escondido y nadie se ha atrevido a preguntarle.

Gracias a él, el abuelo Joe está en silla de ruedas cierto?, confirmó mientras sus ojos se nublaban por la emoción. Roberto asintió con tristeza.

Tal vez no te ha pasado anteriormente, pero los... Roberto señaló la palabra en el libro y continuó, suelen perder el control completamente hasta olvidar quienes son. Según el abuelo, el día del ritual se formó una batalla campal entre él y Javier. El propósito del ritual era demostrar quién tenía el mejor dominio del poder gúmini. La Tierra decide a quién otorgárselo, así que cuando Javier notó que su fuerza se iba desvaneciendo, hizo algo que está en contra de las reglas del ritual: atacó a su hermano de manera mortal.

El abuelo casi nunca habla del dolor que padeció en ese momento, continuó Roberto, pero creo que le dolió más la traición de su hermano que la daga que terminó clavada en su columna vertebral. Papá cayó al suelo y vio a Javier aplaudiendo y riéndose creyendo que había ganado. Cuando llegó de vuelta a casa, papá ya estaba en silla de ruedas y no había ni rastro de Javier. Papá solo me contó esta historia, antes de que yo y Susana hiciéramos el ritual, porque temía que con ella sucediera lo mismo y quería prevenirme.

¿La tia Susana era...? preguntó Becky con curiosidad.

No lo sé, respondió Roberto con tristeza, es muy difícil saber cuándo una bruja es... eso. Susana dio indicios en algunos momentos, pero solo era ella haciendo bromas pesadas que terminaban mal. No lo hacía con maldad.

¿Yo soy eso? Roberto se levantó para abrazar a su hija.

No lo sé, mi vida, le respondió a Becky con la voz entrecortada por el llanto, pero la forma en que entraste en trance y no reconociste la voz de tu hermana y que Chankimha tuvo que detenerte me hizo pensar que podrías llegar a serlo.

Becky sollozo levemente. Yo no quiero lastimar a Namo ni a nadie, papá.

Roberto acarició gentilmente la cara de su hija. Y no lo harás. El abuelo Joe tiene más experiencia en este tema así que iremos este fin de semana a hablar con él para ver qué podemos hacer, prometió él.

Becky asintió. Quiero que sepas algo, mi niña. Con o sin poderes, tú y tu hermana me hacen sentir orgulloso, dijo Roberto con una sonrisa amorosa.

Pronto hablaremos con Namo para empezar su entrenamiento mientras tú entrenas con el abuelo, continuó Roberto, pensativo. Creo que lo mejor será mantenerte alejada de Namo hasta que llegue el momento del ritual. No quiero que le pase nada a ninguna de las dos.

Lo entiendo, papá, asintió Becky con determinación.

Bueno, voy a buscar a tu hermana para hablarles un poco más sobre nuestra familia y cómo manejar mejor sus poderes, ¿de acuerdo?, dijo Roberto antes de irse. No quiero que Namo piense que prefiero hablar de esto solo contigo. Ya vuelvo.

Roberto salió por la puerta y Becky continuó leyendo sobre los gemelos oscuros con una mezcla de curiosidad y preocupación.

Las GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora