CAPÍTULO 43: EL VUELO

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POV Charlotte

Sentí una brisa fresca recorrer mi cuerpo, apreté mis ojos mientras deslizaba mi mano sobre la cama en busca de una sábana, o mejor, del cuerpo de Engfa para calentarme. Pero el intento fue lamentablemente un fracaso. Con cierta dificultad abrí los ojos, mirando la cama vacía. ¿Dónde estaba Engfa? Me tapé con la sabana para protegerme del frío; después de todo, yo aún estaba desnuda debido a los acontecimientos anteriores. Cuando vi a Engfa en el balcón, inclinada sobre el barandal.

Entrecerré los ojos en su dirección, y me di cuenta de que Engfa estaba sumergida en sus pensamientos. Volteó su cara y dejó escapar una bocanada de aire, dejando el humor salir. Estaba fumando, odiaba el hecho de que ella fumara. Solo lo hace cuando está tensa o enojada. Me senté en la cama, sintiendo mi cuerpo un poco adolorido, en concreto donde Engfa se centró más aquella noche. Pero no me molestaba, todo había sido increíblemente maravilloso, nuestra vuelta de la huelga fue en grande y agradable.

Coloqué mis piernas fuera de la cama, dejando que solo las puntas de mis pies toquen el frío suelo. Un escalofrío recorrió mi espalda, pero me levanté. Me envolví en la sábana blanca y caminé en dirección de mi mujer. Tenía que confesar, que Engfa estaba jodidamente sexy aquella noche. Su cabello estaba levemente despeinado, cayendo como una cascada hermosa por su espalda. Ella solo llevaba un baby-doll azul oscuro, tan corto que podría ver su trasero. No sabía qué hora era, pero el cielo aún estaba oscuro y la noche estaba muy fría. Caminé con pasos muy lentos, que Engfa ni percibió mi presencia, hasta que abrace su cuerpo. Engfa estaba de pie en el mismo lugar, respirando profundo. Le di un pequeño beso en su hombro, donde después apoyé mi barbilla.

—¿Insomnio?

—Sí, y demasiados problemas en mi cabeza —dijo de forma seria.

Suspire y apreté más mi brazo, dejando que mi mano deslizara por su abdomen plano, en una suave caricia. Podía escuchar nuestras respiraciones débiles con el silencio que hacía allí.

—Relájate, bebé, todo va a estar bien.

Engfa no respondió, se quedó en su lugar. Parecía enojada y distante. Solté su cuerpo y se volteó hacia mí. Sintiendo un escalofrío por todo mi cuerpo al mirar sus ojos que se mostraban fríos y enojados.

—¿Qué está pasando, mi amor?

Pregunte cogiendo su rostro con mis dos manos. Engfa desvió su mirada, y negó con la cabeza.

—Nada.

—¿Cómo nada Engfa? Estás extraña.

Ella no respondió, solo me miró.

—Ven a la cama conmigo, te hago mimos mientras tratas de dormir —dije tratando de darle unas suaves caricias a su cara, pero ella desvió su cara de mí.

The Stripper-EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora