CAPÍTULO 40: ¿TODO FUNCIONARÁ?

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POV Teresa

Me quede por algunos momentos más observando todo el movimiento del club, hoy era otro día abarrotado. Gracias a Dios, o mejor, gracias a Chiara. Negué con la cabeza pensando que no iba a venir esta noche, y tanta irresponsabilidad me llenaba de furia. Chiara Charlotte siempre había sido impecablemente profesional en Tilac, hasta que conoció a Engfa, por supuesto. Ni siquiera quiero pensar en eso ahora mismo, su tiempo de presentarse ya había pasado, y no había ni una señal, ni siquiera una maldita llamada. Chompu tomo su lugar esta noche, ella era mi segunda mejor bailarina del lugar, su cuerpo escultural y la facilidad que tenía para seducir, cubría la ausencia de Chiara. Pero no mucho, la "intocable" tenía clientes que solo asistían por ella, por nadie más. Clientes importantes, magnates de Bangkok.

—Escuche que Chiara no vino.

Tomé una respiración profunda, permanecí en el mismo lugar en el que estaba. Lleve el cigarrillo a los labios, expulsando fuerte el humo por la boca, para después voltearme hacia Pich. La mujer se veía hermosa, y sonreía como si dijera "te lo dije".

—No tiene caso que pongas esa cara de funeral Teresa, Sabíamos que esto iba a pasar tarde o temprano. Ausencias y negligencias —la mujer hablaba pacientemente mientras caminaba hacia el gabinete de bebidas, sirviéndose un Martini.

—No debe hacerme esto, yo fui la persona que más la ayudo.

—Ya se olvidó de eso, tiene a Engfa ahora.

Engfa... solo el nombre me hacía sentir una gran repulsión. Maldito el día en que entro al club. Apreté fuerte el vaso, sintiendo que en cualquier momento se rompería entre mis dedos. Hasta que sentí los delgados dedos de Pich deslizarse por mis brazos en una caricia.

—Te lo dije, Teresa, pero aun así te apiadaste de ella —susurraba sus palabras fríamente en mi cuello, causando que todo mi cuerpo temblara.—Chiara no merece tu compasión.

—No es su culpa, es culpa de Engfa —dije con enojo.

Sentía a Pich sonreír a mis espaldas, su mano subió a mi hombro donde apretó lentamente, en un lento y relajante masaje.

—No importa de quién sea la culpa, no podemos dejar que nuestro plan se venga abajo. No podemos dejar que Engfa se lleve a Chiara de Tilac. ¿Cierto?

Dijo Pich suavemente, mientras dejaba que sus labios húmedos se deslizaran por toda la extensión de mi cuello. Solo asentí. Nunca nos habíamos envuelto de forma carnal, pero esta noche pareciera que quería algo más.

—Cierto.

—Perfecto. Ahora quiero que bajes al piso principal del club. Sabemos que la señorita Dilhokanansakul está ahí. Y convéncela de conocer a nuestra pobre bailarina.

The Stripper-EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora