CAPÍTULO 32: TORBELLINO DE SENTIMIENTOS

616 37 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



POV Engfa

Charlotte clavó sus uñas en mis hombros, dejando salir un gemido que me volvió loca. La mujer movía sus caderas rápidamente sobre el escritorio mientras yo la penetraba con dos dedos. Ella era magnífica, estaba completamente desnuda y sudada. Su cabello estaba alborotado, dejando en claro lo que estábamos haciendo encima del escritorio. Su piel brillaba gracias a las gotas de sudor. De su boca ligeramente abierta salían palabras sucias a cada instante, incrementando mi excitación. ¡Dios, esa mujer es enloquecedora!

—¡Dios, Charlotte, amo cuando gimes como una pequeña perra! ¡Me excita demasiado! —le dije en un gruñido a la mujer que gemía tan excitante debajo de mí.

Sí, el sexo con Chiara Charlotte todavía no había acabado. Digamos que en ese momento dejamos salir nuestro enojo con placer. Me incliné para tomar con mi boca uno de sus pechos, deslizando lentamente mi lengua sobre su rosada y deliciosa aureola, lo cual hizo que la castaña soltara un gemido, impulsándome a continuar. Entonces succioné su pezón, el cual ya estaba sensible.

—¿Quieres matarme? —ella preguntó agonizante.

Sonreí perversamente, pensando que la única manera en la que podría matarla sería con placer. Ella gimió, su boca permanecía ligeramente abierta sin poder contener los gemidos. Sentí mis dedos apretarse en el interior de esa mujer, la sensación era increíble, empujé mis dedos dentro de ella rápidamente como si ella me rogara con sus gemidos mientras yo succionaba su pezón como un hambriento felino. Charlotte movía sus caderas involuntariamente contra mis dedos, su cuerpo era comandado por el placer que yo le estaba dando. Continúe con esos intensos movimientos hasta que sentí que la castaña se corrió para mí.

Su pecho se movía rápidamente en una respiración agitada. Literal quedamos exhaustas, ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que tuve un maratón de orgasmos consecutivos. Deje mi cuerpo colapsar sobre el de ella lentamente, me sentía débil.

—No pue... Puedo más... —susurro ella cansada, causando una ligera risa en mí.

—¿Te cansé?

—Demasiado, creo que no podré caminar mañana.

Estaba con mi cabeza sobre su pecho, escuchando su acelerado ritmo cardiaco. Estábamos acostadas en mi enorme escritorio, completamente desnudas. Por suerte o por mi intención, las ventanas de mi oficina estaban cubiertas por las persianas que yo cerré en el momento en que entró Pich a mi oficina. A esta hora los empleados ya estaban en sus casas y le ruego a Dios que nadie haya escuchado lo que sucedió aquí, lo que sería poco probable, porque nuestra discusión fue seguida por gemidos y nalgadas que fueron muy escandalosas. Cerré mis ojos sintiendo la mano de Charlotte pasando por mi cabello con delicadeza. Nuestras respiraciones gradualmente se fueron calmando hasta dejar solamente el sonido de la tormenta. Abrí mis ojos observando nuestras prendas tiradas en el piso, recordando el momento exacto en el cual fueron lanzadas. Dios.

The Stripper-EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora