CAPÍTULO 23: ARRIESGARSE

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POV Engfa

Lleve mis manos a la cuerda que ataba la bata, sin apartar los ojos de Charlotte, la dejo caer a nuestros pies. Charlotte miró profundamente a mis ojos, tan intensamente que podía sentirme débil. No sabía si estaba bien, acabo de hacer lo que realmente quería esa noche.

—Si no es así, me detengo —le dije inclinándome para aspirar lentamente el aroma de la piel de su cuello.

Ella tenía una linda esencia, un dulce aroma mezclado con la frescura de que acababa de salir de la ducha. Besé su cuello y llevé las manos a su cintura sacudiéndola con fuerza contra mí.

—¿Quieres esto, Charlotte? —le susurré, ella cerró los ojos para sentir mis labios sobre su piel. —Sé mía esta noche. Dime, ¿Quieres esto?

—Sí, quiero —Charlotte susurró casi en un gemido.

Viaje por la línea de su columna vertebral, con una de mis manos hasta que llegue a su cuello, donde delicadamente enlazo mis dedos en su cabello, tirando su cara hacia la mía. Tomé el cuerpo desnudo de Charlotte contra la pared fría, haciendo a la mujer jadear cuando sintió mi cuerpo presionado contra el suyo.

—Yo sé que lo quieres, no es necesario decir nada más. Solo siente —susurré lenta y sensualmente en su oído.

Retirando un par hebras de cabello, dejando su cuello a merced de mi boca, que se movió en él, dejando besos y prolongados chupetones. Su piel era tan suave y sensible que el enrojecimiento se hizo más visible. Podía sentir los vellos de su cuerpo erizar justo en el momento exacto que mi lengua se deslizó sobre su pulso con un poco de presión.

Charlotte deslizó sus pequeñas manos por mi espalda, clavando las uñas en la tela húmeda de mi blusa. A medida que subía con los besos desde su cuello hasta el lóbulo de su oreja, succionaba con apuro. La castaña se quedó sin aliento, dejando escapar un gemido que casi me dejó completamente mojada.

—¡Quítate eso ahora! —susurró la mujer perdida en el deseo.

Solté una sonrisa maliciosa a Charlotte, que me miraba con esos ardientes ojos tan familiares.

—Por qué no me la quitas tú, Austin.

Charlotte no se hizo del rogar, llevó las manos a los botones de mi blusa y los desabotono de uno en uno, sin apartar su mirada en mí. Cuando ella terminó, la mujer llevó sus manos hasta mis hombros, retirando lentamente la tela de mi cuerpo, admirando cada parte de mi cuerpo desnudo. Me sentía caliente, en fuego, bajo su mirada sumergida en la lujuria.

Ágilmente, toda la ropa estaba en el suelo, dejándonos completamente desnudas en esa habitación oscura. La penumbra de la noche la hacía ver tan atractiva, destacando sus sinuosas curvas bajo la poca luz que las lámparas ofrecieron.

The Stripper-EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora