CAPÍTULO 30: EL DESCUBRIMIENTO

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POV Charlotte

El círculo se estaba cerrando a cada instante para mí. Los secretos se estaban descubriendo y cuando menos lo esperaba alcanzaría a sus oídos. Dios, esto no puede estar pasando, no ahora. Ella era literalmente mía, había conseguido lo que siempre he querido desde el principio.

El amor de Engfa.

Cerré los ojos, sintiendo una sensación extraña apoderarse de mí. Una mezcla de miedo, los nervios y la incertidumbre. ¿Qué pasaría si lo sabía? ¿Si ella sabía que siempre he sido yo? Engfa me odiaría, me despediría. ¡Qué estúpido juego en que te has metido, Charlotte! Todo lo que había planeado estaba empezando a desmoronarse, y yo no podía hacer absolutamente nada.

En este instante, Tina y Engfa y hablaban con calma en su oficina, tema del que yo daría cualquier cosa por saber. Después de la pelea que tuvieron, creo que estaban en el camino correcto para una reconciliación en esa amistad. Necesitaba tiempo para procesar y tratar de solucionar toda esta situación. Pich no me la dejaría fácil, en cualquier momento le podría decir todo a Engfa y terminar conmigo de una vez por todas.

Lo que me intrigó fue la forma en que lo había descubierto. Las pocas personas que sabían de mi secreto eran incuestionablemente fiables. ¿Dónde me había jodido en toda esta historia? Taipeando con los dedos sobre el teclado del ordenador, escribiendo un mensaje a Marima que no se tardó mucho en aparecer.

—¡Oye, Char! —la mujer habló sentándose a mi lado. —¿Qué le dijiste a esa perra?

Miré a los ojos de Marima y ella entendió inmediatamente.

—No, no, no...

—Sí, Marima, Pich descubrió todo.

La mujer abrió mucho los ojos, permaneciendo completamente perdida.

—Dime que no le dijo nada a Engfa.

—No lo hizo, pero no va a tomar mucho tiempo. Ella simplemente quiere que desaparezca de aquí.

—Si quieres voy a hacerla desaparecer con unas buenas bofetadas en la cara de perra que tiene.

Sonreí sin el más mínimo sentido del humor.

—Bueno, no me importa. El impulso no me falto para golpear a esa serpiente, pero no puedo.

—¿Y por qué?

—Si lo hacía, ella iría a la oficina de Engfa a decirle todo.

—Tienes razón. ¿Qué vas a hacer? —preguntó con curiosidad.

—No sé, Marima. Yo quiero saber cómo lo sabía.

—Que realmente es un misterio. ¿Crees que se unió a Dina?

The Stripper-EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora