18. "Peleas de enamorados"

380 27 15
                                    

(Narra Danielle)

Abrí los ojos, por los pequeños rayos de sol que se colaban en la cabaña, me incorporé, restregango me los ojos por el cansancio, hasta desperezarme, giré ligeramente la cabeza para encontrar a Maise, tumbada a mi lado, aún dormida, la miré con una pequeña sonrisa. Se veía tan tranquila y adorable así. Me levanté, con cuidado de no despertarla ni a ella ni a Guau, caminé hasta mi armario, agarré unos shorts verde oscuro, con una camiseta de tirantes negra, y mis botas negras de siempre.

Entré al baño, para cambiarme, cuando ya tenía la ropa puesta, no pude evitar mirar mis muñecas, y ver allí las cicatrices, ya se habían curado y no me dolían, pero seguían ahí, esas marcas en mi piel, que me recordarían por siempre uno de los peores momentos de mi vida. Salí del baño, y me acerqué al armario, para agarrar una camisa de cuadros para cubrirlas, me quedaba un poco grande, ya que era de Newt pero me la regaló hace tiempo, le hice un pequeño nudo a la altura de mi abdomen, para que no me molestase.

Iba a salir por la puerta, cuando vi como una pequeña lucecita roja parpadeaba en la grabadora, que encontró ayer mi prima, quise ignorarlo, pero la curiosidad me ganó y lo agarré, para guardarlo en un bolsillo y después salir por la puerta.

Estuve dando vueltas por el claro, hasta que vi a Minho, frente a los muros, con las puertas aún cerradas, listo para entrar al laberinto, y me acerqué a él.

-Chica, tú conoces el significado de dormir- preguntó sarcástico, cuando me vió acercarme.

-¿Y me lo dices tú?, te apuesto lo que quieras a que llevas más tiempo que yo despierto- respondí.

-Tengo excusa, soy corredor, tengo que estar listo antes de que se abran las puertas, cuál es tu excusa- dijo, encogiéndose de hombros.

-¿La falta de sueño es un motivo?- pregunté, con una sonrisa burlona.

-No lo sé, de lo único que estoy seguro es de que no tengo ninguna gana de entrar ahí- respondió, dirigiendo una mirada cansada al muro en frente nuestro.

-Lo único que puedo decir para animarte, es que si quieres, cuando vuelvas puedes venir a mi cabaña, seguro que a Maise le alegrará. Pero primero te das una ducha- propuse, y él aceptó encantado, me dio un abrazo, y cuando las puertas se abrieron, empezó a correr hasta desaparecer de mi campo de visión.

Me fui caminando tranquilamente hacia el bosque, para esperar a que más clarianos se levantasen, y así poder desayunar.

Estaba tumbada junto al pequeño lago, que me enseñó Newt anoche, cuando sentí la grabadora en mi bolsillo, y la saqué, la estuve observando un poco, cuando escuché a alguien acercarse. Rápidamente agarré un cuchillo que siempre llevaba enganchado, junto con dos navajas, en mi cintura. Y lo lancé sin comprobar quién se acercaba, gran error.

El cuchillo, quedó clavado en el tronco de un árbol, con la cara de Newt, a milímetros de éste, después de unos segundos, en los que se quedó completamente quieto, giró a verme, sacando la hoja del cuchillo del árbol.

-Buena puntería Buena puntería- dijo mientras se acercaba, y me devolvía el cuchillo, para después sentarse a mi lado- claro que, si no matas a alguien con el cuchillo, lo matas de un infarto por el susto- explicó, provocando que ambos rieramos.

-Eres un exagerado, ¿lo sabías?- dije irónica-. Por cierto, qué querías decirme anoche, antes de que llegara Minho- pregunté, recordando el momento en que Newt comenzó a hablar, pero llegó el chino para interrumpirnos, como siempre.

Newt estuvo pensándolo por unos segundos, en los que me mantuve callada, hasta que volvió a reaccionar.

-No es nada, olvídalo por favor, no era nada importante- explicó, sin darle importancia-. Pero hay una cosa de la que sí deberíamos hablar…- comenzó, y por su cara ya sabía de qué quería hablar.

Just run and loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora