21. Tenemos que hablar

324 21 24
                                    

(Narrador)

*Una semana después*

-Sigo pensando que deberías decírselo, rubio- insistió, la pequeña, a su amigo, quien seguía trabajando en los jardines.

-No es tan sencillo, Maise, bonita- respondió, el rubio, arrancando unos hierbajos- hay ciertas cosas, que aún no entiendes, porque eres muy pequeña.

-¡Hey!, tengo ocho años, y entiendo lo que está pasando entre vosotros- se defendió, la niña, con el ceño exageradamente fruncido.

-No me refiero a eso, peque, sé que eres una niña muy lista, y que entiendes bien las cosas, lo que quiero decir, es que es más complicado de lo que parece, no es como si pudiera llegar allí, delante de tu prima, y soltar le todo lo que siento por ella- le explicó a la niña, quien lo observaba, sentada en un tronco.

-Sinceramente, eso es justo lo que deberías hacer- dijo, levantándose, y acercándose al rubio-, seguro que Minho opina igual que yo, en cuanto llegue le preguntamos- propuso ella.

-Eso no es justo, Minho siempre te da la razón.

-Porque siempre la tengo- aseguró la niña.

-Cuanta humildad- rió el rubio-, anda, ven a ayudarme- pidió a la niña, quien se agachó para ayudar al chico, mientras le seguía insistiendo en que debía declararse a la chica.

Siguieron así por unos minutos, hasta que escucharon la voz de alguien a quien ambos conocían, y que se dirigía a donde ellos estaban.

-¿¡Dónde está mi pequeñaja favorita!?-  exclamó el asiático, acercándose a ambos.

-¡Minho!- gritó la niña, corriendo hacia él, el asiático, cargó a la niña en brazos, con ella agarrada a su cuello, y rodeándolo con las piernas, para sujetarse mejor.

-Hola Maise, ¿qué pasa eh, algo nuevo para contar?- preguntó el chico.

-De hecho, sí, ¿crees que Newt, debería declararse a Danielle?- cuestionó la pequeña rubia.

-Por supuesto- aseguró-  es más, vuestra tensión sexual ha crecido más en esta última semana, casi se puede cortar con un cuchillo- explicó el asiático, en dirección a su amigo.

-¡Minho!- lo regañó el rubio- a parte, no estoy seguro de que ella sienta lo mismo- la niña rodó los ojos, cansada, ante las palabras del rubio.
-Me desesperan- le dijo al asiático.

-Te comprendo, enana- respondió él-, ¿quieres que vayamos a robarle comida a Fritanga?- preguntó, y la niña asintió entusiasmada- genial, venga vamos.

-¿Por qué no vas sin Maise?- interrogó, el rubio, siguiéndolos.

-Porque si voy sólo, me dice que no, y que me espere a la hora de comer, en cambio, si voy con la niña, si nos da comida- explicó el asiático.

Lo que ninguno de ellos tres sabía, era que esta misma conversación la estaba teniendo la chica, con el líder del claro, mientras entrenaban.

-Entonces… ¿Qué vas a hacer?- preguntó el líder, esquivando un golpe de la castaña-, ¿vas a decírselo?

-No estoy segura… Newt ha estado raro estos días- explicó ella, tratando de golpear al líder.

-Cúbrete la cara cuando pelees- aconsejó-... ¿raro en qué sentido?- preguntó.

-No lo sé, simplemente está raro, me lo dice mi intuición femenina- respondió la castaña.

-Pues tu “intuición femenina”... podría decirte, que hables con Newt- recomendó, cubriéndose la cara- quiero decir, todos los clarianos ya se han dado cuenta de lo que hay entre vosotros, hasta los laceradores lo han notado- bromeó-, todos, excepto tú y ese pingajo- le dijo el líder.

Just run and loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora