Espia Rusa (Natasha Romanoff)

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N.A: Hola! Esté es un OS resubido del primer libro que está en mi perfil, voy a ir subiendo todos los que pertenezcan a este universo aquí, así se más fácil encontrarlos y ya las nuevas actualizaciones quedaran en este libro. Los leo en comentarios, saludos!

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Cada centímetro de tu cuerpo dolía como la mierda, lo único que querías era acurrucarte en sus brazos y porque no quedarte todo lo que restaba de día descansando. Pero no podías pues habías ignorado a la espía prácticamente desde la noche anterior en la que ambas habían tenido que dejar la comodidad de la cama que solían compartir para dirigirse con sus respectivos equipos a una misión.

Tenías un par de golpes en el rostro y tus costillas levemente fisuradas ardían como el infierno con cada respiración, sin mencionar que tu brazo izquierdo estaba inmovilizado por un cabestrillo debido a un disparo en tu hombro. La misión había resultado excelente, pero no habías respondido sus llamadas ni mensajes, no porque no quisieras sino por el hecho de que sí le mencionabas que te habían herido vendría a tu departamento a asegurarse de que te encontraras en una pieza como solía hacer siempre y terminaría siendo prácticamente tu niñera.

Odiabas y amabas en partes iguales que te cuidara tanto, lo odiabas porque te hacía sentir pequeña e indefensa y lo amabas porque te sentías amada, aunque su relación no se encontraba exactamente en ese punto. Se habían conocido en SHIELD, había sido tu entrenadora y luego tu compañera, antes de convertirse en tu amante, no había noche en la que no compartían cama ni tuvieran sexo, pero te habías enamorado perdidamente de esa pelirroja. No sabías exactamente que significabas para ella, pero estabas casi segura que no lo suficiente como para formalizar una relación a pesar de tantos años estando "juntas".

Así que completamente resignada a entrar a tu departamento y acurrucarte dolorosamente en la cama, saliste del ascensor con pasos cortos pues todo dolía hasta intentar girar la llave en la pequeña cerradura parecía toda una misión imposible. Una vez que por fin habías logrado abrir la puerta y antes de que pudieras encender el interruptor las luces se encendieron provocándote que tu corazón, así como tu respiración se detuvieran, estabas lista para arrojarle las llaves a quien sea que hubiera irrumpido en tu apartamento.

- ¡Mierda! – llevaste tu mano sana a tu pecho al momento de girarte y observar a la espía sentada en el sillón con sus brazos cruzados y una expresión molesta en su rostro – Nat, casi me matas del susto ¿Qué haces aquí?

- Bueno estoy asegurándome de que estuvieras bien – se levantó aun de brazos cruzados acortando la distancia que las separaba – no respondiste ni mis mensajes ni llamadas, si Hill no me hubiera avisado jamás me habría enterado que te hirieron ¿en qué demonios estabas pensando?

- Hey...hey – levantaste tu mano mirándola confundida – estoy bien, como puedes verlo e iba a llamarte al llegar aquí

- No me mientas – llevó ambas manos a tu rostro analizando cada centímetro de tu cara - ¿Por qué no me llamaste? Estaba preocupada por ti

- Porque justamente no quería que te preocuparas y tuvieras que ser mi niñera – un suspiró se escapo de tus labios antes de mirarla a los ojos – estoy bien, solo quería llegar y acostarme en la cama

- Muy bien, que te parece sentarte en el sofá mientras cenamos y me explicas que es eso de ser tu niñera – podías notar cierta molestia aun en su rostro

- Es solo que...- suspiraste al ver si mirada pues sabías que no ibas a ganar una discusión con la gran viuda negra – está bien

Te ayudó a sentarte con cuidado en el sofá antes de tomar las bolsas de comida rápida que no habías notado que descansaban en el desayunador de la cocina, te paso una hamburguesa mientras empezaba a comer la suya, ninguna había vuelto a decir nada, no era un incomodo silencio porque eran ustedes, pero si había cierta tensión por tu forma de manejar la situación de ese día. Es que después de tantos años finalmente tendrías que confesarle tus sentimientos, mencionarle que la amabas tanto que te dolía el corazón cuando sentías que no te correspondía de la misma manera o que su relación simplemente sería algo físico.

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