Capítulo 30

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Tayler Aragon.

Semilla.

Tengo la daga en las dos manos mientras su vientre desnudo me suplica que no, esta desnuda sobre una mesa grande de madera, mientras estamos en un calabozo y toda la jerarquía y la mafia me ven. Los hijos de los hijos, todos ellos. Hasta la mafia sangrienta.

Mi padre me apunta con un arma.

—¡Hazlo ya! —ahora lo hace apuntando a Abby con un arma y yo tiemblo con los gritos de sus padres.

—¡Hijo! —grita mi madre y la furia me traiciona.

Ya estaba moribunda, ¿por qué no se muere ya?

—¡Sangre, sangre, sangre! —comienzan a pedir los invitados—. ¡Huesos, sangre, huesos!

Mis manos empuñan el arma y...

—El no lo entiende mi niño, él jamás sabrá cómo... —me tiemblan las manos con su voz y aprieto el arma empujándola en su pecho provocando erupciones de sangre en su boca.

Deslizo sometiendo y escuchando los huesos romperse. Los gritos me llenan de gloria y la sangre salpicando mi rostro me hace disfrutar como un animal el placer de abrirle el estómago, sus asqueroso olor no me llena, pero disfruto de como se siente verla convulsionarse.

—¡Arrodíllense! —grita mi padre dejando de apuntar a Abby.

Se arrodillan ante un chico de quince años, y me envuelve el gozo de saber que puedo matar a quien sea justo ahora, la sangre viaja por mi mano mi rostro, y piel, es como caer en un éxtasis que no conocía. Matar es una nueva droga y lo voy a conversar.

Un suspiro me desierta y el pecho me tiembla, pero me encuentro con un escenario distinto, una mujer de Cabello rojizo y rostro precioso con labios rojos de los besos de no deja de darme: Está desnuda y su pequeña pierna está sobre la mía, al igual que su mano yace en mi pecho cubriendo el tatuaje con su nombre.

Algo me sube y baja cuando se presiona contra mí y noto lo que deja en mi pierna. Deslizo mi mano para poner mi cuerpo en posición fetal, le levanto la pierna y localizo a su canal, su humedad me arranca un gemido ronco cuando ella se refriega y no pierdo el tiempo cuando su gruñido somnoliento la despierta con mi embestida. No abre los ojos, sólo jadea y busca mi boca para subirse sobre mí.

Sus ojos miran sedientos, y la vista que me da de sus pechos redondos con pezones rosas me vuelven más grande la polla que ella se devora con dificultad.

No sé cuándo y cómo llegamos a esto pero pobre del que lo interrumpa porque quedará sin sesos. Esta mujer se pega a mí como un larva, me chupa hasta la última gota, y no sé si sean las pastillas o qué diablos pero nunca me canso de tenerla sobre mí.

—¿Quieres ir a nadar? —pregunto entre jadeos.

—Sí —gimotea saltando como desquiciada, brinca y se columpea mientras le jalo el cabello.

La atraigo hacia mí y mordisqueo sus pezones dejándolos rojos, chilla ante el dolor pero sus pliegues me dan un acceso distinto cuando lo hago, ella se derrite.

Está hecha para mí. Lo sé, y no voy a esperar.

Me basta con el desayuno y me pongo a entrenar como todas las mañanas antes de que ella abra los ojos. Termino molido y cansado, Rome llegará pronto, firmo los papeles de la institución revisando que tenga la educación que merece. Los mejores maestros especializados se encuentran allí, y también los mejores Rangers, de allí ha salido la mayor parte de mis soldados al igual que el bufón.

𝓝𝓮𝓰𝓪𝓬𝓲ó𝓷 3(+21) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora