Capítulo 59

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Damon Armstrong.


Paso a la sala de juntas con el maldito uniforme que ahora debo portar. Me encuentro con el Ministro, el Coronel Chan y el malnacido de Makris sentado en una de las sillas de la mesa ovalada de cristal.

Franco está de inútil cómo algo raro, tiene el brazo incapacitado por el impacto de la daga que le daño un tendón. Ojalá lo hubiese matado, pero no lo quería matar si no estuviese muerto.

—¿Informes? —digo firme portando el uniforme que me da el derecho de hacer lo que se me pegue la puta gana.

—¿Informes de qué? —sale el Coronel.

—¿Adónde está ese perro? ¡No puede haber desaparecido así como si nada! —me asquea tanta ineptitud.

—¿No crees que por eso estamos aquí? —dice Makris.

Me siento de mala gana.

—Como sea, quiero la cabeza de ese imbécil y a la chica con vida.

Makris no me quita la mirada de encima y el lord se ríe.

—¿Qué tiene está niña que trae al mundo girando a su alrededor?

Claramente no ha follado con ella.

—Te vale un pedazo de mierda —le aclaro—, la quiero y ya está. Yo soy el que la debe proteger, ya que ese maldito va a estar muerto en cuanto lo vea.

—Oh, sí ja-ja. Hablando de eso —la voz de Makris me retuerce—. Es intocable, ella y él lo son. Mi país los respalda, y deben llegar en una pieza al juicio.

—Rompieron los acuerdos —le recuerdo—. No veo porque.

—Tuvieron la unión de sangre y aunque su negocio de mafia y ley juntas se haya ido por el caño... —se encoge de hombros—, nosotros tenemos nuestra propia jurisdicción.

La rabia me viaja por el torrente sanguíneo y sube hasta mi lengua.

—Te mato a ti y a quién se me atraviese, Makris —advierto—. Ya me harte de sus mierdas.

—Ya no es como antes, Damon —habla Franco—. Las leyes están restauradas en contra del líder, y no tenemos permitido matar.

—Tiene a un rehén...

—No creo que Lovely sea rehen de ese hombre —dice el ministro—, pero en todo caso de ser así será juzgado. Ya tiene cargos por incumplimiento de acuerdos.

—¿O sea que...? ¿¡Ahora sirven para una doble mierda!?

—Si quieres encontrarla deberás acatar órdenes —dice Makris—. La búsqueda se llevará a mi cargo, y a la primera falla estás fuera. Los dos me conciernen al igual que la joven Ellie.

—Me importa muy poco lo que tú quieras, Makris —me levanto—. Encárgate de que salgamos hoy para la pista.

—No se pueden arriesgar por una pista en falso —me reprende Graham—. Si bien conoces a Aragon sabes que está haciendo que lo busquen.

—Y eso haremos —dice el Coronel y elevo las cejas para largarme pero me freno, mientras el ministro parece no existir—, pero Aragon es un Ranger X, y Makris lo conoce. Es un cazador y vamos justo a la trampa. Antes de desaparecer hizo que medio Londres se viniera abajo con explosivos de alto rango. Poco falto para una bomba nuclear.

—¿Cómo estás tan seguro de que fue él? —le pregunta Makris en desacuerdo mientras yo pienso lo mismo.

—La cortina de humo le dió tiempo de desaparecer justo frente a nosotros, y eso recalca lo peligroso que es —sigue en Coronel—, sin recalcar que más de quinientos hombres desaparecieron del comando en Londres y de otros países. En total tiene a más de quinientos de nuestros soldados mejores entrenados.

𝓝𝓮𝓰𝓪𝓬𝓲ó𝓷 3(+21) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora