Tras la cacería; Lovely ha perdido más que los recuerdos, reprimiendo sus pesadillas y guardando su dolor debajo de la misma corteza que la vió renacer. Para nadie ha sido fácil continuar, pero al menos ella no recuerda lo que tanto la marcó.
El caz...
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México 2033.
Años atrás...
Elton Makris.
El sudor me atasca la respiración. Mi cabello golpea mi frente, el sonido de el sudor choca con mi testosterona y los gruñidos por parte del maníaco me hacen reír.
—¿Te gusta? —le pregunto a la castaña.
Le tiemblan las manos mientras acaricio su clitoris y Tayler la azota. Beso su mejilla cubierta de lágrimas y miro los ojos de ese loco.
—¡Contesta! —la vuelve a azotar haciendo que mis dedos se deslicen en ella y apriete.
—Sí —gime sin aliento—. Me gusta.
—Te voy a follar —le digo—. Haremos una torre Eiffel.
Vuelve a azotarla y se deja caer cuando orgasmo la atrapa, grita revolcándose y me sacudo la polla rígida. Tayler la toma del cabello para que me corra.
—¡Abre la maldita boca y tómalo! —le ordena y tiembla.
Me acomodo en la cama y me sostengo de las cadenas mientras la cara de la castaña de retuerce por el agarre del cabello de Tayler.
—Abre esa boquita, lindura, te voy a llenar de semen y quiero que lo tragues —le digo mientras sumerjo mis dedos en su boca, y gimo explotando en su cara.
—¿Te gusta que te vean así? —inquiere mi compañero y la pone en cuatro—. Me voy a follar ese culo y quiero que grites.
—¿Crees que es malo contigo? —le pregunto mientras trata de mirarme a gatas.
—Sí —asiente.
Curveo una sonrisa y comienza a follarla con los dedos.
—Oh, pero te gustará —le digo—. Lo prometo, yo seré gentil.
Sujeto su cabello y acomodo mi miembro en su boca haciendo que su gemido me vibre hasta los testículos.
—Lo tomas como una profesional —acaricio su cabello. Miro a Tayler que se pone un condon—. ¿Debería trabajar para el Yakuza.
—No soportaría —gruñe.
Se sujeta de las cadenas, me mira a los ojos y sonríe. Acabamos de salir de una misión que casi nos mata, y jodidamente no hemos dejado de follar. Esta mierda me gusta.
Comienza a embestirla lentamente y hago lo mismo sin dejar de mirarlo. No sé qué tanto pueda aguantar la mirada del cazador, pero soy un futuro Rey.
Mientras la castaña gime arañando mis caderas, comienzo a follarla fuerte, sigo el ritmo de mi espejo, curvea una sonrisa y lo hace rápido. Acomoda una mano en la parte baja de su espalda y yo tomo la nuca de la castaña.
