Capítulo 47

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Lovely Walker.

Tres mosqueteras.

Las luces de la ciudad me ciegan, el viento en mi rostro seca las lágrimas que calientan mis mejillas. El pecho me retumba mientras el estómago se me retuerce y las manos me tiemblan obligándome a apretar el volante a las tres y diez.

Los pitidos y mentadas me valen muy poco porque no estoy en mi cuerpo ahora mismo, no cuando lo único que quiero saber es que respira. El maldito auto amenaza con barrerse. Llevo a dos autos detrás, mi madre y Vann con las chicas, sigo en pijama porque lo primero que hice fue correr a mi auto sin oír los gritos.

Llego al hospital de veinte pisos y me percato de que es el correcto por la seguridad y... «¿agentes de la jerarquía?», me pregunto.

Salgo temblando mientras las demás pasan. Veo en todos lados y hay hombres de Tayler pero no está él... quiero entrar pero un guardia de la jerarquía me aparta.

—¿Nombre y rango?

—Lovely... —titubeo porque no estoy en mi mente.

—Déjenla pasar —alzo la mirada y me percato de que Elton está en uniforme.

Me abro paso y corro a él que me brinda los brazos.

—¿Qué pasó? —me separo.

Las demás se unen a mí y me dice por encima que fue un atentado pero no veo detalles así que me frustro.

—¿Pero cómo diablos está? —espeto.

—Love... está en una operación riesgosa ahora mismo —me dice y el corazón se me cae mientras trato de que mis rodillas no flaqueen—, traía una herida de bala en la pierna y abdomen. Recibió el impacto de explosivos que le enterraron las costillas. Tiene sangrado interno y un golpe en la cabeza.

A medida que habla yo comienzo a escuchar un pitido. ¿Qué diablos? La tierra se mueve a mis pies y Elton me sostiene mientras mi madre se adelanta a abrir el elevador.

—¿Tomaste el medicamento?

—No lo sé —respondo sin más y entro con todos al elevador.

No soy consciente de nada, sólo de que quiero saber qué diablos sucedió.

—¿Adónde estaba? —pregunto sin mirarlo, clavando mis ojos entre las manos.

Suspira y suelta después de hacerme esperar dos segundos:

—En el hotel de...

—No sigas —le pido cuando se abre el elevador.

No quiero saber que hacía, sólo quiero matarlo yo misma. Quiero que me diga en la cara lo que hacía, porque para hacerlo necesita estar vivo.

Llegamos al treceavo piso y el lugar está lleno de seguridad de la alta guardia de la jerarquía, hombres bien armados con chalecos antibalas, su respectiva boina y con el rifle firme en el pecho mientras veo a una mujer de blanco en medio de la sala de espera hablando con un hombre de uniforme blanco.

—Chicas —habla Elton deteniéndonos antes. Todos están demasiado ocupados con la mujer que habla—, vayan por cafés a la sala de espera.

Hay una sección donde es la cafetería y otro la sala de espera. A mí no me dice nada simplemente camina colocándome tras él. Nos acercamos y la mujer de ojos azules me escanea de arriba abajo.

—¿Qué hace esa aquí? —pregunta.

Si no supiera que la jerarquía está más interesa en que muera diría que estuvo llorando.

𝓝𝓮𝓰𝓪𝓬𝓲ó𝓷 3(+21) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora