Capítulo 26

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Aaaaaaaaa. Bueno. Bueno. Les presento a...:

Su nuevo villano

🩸Sergei Petrova🩸

Sangre.

Me dicen el sangriento, rebelde y Boss de la mafia sangrienta que retó a la jerarquía y ganó. Algo me dice que no fue porque le complacía una plaga en el mundo, algo me dice que es por esto.

Enciendo una vela roja en nombre de mi pequeña plaga, Abugeil. Hace casi un año que me la arrebataron, todo por culpa del infeliz de su primo. El que se hace llamar el líder de la mafia cuando y pirámide del poder es el Baboso de la jerarquía, siguiendo órdenes de una perra infeliz que hizo que mi dulce amor sufriera lo que sufrió.

Aún recuerdo el último día que la vi, un día antes de que muriera, la imagen de ella muerta me persigue, me agobia y arde ver cómo se le hizo tan fácil dejarla morir.

Esas son las reglas que él pudo dejar pasar pero no las que la mantuvieron cuatro años siendo la burla de la jerarquía, yo la saqué de ese lugar, ella era pura, noble y dulce. Se entregó a mí, eso quizá me cautivo, por eso no pude dejar de ir a las fiestas de la jerarquía, la torturaban mientras le hacían creer al baboso ingenuo que estaba bien.

Nunca pude evitar los daños, no hasta que yo la saque de allí, sin embargo, estaba tan dañada que tantas veces quiso acabar con su vida. Me dijo que íbamos a ser padres, pero yo tuve que irme gracias a la jerarquía. Cuando me enteré regresé por ella.

La última vez que la tuve me dijo que había muerto. Y, ella no soporto haberse quedado sin lo único que la hacía feliz. Todos esos malnacidos la pagaran caro, voy a darles en donde más les duele.

—¿Quién es el blanco? —pregunta mi hermano.

Mi mano derecha y hermano, tiene 25 años, yo 30, ambos cargamos el gen de nuestra familia, y por lo mismo no nos rendimos a los pies de absolutamente nadie, y menos de la jerarquía, ellos usan a todos a su antojo, castigan a otros por cosas que ellos hacen, así como lo que le hicieron a mi flor, era mi sol radiante con cabello rizado, y ojos verdes que mareaban con sólo verlos. Su aroma exquisito a frescura y flores de primavera hacían perderme.

Por ella estuve tantos años en tranquilidad, pero ahora que ya no está, algo me hace falta.

—Quiero a la Doncella —reitero—, ella es lo que más quiere.

—Esa mujer es... —ríe repasando su fotografía.

Está sonriendo a un yegua mientras porta un vestido carmesí, el sol irradia en su piel y cabello que llega hasta su cintura.

—No he tenido el disgusto de conocerla —le comento y me paso hacia el cuadrilátero—. La quiero conmigo, pero primero necesito que él esté contra la espada y la pared.

Necesito que sus cartas se agoten y que no le quede más. La tienen vigilada, excepto un último viernes de cada mes.

—Hoy estará en Londres, en un club —comienza viendo el teléfono—, su amiga acaba de publicar una fotografía del folleto.

—Los adolescente no aprenden, y los mafiosos se doblegan —digo colocándome en posición para de Artur me comience a calentar—. Prepara las cosas, conocerá a su nuevo comprador.

—El heredero a la corona estará allí —dice amargándome la existencia.

—Vas a ir tú —le digo—. A ti no reconocerán.

—Como órdenes.

El heredero es una pieza clave para este juego, me sirve vivo porque al ser ella su protegida puedo sacarla de la fortaleza en la que la metió Aragon. Ese hombre sadico que conocí abriendo a su madre por mitad, el mismo que mató a su padre, y el mismo que marcó a una niña para convertirla en su doncella.

𝓝𝓮𝓰𝓪𝓬𝓲ó𝓷 3(+21) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora