Capítulo 81

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Lovely Walker.


Sangre.

Trato de hacer algo en lo que su cuerpo es cubierto por sangre. Traía chaleco, puede vivir. «Los disparos no pudieron dañarlo tanto», trato de convencerme.

—Os... no, no, no —mis manos tiemblan en lo que mi garganta arde tratando de articular palabra rogándole que no me deje—. ¡Ostin, no!

—Está bien, Lovely —sus ojos avellana se van apagando y me aferro a su cuerpo en lo que su pecho bombea sangre por los orificios de los plomos y yo trato de parar el sangrado con mis manos—. Está bien, yo estaré bien. Esto es casi poético.

—No puedo seguir sin ti... eres mi familia —me ahogo sin poder seguir hablando. Trato de darle primeros auxilios poniendo presión en el montón de agujeros—. ¡Tú no me puedes dejar! —mi voz se desgarra.

Sus ojos se cristalizan enviando un plomazo que me atraviesa el pecho.

—Te amo —dice con sangre burbujeando—. Dile a Vanessa que la amo, y que no importa a quién quiera, no siempre y cuando...: cuando él dé su vida por ella.

No, no la des por mí.

—¡Se lo vas a decir tú con una mierda! ¡Cállate! —me frustro cuando veo que no hay nada que pueda hacer—. ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Alguien! Ayuda... —sus ojos se comienzan a cerrar y me toma con fuerza de la mano.

—Háblale a tus hijos del hombre guapo y valiente que iba a ser su padre, pero terminaste eligiendo a otro imbécil —se burla sonriendo con los dientes sangrientos—. Seré el tío Os.

El pecho se me abre en mil pedazos ahogándome con un dolor que no conocía.

—¡Por favor, Os... te pido que no me dejes, no lo hagas! ¡No me puedes dejar!

—Nunca te dejaré —tiembla tomando mi rostro para que me acerque. Junto mis labios con los suyos llenos de sangre dándole lo que me pide...

Su agarre se debilita, mi pecho se comprime causando dolor, el aire no llega y un grito de negación me ensordece cuando su mano cae llenando la nieve de sangre y sus ojos quedan abiertos miserando el vacío dilatándose en el proceso.

—¡Ostin, arriba! —muevo su cuerpo limpiando mis lágrimas con mi brazo. Trato de levantarlo y no puedo—. ¡Arriba!

—¡Love, corre! —grita alguien y escucho disparos pero no me importa.

Los disparos suenan y elevo la vista viendo cómo un hombre me apunta pero una nube negra lo lleva al suelo arrancándole la garganta. «¿Niebla?»

No me interesa nada.

—¡Ostin, despierta! —lo arrastro lo más que puedo hacia la carretera donde escucho las sireneras.

—¡Love!

El grito es acompañado de un golpe en mi hombro recorriendo un calambre pero me incorporo con el dolor sin mucha importancia y sigo jalando su cuerpo.

—¡Ya déjalo, Love! —grita, y sus brazos me rodean—. ¡Está muerto!

—¡No, tú no lo entiendes! —empujo su cuerpo y no sé de donde saco fuerza golpeándolo con la cabeza.

Caigo cuando su agarre merma por un momento librándome, y voy hacia Ostin. Ver su rostro me desgarra como ácido desde la garganta al estómago cuando su nariz chorrea sangre y su boca deja ver esos dientes de conejo.

La furia me ciega y saco en arma, tratando de buscar a quién meterle un maldito tiro.

—¡Debemos irnos! —me exige—. ¡Ya basta! —me sangulotea quitándome el arma. Centra sus ojos en mí y por un momento olvido cuánto lo odio—. Se ha ido, pero tú no, y él lo hizo por ti, no dejes que muera por nada. Haz que su muerte valga más que su vida.

𝓝𝓮𝓰𝓪𝓬𝓲ó𝓷 3(+21) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora