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La tercera arma de Shizun.


Esa noche, Mo Ran durmió apoyado contra el árbol haitang.

Había muchos lugares en el Pico Sisheng que tenían rastros de que Chu Wanning había vivido allí; si quería presentar sus respetos, no había lugar más adecuado que el Pabellón del Loto Rojo. Pero sólo apoyándose en este árbol apagó el dolor de su corazón, sólo aquí podía sentir una débil conexión con el mundo de los vivos.

Una vez había pensado que tomar a Chu Wanning como su maestro fue la mayor desgracia de su vida, que era un error desde el principio.

Sólo ahora se dio cuenta finalmente de que el desafortunado no era él, no era Mo Weiyu, sino el que estaba de pie bajo las flores ese día, con la cabeza agachada y perdido en sus pensamientos. El desafortunado era Chu Wanning.

—XianJun XianJun, préstame atención.

Vagamente, pareció recordar que fue lo primero que le había dicho a su Shizun.

Tal vez no esas palabras exactas, había sido hace mucho tiempo, y ya no las recordaba con demasiada claridad.

Pero todavía podía recordar claramente la mirada en la cara de Chu Wanning cuando esas pestañas parpadeaban, desconcertado y sorprendido.

Y lo gentil que se veía.

Acostado bajo el árbol en flor, Mo Ran pensó que, si el tiempo podía retroceder hasta el día que eligió a su maestro, absolutamente no debía aferrarse a Chu Wanning para que lo aceptara de nuevo como discípulo.

Porque el precio por el parpadeo de esas pestañas en ese instante fue el interminable enredo a seguir, fue la vida misma de Chu Wanning.

Dos vidas.

Se habían arruinado en sus manos. Por dos vidas...

Su garganta se movió en un trago mientras cerraba los ojos ante la creciente amenaza de un sollozo. Pasó mucho, mucho tiempo en una agonía que se sintió como un millón de hormigas royendo su corazón antes de que finalmente cayera en un ligero sueño.

Y entonces, en su paisaje de ensueño, ese segmento de memoria que no se había atrevido a tocar desde su renacimiento luchó por liberarse de sus cadenas, levantó su cuchillo y excavó su corazón.

El él de ese tiempo había estado en la cima misma del reino humano, y Chu Wanning, con su núcleo espiritual abolido, fue encarcelado en su palacio.

Sin embargo, había sido blanco de varios intentos de asesinato consecutivos, el último de los cuales perpetrado por Xue Meng y Mei Hanxue. Mo Ran era demasiado poderoso para cederles su vida, pero sufrió graves heridas por ello y tuvo que permanecer en su palacio y recuperarse durante más de un mes antes de recuperar sus fuerzas.

Shuzhong era un lugar lluvioso; aún más durante esos días, golpeteando sin cesar.

Los dedos pálidos como el jade agarrando el borde de la pesada capa de brocado que cubría sus hombros, Mo Ran estaba bajo el porche, mirando el cielo gris de arriba, la expresión de su cara atrapada entre la alegría y la locura. No hablaba, pero cualquiera podía sentir la naturaleza retorcida que irradiaba de su persona; había nacido con una cara tan hermosa, pero la luz en sus ojos era oscura y despiadada, carente de calidez.

Y cuanto más tiempo se sentaba en ese trono, más oscuro se volvía.

Pisadas sonaron desde detrás de él.

Sin mirar atrás, dijo, —¿Estás aquí?

—¿Vas a arrasar el Palacio Taxue en Kunlun?— La voz de Chu Wanning sonó débilmente en el gran salón.

El Perro Venerable y El Inmortal Gato Shizun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora