Cuadragésimo octavo capítulo: Leyendas

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Al llegar a casa, sintiéndome aún abrumada por todo lo que había descubierto esa noche, me sumergí en la investigación en internet sobre banshees. Encendí mi computadora y comencé a buscar información sobre estas criaturas míticas, tratando de encontrar respuestas a las preguntas que habían estado atormentándome desde que supe la verdad sobre Rudbeckia y sus amigas.

Después de leer varios artículos y páginas web, descubrí que las banshees eran seres legendarios de la mitología celta, conocidas por su capacidad para predecir la muerte y el inminente fallecimiento de alguien. Se decía que su lamento era un presagio de tragedia, y que su llanto podía escucharse en la noche antes de que ocurriera una muerte en la familia de aquellos que lo escuchaban.

A medida que profundizaba en mi investigación, me di cuenta de que había muchas interpretaciones diferentes sobre las banshees, algunas las retrataban como criaturas malévolas que causaban desgracia y muerte, mientras que otras las veían como guardianas o protectoras de los clanes y familias.

Me sentí intrigada por la conexión entre las banshees y Rudbeckia y sus amigas. Si eran verdaderamente hijas de banshees, ¿Qué significaba eso para ellas? ¿Tenían el poder de predecir la muerte como se decía en las leyendas?

Mientras seguía leyendo, me encontré con relatos de banshees que se alimentaban de la energía vital de los vivos, alimentándose de su miedo y su sufrimiento. La idea de que Rudbeckia y sus amigas pudieran ser criaturas tan oscuras y siniestras me llenó de inquietud, pero también me recordó el lado oscuro que sabía que habitaba en ellas.

A medida que avanzaba en mi investigación, me di cuenta de que aún tenía muchas preguntas sin respuesta. ¿Por qué habían decidido confiar en mí y revelarme su verdadera naturaleza? ¿Qué querían de mí? ¿Y cómo encajaba yo en todo esto?

A pesar de todas mis preguntas sin respuesta, una cosa era clara: la verdad sobre Rudbeckia y sus amigas era mucho más complicada y peligrosa de lo que jamás hubiera imaginado. Y mientras continuaba sumergiéndome en el mundo de las banshees, sabía que tendría que estar preparada para lo que vendría a continuación.

El silencio de Leire pesaba sobre mí como una losa. Cada día que pasaba sin recibir noticias suyas me hacía sentir más culpable y distante. Sabía que había decepcionado a mi mejor amiga, y el peso de esa culpa se apoderaba de mí con cada momento que pasaba.

Intenté comunicarme con Leire varias veces, enviándole mensajes y tratando de llamarla, pero no obtuve respuesta. Cada intento fallido aumentaba mi sensación de angustia y soledad. Me sentía como si estuviera perdiendo a la única persona en quien confiaba, y no sabía cómo reparar el daño que había causado.

Durante el día, trataba de distraerme manteniéndome ocupada con mis actividades habituales, pero por las noches, cuando todo estaba en silencio y la oscuridad me rodeaba, no podía evitar sentirme abrumada por la tristeza y la incertidumbre.

Me preguntaba una y otra vez qué había hecho mal, cómo podía arreglar las cosas con Leire y recuperar su confianza. Pero cada vez que intentaba encontrar una respuesta, solo encontraba más preguntas y dudas.

Una parte de mí quería rendirme y aceptar que tal vez nunca volvería a hablar con Leire, pero otra parte se aferraba a la esperanza de que algún día encontraríamos una forma de superar esta ruptura y reconstruir nuestra amistad.

Mientras tanto, seguía lidiando con mis propios problemas y dilemas internos. La revelación sobre Rudbeckia y sus amigas había sacudido mi mundo por completo, y no sabía cómo manejar toda esa información.

Me sentía atrapada en un torbellino de secretos y mentiras, sin saber en quién confiar ni qué camino tomar. Pero a pesar de todo, seguía decidida a descubrir la verdad y enfrentar las consecuencias, incluso si eso significaba enfrentarme a la oscuridad que se escondía detrás de la fachada de normalidad que Rudbeckia y sus amigas habían construido a su alrededor.

A medida que los días pasaban, mi curiosidad y determinación solo se intensificaban. Investigué más sobre las banshees, tratando de entender mejor lo que significaba ser una de ellas. Descubrí historias antiguas y mitos que arrojaban algo de luz sobre su naturaleza y sus habilidades.

Pero cuanto más aprendía, más preguntas surgían en mi mente. ¿Cómo era posible que estas criaturas, que se describían como heraldos de la muerte y la desgracia, vivieran entre nosotros sin levantar sospechas? ¿Qué otras habilidades tenían además de sus dones proféticos?

Mis pensamientos también se volvían hacia Rudbeckia. A pesar de todo lo que había descubierto sobre ella y su verdadera naturaleza, no podía sacarla de mi mente. Seguía sintiendo una atracción inexplicable hacia ella, a pesar de saber que era peligrosa y que nuestras vidas estaban en extremos opuestos del espectro moral.

La confusión y el conflicto emocional se apoderaban de mí mientras intentaba reconciliar mis sentimientos con la realidad de la situación. Sabía que no podía ignorar la verdad sobre Rudbeckia y sus amigas, pero tampoco podía evitar sentirme atraída por ella, como si estuviera bajo un hechizo imposible de romper.

Mientras tanto, mi relación con Leire seguía en ruinas. Cada día que pasaba sin hablar con ella me pesaba más, y la sensación de pérdida se hacía cada vez más dolorosa. Me culpaba a mí misma por haber arruinado nuestra amistad, y no sabía si algún día podríamos volver a ser las mismas de antes.

En medio de todo este caos emocional, también tenía que lidiar con las presiones de la vida cotidiana. La escuela, la familia, las responsabilidades diarias... todo parecía abrumador y agotador. A veces me preguntaba si podría soportar tanto peso sobre mis hombros sin desmoronarme por completo.

Pero a pesar de todo, seguía adelante, aferrándome a la esperanza de que algún día encontraría respuestas a mis preguntas y una forma de reconciliar todas las partes fracturadas de mi vida. Tal vez entonces podría encontrar la paz y la claridad que tanto anhelaba.

Mis días se volvieron una mezcla de investigación frenética y momentos de reflexión silenciosa. Cada vez que me sumergía en los libros y en las páginas de internet en busca de respuestas, me sentía como si estuviera desentrañando un enigma complejo y misterioso. Pero a medida que avanzaba, también me daba cuenta de que algunas respuestas solo conducían a más preguntas.

Mi relación con Rudbeckia también ocupaba gran parte de mis pensamientos. A pesar de todo lo que sabía sobre su verdadera naturaleza, seguía siendo un enigma para mí. ¿Cómo podía una criatura tan oscura y peligrosa tener un lado tan cautivador y seductor? Me encontraba atrapada entre el miedo y la atracción, sin saber en qué dirección debería seguir.

Leire, por otro lado, seguía siendo un fantasma en mi vida. A pesar de mis intentos de acercarme a ella y reparar el daño que había causado, parecía determinada a mantenerse alejada. Cada vez que intentaba hablar con ella, era recibida con silencio o con respuestas cortantes que dejaban en claro que no estaba lista para perdonarme.

El peso de mi situación se hacía cada vez más difícil de soportar. A menudo me encontraba perdida en mis propios pensamientos, preguntándome cómo había llegado a este punto y qué camino debería tomar a continuación. Me sentía atrapada en un laberinto sin salida, sin saber si alguna vez encontraría la salida.

Pero a pesar de todo, seguía adelante, aferrándome a la esperanza de que algún día encontraría respuestas a mis preguntas y una forma de salir adelante. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que no podía darme por vencida. Tenía que seguir luchando, por mí misma y por aquellos a quienes amaba.

Con cada día que pasaba, me acercaba un poco más a la verdad y a la resolución de mis conflictos internos. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero también sabía que era el único camino que podía tomar. Y con esa certeza en mi corazón, me preparé para enfrentar lo que sea que el futuro tuviera reservado para mí.

Malditas: La Historia de Alexia (Acabado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora