Cuadragésimo quinto capítulo: Banshee

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Estaba en la mansión de Rudbeckia, rodeada por la opulencia y la oscuridad de la residencia Leunam. A pesar de la imponente presencia de Rudbeckia y sus enigmáticas amigas, me sentía más nerviosa que nunca. Mis manos temblaban ligeramente mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para expresar mis temores y preguntas.

Rudbeckia se acercó a mí con una mirada penetrante, y mi corazón comenzó a latir con fuerza en mi pecho. ¿Cómo podía explicarles lo que tanto me atormentaba, la necesidad desesperada de conocer la verdad sobre ellas y sus oscuros secretos?

Reuniendo todo mi coraje, finalmente me atreví a expresar mis preocupaciones. "Necesito saber la verdad", murmuré, sintiendo cómo las palabras apenas salían de mis labios.

El aire en la habitación parecía cargado de electricidad mientras esperaba la respuesta de Rudbeckia. Sus ojos brillaban con una intensidad enigmática mientras me escuchaba atentamente, como si estuviera evaluando cada una de mis palabras.

Cuando finalmente hablé, pude sentir el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. ¿Por qué deberían confiar en mí con su secreto más oscuro? ¿Qué podía ofrecerles a cambio de la verdad que tanto ansiaba?

Mis manos se aferraron nerviosamente a mi falda mientras esperaba su respuesta. La mansión parecía susurrar a mi alrededor, como si estuviera esperando en silencio para escuchar lo que vendría a continuación.

"Porque necesito saber", insistí, reuniendo todo mi coraje. "Porque no puedo seguir viviendo en la oscuridad, sin saber quiénes son ustedes y qué es lo que realmente están haciendo aquí".

El silencio que siguió fue abrumador, como si el mundo entero estuviera conteniendo la respiración junto conmigo. ¿Qué dirían ellas? ¿Estaba preparada para enfrentar la verdad, sin importar cuán oscura o aterradora pudiera ser?

Finalmente, Rudbeckia asintió lentamente, como si hubiera llegado a una decisión. Mis ojos se encontraron con los suyos, y en ese momento supe que estábamos a punto de sumergirnos en un mundo de secretos y misterios que cambiarían mi vida para siempre.

El aire en la habitación parecía cargado de electricidad cuando planteé la pregunta que había estado ardiendo en mi mente desde que crucé el umbral de esa misteriosa mansión. Las chicas intercambiaron miradas fugaces antes de que Rudbeckia, con su habitual serenidad, decidiera que era hora de que conociera la verdad.

"Somos algo... diferente", comenzó Rudbeckia, su voz resonando en la habitación con una extraña mezcla de gravedad y calma. "Somos demonios, descendientes de banshees, dotadas de un poder ancestral que nos permite proteger a los inocentes y castigar a los culpables".

Las palabras reverberaron en mi mente como un eco distante, desafiando todo lo que creía saber sobre el mundo y la realidad. Demonios. La idea era tan desconcertante, tan completamente fuera de lo común, que por un momento me sentí como si estuviera atrapada en un sueño del que no podía despertar.

"¿Demonios?" repetí, mi voz apenas un susurro en la habitación tensa. Las miradas de las chicas, serias y penetrantes, confirmaron lo que ya sabía: esto no era una broma ni una fantasía elaborada. Era la verdad, una verdad que desafiaba toda lógica y comprensión.

"Así es", confirmó Rudbeckia, su mirada intensa encontrando la mía. "Y ahora que lo sabes, es importante que comprendas las implicaciones de esta verdad".

El peso de sus palabras se posó sobre mis hombros como una losa, recordándome la enormidad de lo que acababa de aprender. Sabía que mi vida acababa de tomar un giro inesperado, llevándome por caminos peligrosos y desconocidos.

En medio del torbellino de emociones que me embargaba, una cosa era clara: mi vínculo con Rudbeckia y las chicas era mucho más profundo y complejo de lo que jamás había imaginado. Y ahora, enfrentada a la verdad de su verdadera naturaleza, me encontraba en un punto de no retorno, destinada a un destino incierto y aterrador.

Después de escuchar la revelación sobre su verdadera naturaleza, me sentí abrumada por una marejada de preguntas sin respuesta. ¿Por qué yo? ¿Qué significaba todo esto para mí? Antes de que pudiera contenerme, las palabras brotaron de mis labios, desesperadas por encontrar alguna explicación lógica en medio de este caos.

"¿Por qué yo?", pregunté, mi voz temblorosa con una mezcla de confusión y miedo. Las chicas intercambiaron miradas significativas, como si estuvieran deliberando sobre qué decirme a continuación. Rudbeckia, con su habitual calma, decidió abordar mi pregunta directamente.

"Porque una vez fuiste más que una simple mortal para mí", confesó Rudbeckia, su voz teñida de un matiz de nostalgia y tristeza. "Fuiste mi amante en tiempos pasados, una conexión que trascendió los límites del tiempo y el espacio".

Las palabras resonaron en la habitación, llenándola de una tensión palpable. Para mí, era como si el suelo se hubiera desvanecido bajo mis pies, dejándome flotando en un abismo de incredulidad y asombro. ¿Cómo era posible que yo, una simple humana, hubiera tenido algún tipo de relación con esta criatura tan extraordinaria?

"Lo siento, ¿Qué?", pregunté, incapaz de procesar completamente lo que acababa de escuchar. Las chicas asintieron, confirmando la veracidad de las palabras de Rudbeckia. Parecía que mi vida ya no tenía sentido, que todo lo que creía saber había sido arrojado al caos por esta revelación sorprendente.

"Fuiste mi amor perdido", continuó Rudbeckia, su mirada penetrante encontrando la mía. "Y ahora que te he encontrado de nuevo, no puedo evitar sentir que nuestro destino está entrelazado de alguna manera".

El peso de sus palabras se asentó en mis hombros, haciéndome sentir como si estuviera atrapada en un torbellino de emociones contradictorias. Por un lado, estaba abrumada por el hecho de que Rudbeckia me había amado en algún momento del pasado, pero por otro lado, me sentía aterrada por lo que esto significaba para mi futuro.

Mientras luchaba por procesar toda esta información, una cosa era clara: mi vida ya no sería la misma después de esta noche. Estaba destinada a un destino desconocido, guiada por fuerzas que estaban más allá de mi comprensión. Y mientras miraba a Rudbeckia, con sus ojos llenos de nostalgia y arrepentimiento, supe que mi camino estaba destinado a ser mucho más complicado de lo que jamás había imaginado.

Malditas: La Historia de Alexia (Acabado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora