Capítulo 19: Por Favor, Regresa

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    ~Alhaitham POV~

    Tighnari intentó suavizar la situación de muchas formas, pero ninguna funcionó. Todo lo que me decía ya no importaba, porque ahora sólo podía pensar en que existía la posibilidad de que nunca volviera a ver a Kaveh despierto. Si él moría... No, yo no podría vivir con ello. Yo no podría seguir adelante sin Kaveh. La idea me hacía sentir ansioso y estresado.
    —Si él muere, ni siquiera esperaré a morir por deshidratación debido a la falta de sangre —admití en voz alta ante ambos—. En el momento en el que el corazón de Kaveh deje de latir, haré que el mío también se detenga. Yo no quiero una vida sin Kaveh.
    —Alhaitham, —comenzó Cyno—, entiendo tu punto, pero estás yendo demasiado lejos y tal vez Kaveh se recupere.
    —¿Tú podrías vivir una vida sin Tighnari? —pregunté serio.
    Cyno me miró a los ojos fijamente, como si con lo que le había preguntado se hubiese dado cuenta de algo, luego desvió la mirada hacia el suelo. Su expresión cambió súbitamente en cuanto el peso de mis palabras llegó a su corazón. Miró a Tighnari con los ojos llenos de miedo y tristeza.
    —No, no podría.
    —Entonces entiende mi punto cuando te digo que no pienso continuar sin él.
    Ninguno de los dos fue capaz de sostener la mirada en mí, sólo miraban al suelo. Al ponerse en mi lugar, comprendían el dolor que estaba atravesando. Si ellos hubiesen pasado por lo mismo, tampoco serían capaces de seguir. Cyno parecía comprender más aún.
    Me alejé de ellos sin decir más. Me senté a lado de Kaveh nuevamente. Ver sus ojos hundidos y morados, aquel aparato conectado a su boca para que pudiera respirar, su pulso débil y su piel sin la misma vida que siempre tenía, hizo que mi corazón se encogiera.
    Me giré para ver hacia el pasillo, Tighnari y Cyno ya no estaban ahí. Podía hablar libremente y ser sincero. Me dirigí a la puerta y la cerré. Quería un momento de intimidad para abrir mi corazón.
    —Kaveh, soy yo, Alhaitham. —Tomé su mano—. Quiero contarte toda la verdad, todo lo que no sabes.
    Lo miré unos segundos. En mi corazón, deseaba que me pudiera escuchar, aún en ese estado de inconsciencia. Deseé que cuando menos pudiera escuchar lo que tenía para decirle. Debía escucharlo.
    —Nunca te he odiado, pero no puedo decir tampoco que te amé desde un inicio. Cuando tuviste el problema con Patrick, yo te marqué. Pensé que eras mío, estúpidamente. Sabía que necesitaba tu sangre, así que te comencé a conquistar para poder tener sangre cuando quisiera y como quisiera. Nunca te traté como realmente lo merecías. —Comencé a llorar—. No te veía como el ser humano tan maravilloso que eres. No me daba cuenta del valor tan grande que posees. En un principio te utilicé para mi propio beneficio, pero... Kaveh, caí en mi propia trampa.
    Tuve que parar un momento, porque el llanto era mucho. La culpa que cargaba sobre mi espalda ahora mismo no podía siquiera dejarme respirar. Tomé un respiro unos segundo y entonces alcé la cabeza nuevamente para continuar.
    —Sin darme cuenta, me fui enamorando de ti. No eras mío, yo era tuyo, completa y únicamente tuyo. Mi corazón, mi cuerpo, mi alma y mi mente sólo podían tener un dueño, y ese dueño eras tú. —Acerqué su mano a mis labios y le di un pequeño beso—. No puedo deshacer el daño que en un principio causé, pero por favor, créeme cuando te digo que me enamoré de ti. Kaveh, estoy perdidamente enamorado de ti. Yo tampoco sé cómo ni cuándo pasó, pero sé que nuestro lazo fue mayor en el momento en el que unimos nuestros cuerpos.
    »Yo nunca me sentí así. Toda mi vida pensé que no tenía tales emociones, pero todo cambió desde que te conocí. Le diste un giro a mi vida, una vuelta de 180 grados. Antes de que pudiera notarlo, moría por llegar a Villa Gandharva a ver tu sonrisa, a escuchar tu voz contarme durante horas historias sobre cómo solías ser de niño, ver tu respiración cambiar cuando dormías, la manera en la que me mirabas con ese brillo. Jamás pensé que una mirada podría provocar que mi corazón se acelerara de tal manera y que la adrenalina en mi estómago se sintiera de una manera tan extraña.
    Comencé a sonreír al recordar todos nuestros momentos, pero cuando los recuerdos en mi cerebro se apagaron y vi la realidad ante mis ojos, cuando vi a mi Kaveh con los ojos cerrados y su aspecto marchito, lloré como un niño pequeño. Recosté mi frente en sus piernas y lloré como nunca había llorado en mi vida. Apretaba su mano con fuerza.
    —Kaveh, por favor regresa. No puedo vivir sabiendo que jamás volveré a ver tu sonrisa. —Mi voz sonaba diferente, sonaba rota—. Si quieres, déjame y jamás me dirijas la mirada, déjame morir deshidratado, pero permíteme ver tu sonrisa una última vez antes de que parta de este mundo. Por favor, regresa.
    Me quedé durante minutos llorando en sus piernas. Deseaba que él despertara y me dijera que estaba de regreso. Deseaba que él dijera que todo estaría bien, que él volvería a vivir. Quería ver sus ojos mirándome, así fuese con odio. Lo único que quería era que su corazón latiera como siempre otra vez. Sin embargo, Kaveh no despertó.
    Me levanté, con lágrimas aún recorriendo mi rostro y con el corazón partido. Con un último suspiro, le di un beso en la frente. Debía ir al baño a lavarme el rostro y a tranquilizarme un poco. Ni siquiera podía ver con claridad ahora.
    Me dirigí a los baños y comencé a enjuagarme el rostro. Quería estabilizarme un poco. Esto no ayudaba en lo absoluto, y me hacía sentir muy inquieto el hecho de que no podía sentir ya La Marca. Sentía un vacío. Mi mente ya no me mostraba el camino hacia Kaveh. Ya no podía notar su presencia, ni podía notar nada dentro de mí. Había dejado de sentir la conexión desde la cueva, pero ahora que era más consciente de su ausencia, lo notaba más.
    —¿Decía algo sobre La Marca en el libro? —Me recargué en el lavabo mientras intentaba recordar—. Sólo una pequeña parte mencionaba que La Marca existía hasta que la otra persona moría, pero... Kaveh no está muerto.
    La única explicación era algo que yo no podía siquiera pensar, algo que no me atrevería jamás a decir en voz alta. Existía la posibilidad de que Kaveh tuviera muerte cerebral y aún no lo notáramos. Si él tenía muerte cerebral, ya no había vida dentro de él, por tanto, La Marca ya había desaparecido.
    —No, eso no puede ser, debo estar loco. —Comencé a reír, convenciéndome a mí mismo de mi locura—. Kaveh no está muerto.
    —¿Alhaitham? —Una voz me llamaba desesperadamente desde el pasillo, así que salí de inmediato.
    —¿Qué sucede? —Salí abruptamente, sólo para encontrarme con Tighnari, sudando y con una expresión que me provocaba pánico—. ¡Tighnari, responde! ¡¿Qué sucede?! ¡¿Es Kaveh?!
    —Alhaitham, el corazón de Kaveh comenzó a fallar hace algunos minutos. —Tighnari comenzó a llorar, incluso se desplomó de rodillas en el suelo—. No logran estabilizarlo.
    Corrí hacia la habitación de Kaveh. El pie fracturado me dolía demasiado, pero no podía no correr. Quería llegar de manera inmediata a su lado. No podía permitir que esto acabara así, no podía permitir que el hombre al que amaba desapareciera como el sol al anochecer. Necesitaba llegar a su lado, necesitaba suplicarle que luchara.
    Llegué a su habitación y extendí mi mano hacia el picaporte, sólo para escuchar una voz decir las palabras más horribles que había escuchado en mi vida.
    —¿Hora de muerte?
    —5:17 p.m.
    Mi corazón se desplomó. Mis piernas perdieron fuerza y comencé a tambalearse hacia atrás. Sentía mucho frío recorriendo todo mi cuerpo. No podía escuchar ni ver nada a mi alrededor. Mi corazón parecía haber dejado de latir desde hacía unos minutos. No podía respirar. Mis piernas se dieron por vencidas y caí al suelo, sentado, recargado sobre una pared fría.
    Zakariya salió junto con su personal médico. Escuchaba que hablaba, y que intentaban ayudarme, pero mi mente no comprendía lo que sus labios decían. Sólo podía repetir las palabras que había dicho mientras estaba agarrando el picaporte una y otra vez. Después de unos minutos se retiraron y me dejaron solo.
    —¡Alhaitham! ¿Qué pasa? Te estábamos buscando. ¿Dónde está Tighnari?
    —5:17 p.m.
    —¿5:17 p.m.? ¿Por qué me dices la hora en un momen...-
    —Es la hora en la que Kaveh... Kaveh está...
    No podía decirlo. Mis labios se negaban a pronunciar una verdad tan nefasta. Mi corazón se quebraba. Mi mente no podía pensarlo, se bloqueaba cada que lo intentaba. Miré a Cyno quien pareció comprender el mensaje en cuanto vio que mis lágrimas no paraban de salir.
    —Alhaitham, no... Eso no... Eso no puede ser cierto.
    —Cyno, por favor acaba con mi vida. —Me aferré a sus piernas, suplicando de rodillas—. Por favor, te lo suplico, termina con esto, por favor. Eres el único que puede acabar con mi dolor. Por favor, mátame.
    —Alhaitham... —Cyno también lloraba—. Por favor, levántate. Kaveh no hubiera querido esto.
    —¡Es lo que yo quiero! ¡No quiero una vida sin él! —Me levanté enfurecido y lo tomé por los hombros con fuerza—. ¡Maldita sea, Cyno! ¡Siempre me odiaste! ¡Mátame! ¡Yo maté a Patrick, así que usa eso como excusa!
    —¿Q-Qué? —Cyno parecía sorprendido.
    —¡Yo maté al maldito Patrick después de que intentara dañar a Kaveh! ¡Yo fui la bestia que lo dejó tan malherido! ¡Así que mátame o escaparé y mataré a más!
    Después de pronunciar esas palabras, un olor extraño se aferró a mí. Me sentí mareado y somnoliento. Mi fuerza de voluntad había comenzado a dejar mi cuerpo. Mis ojos se cerraron y todo se volvió oscuro.


El Colmillo en mi Hombro: La Marca || Haikaveh AU || Primera Parte ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora