Capítulo 8: Reunión de Amigos

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    ~Kaveh POV~

    Me dirigí hacia la Taberna Lambad en cuanto vi que la hora era cercana. Ya faltaban veinte minutos, y no quería tener que correr, así que había salido a tiempo. Me fui por el camino tranquilamente. Para mi fortuna, pude disfrutarlo plenamente, ya que no había eremitas, hongos, hilichurls o cualquier forma de vida que quisiera atacarme. El camino estaba tranquilo.
    Collei, Cyno y Tighnari me habían dicho que pasarían antes por el Gran Bazar, así que no podrían venir conmigo, pero según Tighnari ya estaba fuera de riesgo y podía andar solo, sólo que no grandes distancias. Ya todo estaba solucionado.
    Estaba cerca de cruzar el puente hacia la Ciudad de Sumeru cuando vi a Childe del otro lado, saludándome. Me preguntaba cómo sabría que justo a esta hora estaría por aquí. ¿Acaso había esperado todo el rato a que yo llegara, o simplemente vino a ver si me veía y había sido una mera casualidad?
    —¡Kaveh! —Me ofreció una sonrisa y comenzó a caminar hacia mí—. Que gusto volver a verte.
    —Lo mismo digo, Childe, aunque me parece extraño que estés en el otro lado del puente. —Quería ser honesto, no me gustaba desconfiar de la gente, pero debía ser precavido—. ¿Cómo sabrías que vendría a esta hora?
    —No lo sabía, sólo estaba esperando aquí. Además, la vista es hermosa, —Childe me pasó el brazo por los hombros—, ¿no lo crees? Es una muy buena vista. En Snezhnaya todo es blanco y lleno de nieve, y aquí todo es verde, lo cual me resulta muy agradable.
    —Sí, me imagino que debe ser muy diferente. —Le brinde una sonrisa, a pesar de que me sentía algo incómodo con tanto contacto físico—. ¿Has visitado otros lados de Sumeru aparte de su ciudad?
    —No, en realidad esperaba que me pudieras dar un tour, si tienes tiempo. He estado platicando con la gente de aquí y me han dicho que hay lugares que resultan como un dulce para los ojos. —Me miraba con tanta insistencia que me hacía sentir incómodo, incluso parecía que coqueteaba—. ¿Crees que puedas llevarme?
    —Sí, claro. Si quieres puedo decirle a los demás para que te demos un tour y...
    —No, en realidad, me gustaría que tú me dieras el tour.
    Lo miré fijamente, intentando descifrar su comportamiento. Era inseguro, así que no sabía qué pensar. Por un lado, yo no era idiota, así que esto parecía un coqueteo, pero por otro lado, mi inseguridad me decía: "tal vez se siente seguro sólo contigo porque eres la primera persona a la que conoció". ¿Debía preguntarle? Podría acabar haciendo el ridículo. Además, no todo el mundo era gay.
    —Bueno... en realidad eso sonó un tanto coqueto, ¿no crees? Jaja —reí nervioso.
    —Lo siento, la verdad me pareces muy guapo y una persona muy noble, y a veces no puedo evitar ser coqueto. ¿Fui demasiado directo?
    Me quedé sin habla. Lo miraba, pero no sabía qué decir. No estaba acostumbrado a este tipo de interacciones, y mucho menos estaba acostumbrado a que alguien se interesara en mí. ¿Por qué ahora pasaba esto? ¿Por qué de la nada dos hombres guapos estaban interesados en mí? Sin embargo, yo era muy fiel, y me gustaba sólo Alhaitham. Ni siquiera conocía bien a Childe.
    —Yo... no estoy en pareja exactamente, pero estoy saliendo con alguien.
    —Oh, lo siento, no lo sabía. Pero de cualquier forma, no es cómo si fueran a estar en pareja después de salir, aún no es seguro, así que, si me quieres dar una oportunidad, me gustaría conocerte. Pero si no, me gustaría ser tu amigo también.
    —Gracias.
    —¿Y quién es la persona afortunada? —Me miraba interesado, pero algo en su mirada era diferente, como enojo o algo indescifrable—. ¿Hay algún nombre?
    —Por el momento es algo privado, así que no sé si a él le gustaría que se supiera que estamos saliendo.
    —Oh, es un hombre entonces. —Ni siquiera parecía ponerme atención por completo, sólo parecía buscar códigos entre lo que decía mientras caminábamos hacia la Taberna Lambad—. Ya veo, entonces eres, ¿gay?
    —Sí, soy gay —dije aún con temor y en voz baja para que nadie escuchara.
    —Yo soy bisexual. —Lo dijo orgulloso y en un tono alto, como si no le importara lo que los demás dijeran—. ¿Tu novio es gay? Bueno, no es novio, pero el hombre con el que sales.
    —Yo... no lo sé.
    Realmente no lo sabía. Quería contestar otra cosa, quería saberlo, porque ahora mismo parecía que no conocía a la persona con la que salía. ¿Eran preguntas trampa para que yo dudara de Alhaitham? ¿O por qué me hacía este tipo de preguntas y comentarios que me causaban ansiedad?
    —Oh, entiendo —sonrió amablemente—. Disculpa que cambie un poco tus planes, pero ¿te importaría acompañarme a una de las raíces del Árbol Sagrado? Me han dicho que son gigantescas, pero no he logrado verlas. Me parece que hay una en las cercanías de la Ciudadela Regzar.
    —Oh, sí, está bien. Si quieres vayamos rápido para que no se preocupen por nosotros.
    —No tardaré mucho, tranquilo.
    Nos acercamos a la Ciudadela y salimos para ver la raíz. Supongo que era porque la veía bastante seguido que ya no era algo admirable para mí, pero a los de otras naciones parecía resultarles fascinantes. Childe estaba fascinado con su daguerrotipo sacando fotos de la raíz.
    —Ven, tomémonos una foto para el recuerdo.
    Childe me jaló por la cintura y me atrajo hacia él. Me tomó por sorpresa, y tampoco pude decirle que no, pero no me gustaba que fuera tan atrevido. Si alguien más lo veía, los rumores correrían, y entonces podría llegar a Alhaitham y Alhaitham podría malinterpretarlo. Sólo esperaba que a Alhaitham no le molestara.
    Sonreí para la foto, a pesar de que me sentía extraño, y todo parecía "normal", dentro de lo que cabía, hasta que Childe recargó su cabeza en la mía. Ya no podía seguir fingiendo, debía ponerle un alto, aunque no me gustara.
    —Childe, espera, esto se podría...
    —¡Ay!
    Childe resbaló e intenté atraparlo, pero no pude, al contrario, al intentar sujetarlo, Childe me jaló y ambos caímos al piso y rodamos raíz abajo. Sólo me quedó aferrarme a él por instinto. Cuando finalmente nos frenamos, Childe estaba sobre mí, parecía inconsciente, porque no se movía y todo su peso estaba sobre mí. Incluso su cabeza había quedado en mi hombro.
    —¿Childe? ¿Estás bien? —pregunté moviéndolo un poco.
    No se movía y tampoco respondía. Yo no tenía la suficiente fuerza para moverlo, así que no sabía qué hacer. Incluso me costaba respirar correctamente por su peso sobre todo mi cuerpo.
    —Childe, por favor, despierta.
    —Es una pena... —de pronto respondió—.
    —¿Qué es una pena?
    —Que ya tengas dueño. Hueles demasiado bien, y pensé que... pero en fin. Supongo que buscaré una manera.
    —¿Cómo? —Comenzó a asustarme su manera de hablar—. Childe, por favor, quítate de encima, ni siquiera puedo respirar bien.
    —Dame un segundo, por favor, me siento mareado y me duele la pierna, por eso no podía contestar, estaba medio inconsciente.
    —Lo sé, pero tus palabras no son apropiadas, además estás siendo muy insistente y eso me hace sentir incómodo. Sin contar con que puedo decir que estás demasiado... feliz de estar encima de mí. Quítate, por favor. No quiero que vayas a la reunión ya. No te presentaré a nadie.
    —No, Kaveh, por favor, perdóname. —Me abrazó aún en el suelo—. No sé comportarme, sólo estoy acostumbrado a las costumbres de Snezhnaya y no sé cómo debo ser aquí. Por favor, dame una segunda oportunidad.
    —Si te quitas de encima mío lo pensaré.
    —¿No podemos quedarnos un segundo más así?
    —Creo que Kaveh ha sido bastante claro al respecto. —Miré hacia un lado y vi a Alhaitham—. ¿Crees que por ser de otra nación puedes venir y hacer tu voluntad a tu antojo? Entonces, si en tu nación estuviera permitido matar, ¿hubieras matado a Kaveh?
    —Entonces tú eres él...
    Childe se levantó de encima mío y Alhaitham me ayudó a levantarme y yo me puse a su lado. A veces me sorprendía este lado de él que me protegía siempre y que sabía exactamente cuando lo necesitaba. No importaba hora ni lugar, él siempre estaba ahí por alguna razón. Como si estuviéramos destinados. Pero ahora, Childe parecía saber que era Alhaitham del que le había hablado.
    —¿Él quién? —preguntó Alhaitham molesto.
    —El dueño de Kaveh. El que marcó su vida.
    A mí me desagradó bastante la manera en la que se refirió a mí como un objeto, pero lo que más desconcertado me dejó fue la reacción de Alhaitham. No parecía molesto ante su declaración, parecía sorprendido, incluso podría decir que parecía asustado. Su respiración se había agitado, y ahora lo veía con miedo. ¿Por qué había reaccionado así? ¿No quería que se supiera lo nuestro? ¿Le daba miedo lo que la gente diría al igual que a mí?
    —Perdón, quise decir, el dueño del corazón de Kaveh. —Ahora sonreía de una manera dulce, pero en cierta manera, parecía sarcástica—. El que tiene toda su atención, y por quien acudirás aunque esté a millones de kilómetros de distancia.
    Alhaitham extendió su brazo hacia mí y me empujó detrás de él. Era casi como si intentara ocultarme de la mirada de Childe, pero yo no entendía por qué estaba reaccionando de una manera tan extraña. ¿Acaso sabía algo que yo no sabía? ¿Se conocían? A ratos parecía que hablaban en clave, pero yo no lo comprendía en lo absoluto.
    —Uff, —Childe suspiró—, debo admitir que me siento celoso. Kaveh parece muy especial, y su aroma es extraordinario. Es una maravillosa persona y es muy atractivo, ¿no te parece? Supongo que eso fue lo que te conquistó. ¿Y cómo no podría hacerlo? Tú y yo siempre nos sentiremos atraídos por personas como él, ¿no crees?
    —Childe, estás siendo muy inapropiado —le respondí.
    —Lo siento, Kaveh, no buscaba incomodarte. —Esta vez pareció honesto—. Por favor, discúlpame por mi comportamiento tan lamentable. Me comporté como un animal por culpa de mi... situación de salud. Pero no quiero ser ese tipo de persona para ti. Espero puedas disculparme.
    —¿Situación de salud? —pregunté preocupado.
    —Tengo una... enfermedad, se podría decir. Esta condición me hace comportarme conforme a mis instintos algunas veces y eso afecta mucho mis relaciones. Lo lamento mucho.
    —¿En serio? —Parecía arrepentido, así que no pude evitar sentir pena por él—. Lo lamento mucho, Childe. Está bien, entiendo.
    —No creo que eso sea cierto, Kaveh, podría estar mintiendo —dijo Alhaitham con un rostro angustiado—. Por favor, vámonos a la taberna con Cyno, Tighnari y Collei.
    —No miento, Alhaitham. ¿Acaso no me recuerdas? Nos conocimos por la misma condición que afecta a nuestros cuerpos.
    —¿Qué? ¿Es eso cierto, Alhaitham? —pregunté sorprendido.
    Alhaitham sólo me miraba con un rostro intranquilo. Solía pensar que nada podía afectar a Alhaitham, que todo en esta vida le parecía insignificante, pero ahora parecía que esto le estaba afectando más de lo que quería. No quería enterarme así, y prefería que Alhaitham me lo hubiera contado por sí mismo cuando me tuviera la suficiente confianza, pero esta conversación se sentía forzada.
    —No tienes que... no tienes que decirme si no quieres, porque aún hay mucho tiempo y quiero ganarme tu confianza primero.
    —No te preocupes, Kaveh. Yo te explicaré qué tenemos ambos.
    —No es necesario, Childe —respondió finalmente Alhaitham—. Es cierto, Kaveh. Tenemos una condición incurable e intratable. Podemos hacer muchas cosas, pero en ciertos momentos, podemos actuar como animales. Espero puedas perdonarme por no decirte esto. Por ahora no quiero que sepas qué es, pero, ¿podrías esperarme a que quiera contártelo?
    —Por supuesto, Alhaitham. Sabes que jamás te obligaría a decirme algo que no quieres. —Acaricié su rostro—. Ahora olvidemos lo que pasó aquí, ¿de acuerdo? Y vayamos los tres a la taberna.
    —De acuerdo —contestó Alhaitham.
    —Oh, y Childe —me giré para mirarlo—, entiendo por completo que no puedes controlarte al cien por ciento, pero si vuelves a actuar por instinto me defenderé. No me gusta que te comportes así, ¿me entendiste? Quiero que me respetes.
    Alhaitham me miró con un rostro orgulloso mientras tomaba mi mano. Me pareció extraño que quisiera ir caminando por la ciudad así, pero creo que se sentía bien. No era algo común, y solía importarme mucho lo que decía la gente, pero no ahora, no ahora que su mano sujetaba la mía con tanto amor.
    —De acuerdo, Kaveh. Te respetaré, y respetaré los límites por mi propio bien también.
    —Gracias —dije sin voltear, mientras caminábamos.
    Comenzamos a caminar hacia la taberna. Éramos afortunados, ya que no estaba muy lejos. Childe venía detrás de nosotros, parecía arrepentido. Me sentía mal por ser tan duro con él, pero así debía de ser, tenía que poner límites si no quería que esto escalara a más y más.
    Estábamos cerca del Gremio de Aventureros, así que estábamos a unos pasos de la taberna, pero de pronto Childe se quedó muy por detrás, así que me frené, me giré y solté a Alhaitham un segundo. Childe parecía muy cabizbajo y eso me hacía sentir mal.
    —¿Childe? —pregunté mientras me acercaba.
    —Kaveh, no merezco esto. —Childe no alzaba la vista—. Has sido un gran amigo conmigo y yo pasé los límites sin pensar en cómo te haría sentir eso a ti. No merezco que me presentes a tus amigos. Perdóname, creo que me iré a casa. Espero puedas disculparme.
    —Childe, espera. —Lo sujeté del brazo para impedir que se fuera—. No estuvo nada bien lo que hiciste, pero tampoco creo que debas irte y cerrarte a esta oportunidad para hacer amigos. Estuvo muy mal, pero supiste reconocerlo y ya pediste perdón. Ahora olvida lo que pasó, ¿te parece? Vamos a la taberna, te daré una segunda oportunidad.
    Childe me miró con los ojos aguados, pero sonriente, parecía feliz de que le diera una segunda oportunidad. Asintió con la cabeza mientras sonreía y parpadeaba rápidamente, seguramente para disipar sus lágrimas. Entonces continuó avanzando.
    —Gracias, Kaveh, prometo que no te arrepentirás.
    —Eso espero —le sonreí—. Ahora vamos con mis amigos.
    Alcanzamos a Alhaitham, quien no parecía muy feliz por mi amistad con Childe, y entonces entramos a la taberna. Lambad nos recibió con una sonrisa como siempre, y al fondo pude ver a Cyno y a Tighnari hablando de manera enérgica. Me preguntaba qué tanto comentaban.
    —¡Kaveh! —gritaron al unísono al verme, mientras que Collei me miraba aliviada.
    —Ya llegamos —les sonreí.
    —Estábamos preocupados —dijo Tighnari—, tú nunca eres impuntual. ¿Qué sucedió?
    Era una gran pregunta, y sabía de antemano que lo preguntarían, así que ya había preparado una buena mentira para que esto no afectara ni a Alhaitham ni a Childe. Si empezaban con el pie izquierdo con Childe, jamás tendría amigos. No podía decirles que prácticamente se abalanzó sobre mí.
    —Kaveh y su amigo se resbalaron —contestó Alhaitham antes de que pudiera decir algo—. Yo los encontré, los ayudé, nos quedamos platicando y entonces se pasó un poco el tiempo.
    —Kaveh, ¿estás bien? —preguntó Collei preocupada—. Oh, y ¿usted también?
    —Yo estoy bien —respondí.
    —Yo también estoy bien. Lamento no presentarme antes, mi nombre es Childe, vengo de Snezhnaya y estoy aquí para estudiar. —Les ofreció una sonrisa amable—. Les agradezco el que hayan venido el día de hoy para conocerme. Kaveh me ha dicho que ustedes son sus grandes amigos y que les tiene mucho aprecio, y al ver su preocupación, puedo ver lo mucho que lo quieren.
    —Mucho gusto, soy Tighnari. —Respondió amablemente—. Bienvenido a Sumeru.
    —Soy Cyno.
    —Mi nombre es Collei.
    —Mucho gusto a los tres. Espero que puedan considerarme su amigo en algún momento. —Me miró repentinamente—. Kaveh ha sido sumamente amable y paciente conmigo, así que me imagino que lo aprendió de ustedes. Se ve que son muy importantes para él, al igual que él para ustedes. Siempre he querido algo así, pero en Snezhnaya el ambiente es más... seco.
    —Aquí no lo será, tranquilo —le respondió Cyno—. Los amigos de Kaveh son nuestros amigos.
    —Muchas gracias.
    Su rostro me dejaba ver que estaba incómodo. Era claro que había hecho algo mal, pero ahora podía notar lo arrepentido que se sentía. No sabía cuál era su situación ni su enfermedad, pero podía notar que no era algo que él quisiera hacer, sino más bien un instinto animal. Tal vez debía perdonarlo por completo y dejarlo pasar. No daba terceras oportunidades jamás, pero una segunda oportunidad siempre se podía dar.
    —Voy al baño rápido—dije mientras me levantaba de mi asiento—. Ya regreso.
    Todos asintieron con la cabeza, a excepción de Alhaitham, quien me veía preocupado, como si intentara analizar si yo me encontraba bien. Le brindé una sonrisa para tranquilizarlo. Quería que supiera que todo estaba bien. Sólo tenía un ligero dolor por la caída y los golpes, así que quería revisar si tenía rasguños, para desinfectarlos y poner algo que lo tapara para que no dejara cicatriz.
    Me metí al baño y comencé a revisar mi torso, que era una de las cosas que más me dolía, pero sólo traía algunos moretones. En los brazos era el mismo caso, ningún rasguño, sólo moretones. Me retiré el pantalón para poder apreciar si en mis piernas había algo, pero en ellas no había más que un ligero raspón en el muslo.
    —¿Kaveh? —La voz de Alhaitham venía de afuera del baño en el que estaba.
    —¿Sí?
    —¿Está todo bien? Pude notar que no estabas del todo bien y me preocupé. ¿Estás bien? —Su voz sonaba triste, como si le doliera lo que me pasaba.
    —Sí, todo bien. —Salí del baño y lo miré con una ligera sonrisa, causada por la ternura que me producía su preocupación—. Sólo tengo unos cuantos moretones y un raspón, pero nada grave.
    —¿Moretones? —preguntó con los ojos muy abiertos—. ¿Dónde los tienes? Déjame revisar que no sea nada grave, por favor.
    Alhaitham comenzó a revisar mis brazos y luego me levantó ligeramente la prenda superior para poder ver mi torso. Su tacto era fugaz, en busca de heridas, pero me producía un cosquilleo que deseaba parar.
    —Kaveh, estás lleno de moretones —dijo mientras acariciaba un moretón localizado cerca de mis costillas—. Deberías decirle a Tighnari para que te revise. No hay que subestimar la gravedad de los golpes que ese idiota te causó.
    —No te preocupes, no es grave. —Acaricié su rostro para llamar su atención—. Ni siquiera duelen mucho.
    —¿En serio? —Me miró directo a los ojos, entonces me llevó hacia el cubículo del baño en el que estaba antes y cerró la puerta—. ¿Dónde más te lastimaste? Dijiste que tenías un raspón, pero no vi ninguno.
    —¿P-Por qué cerraste?
    —Asumí que está debajo, así que necesitarás quitarte el pantalón, ¿no es así? Quiero revisar que no sea nada grave.
    —Está bien.
    Me había emocionado un poco de más, pensé que me besaría o algo así, pero parecía genuinamente preocupado, así que quería revisarme. Sus manos me ayudaron a retirarme el pantalón. Me sentí nervioso al dejar que viera mi cuerpo casi desnudo. Su mirada insistente me producía nervios. Ni siquiera tenía una mirada pervertida, pero no podía evitarlo.
    Se puso en cuclillas y comenzó a revisar el raspón con cuidado. Era como si quisiera asegurarse de que no tuviera nada malo pasando en mi cuerpo, como si quisiera asegurarse de que estaba bien.
    —Maldito —dijo molesto—. No quiero que vuelvas a salir solo con él, por favor. No quiero que te vuelva a hacer daño.
    —Te prometo que lo evitaré, sólo por si acaso. —Alhaitham aún tenía el ceño fruncido—. Por favor, no te molestes más, ¿sí?
    Alhaitham acarició el raspón con una expresión de preocupación. Aún me sorprendía ver en su rostro ese tipo de emociones, porque solía ser alguien muy despreocupado y que parecía no importarle nada. Aún no me acostumbraba, pero para ser honesto, me gustaba.
    Sin esperarmelo, sus labios se acercaron a mi muslo y besó por debajo de mi raspón. Lo miré completamente avergonzado por su espontaneidad. ¿Por qué había hecho eso? No entendía en qué momento esto había escalado a esta zona erótica. Mi corazón y mi respiración se agitaron.
    —¿Q-Qué haces? —pregunté alterado.
    —Mi mamá solía besar mis heridas para que yo parara de llorar cuando era niño, y de alguna manera, sentía que dejaban de doler. —Alhaitham se levantó—. Sé que era psicológico, pero quería que también dejaran de doler tus heridas. Aunque no lo hice directo en el raspón porque mi boca tiene muchas bacterias y no quiero contaminar tu herida expuesta.
    Primero me había sentido muy conmovido ante lo que me había dicho, pero cuando había dicho lo segundo no pude evitar reírme. A veces olvidaba que Alhaitham era muy objetivo en muchas cosas. Podía llegar a ser un poco cursi, pero sin perder su toque.
    —Continuaré.
    Alhaitham levantó mi camiseta y comenzó a besar todos mis moretones. En este punto, ni siquiera me sentía excitado. De alguna manera, sus besos realmente estaban quitándome el dolor. Me sentía enternecido con sus acciones y con su manera de ser. Nunca hubiera imaginado lo perfecto que podría llegar a ser cuando alguien le gustaba.
    Siguió besando todos mis moretones hasta llegar al último. Al hacerlo me miró como si estuviera ya enamorado de mí. Y por un segundo, recordé entonces lo que Collei me había contado. Recargué mi mejilla en su mano.
    —Déjame ser el que cure tus heridas siempre, por favor. Déjame besar tus heridas hasta que ya no duelan y no necesites llorar. —Alhaitham se acercó a mí y me dio un beso corto—. Déjame estar a tu lado siempre.
    —Por favor, quédate a mi lado siempre. —Alcé mis brazos y rodeé su cuello en un abrazo—. No te vayas, y besa mis heridas, porque yo también besaré todas y cada una de tus heridas. Siempre estaré para ti, y siempre te curaré.
    Me acerqué a su rostro y comencé a besarlo. Él correspondió de inmediato al beso, posando sus manos en mi cintura con firmeza. Era un beso apasionado, más no el comienzo de algo más. Podía sentir que ambos estábamos en sintonía, que esto sólo era un beso de amor.
    No podía evitarlo. Estaba comenzando a caer por él. Me estaba enamorando de Alhaitham.
    —¿Quieres ir mañana a nuestra primera cita? —pregunté aún con la respiración agitada.
    —Jamás podría negarme. Mañana te recogeré en tu casa.
    Sonreí como un idiota y le di otro beso corto, entonces, lo abracé con fuerza, y él a mí. Me hacía muy feliz.







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El Colmillo en mi Hombro: La Marca || Haikaveh AU || Primera Parte ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora