Houston es un imbécil miserable que tiene que liderar a cuatro criminales un tanto raros para enfrentar las fuerzas de un Dios y sus súbditos.
Bizarra, random y única.
—¿Estás completamente seguro? —volvió a preguntar.
—¡Sí, maldita sea! No sé qué es lo que no entien...—dijo Houston, después gimió debido al dolor que le causaba gritar.
—Entonces... ¿Sí te curo? ¿No nos atacarás otra vez?
—¡¡Por última vez, John, sí!! ¿De verdad no lo entiendes? —respondió Houston muy molesto.
—¡¡Pues es que nos atacaste a mí y a William!! ¿¡Por qué mierda paso eso, eh!? Sabemos que no fuiste tú, ¡pero queremos saber que pasó!
—Es cierto, ya recordé que es lo que pasó ¡Eso hubieses preguntado desde el principio! —comentó Houston sudando por el dolor que le ocasionó William. —Verás...
—¿Y qué fue lo que pasó? —preguntó John interrumpidamente.
—¿¡Acaso terminé de explicar, pendejo!? —Houston miró feo a John; la conversación no paraba de volverse cada vez más agresiva. —¡Ya no me interrumpas! —dijo antes de aclararse la garganta y comenzar a contar su experiencia con Aiden.
John, Juxs y Houston, ellos tres, se encontraban detrás de un gigantesco pedazo del edificio más largo de la ciudad, servía mucho para ocultarlos y mantenerlos seguros. Justo ahora, el barbudo se preparaba para hablar y explicar todo lo que había vivido en la cima del edificio antes de su inminente colapso. Colocó su espalda sobre una superficie algo inclinado para estar más cómodo. Luego, John sostuvo su mano en el antebrazo de Houston (fue más brusco comparado con todos los demás).
Por segunda ocasión, desde el punto de vista de John, experimentó una sensación de mareo bastante fuerte, llegando casi a desmayarse. Llegó a ver el mundo cambiar su paleta de colores a una más fuerte y brillante. Sin embargo, se mantuvo fuerte e hizo como si no pasara nada. Ahora sí, Houston les explicaría lo sucedido.
—Antes de la mierda esa de que se cayó el edificio, yo y Steve peleábamos contra Aiden. Por algunos pequeños motivos, me cagué de miedo al ver a Aiden y, por eso, Steve peleó contra el pendejo de Aiden. ¡Pero de la nada el puto cabrón se lanzó del edificio! Pensé que se había matado. Y fue allí donde Aiden comenzó a decir un montón de mamadas sobre su ojo... el ojo que controla a las personas, eso dijo—comentó Houston, suspirando para darse una pequeña pausa. —Ya cuando todo el edificio se andaba cayendo, que de hecho fue porque Aiden manipuló a Steve para que derrumbara el edificio, vi por accidente su ojo: estaba oscuro y tenía una pupila blanca y brillante, aunque algo pequeñita. Luego de eso, perdí el conocimiento y creo que me usó como una puta marioneta. Así que, no lo vean—relató Houston de la manera más infantil y ñoña posible.