¿Puede acaso un borracho, drogadicto y terrible ser humano liderar algo más que su miseria?
Houston jamás imaginó que uno de los peores días de su vida lo convertiría en el juguete de un dios caprichoso. El 24 de julio marcó un antes y un después cu...
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—¡Lola! —emocionado y lleno de tanta alegría por reencontrarse con Lola, Houston se decidió a abrir la puerta. Lo que él no sabía, era la desagradable imagen que vería a continuación.
Aquello era tan triste, pero tan repugnante. Abrió la puerta radiando en alegría para luego ser recibido por Lola sin vida.
Lola, la mujer que era abusada laboralmente, la mujer que fue violada, la mujer que se cortaba; ahora estaba muerta. Con una soga en su cuello y colgada en un ventilador de techo, estaba partida a la mitad. Una mitad colgando y la otra en el suelo. Lo peor de todo era ver como sus intestinos y otros órganos estaban esparcidos en el suelo.
No podía haber sido suicidio, sino que alguien la había asesinado de forma inhumana.
—Tu cuerpo... No puede ser—Dijo Houston transpirando al ver las piernas de Lola. Se veía desesperado y sus respiraciones incrementaron su velocidad. —No... ¿Quién hizo esto? —Preguntó al cuarto vacío para después caer de rodillas, producto de la desesperación. —Lola... Ah, no, Mierda—impactó un golpe en el suelo sus manos.
Comenzó a sentir culpa por haberse ido a liquidar a Andy. —Si tan solo yo—comenzó a llorar—Si tan solo... si tan solo me hubiese quedado con ella—.
Pero si algo no esperaba en ese momento tan desgarrador, era escuchar una voz. —¿De verdad estás llorando? ¡Wow!—. La voz era un tanto aguda.
En un primer movimiento, un Houston sorprendido se levantó rápido y dio una media vuelta para mirar de quién provenía la voz.
Portando una simple camisa blanca manga larga con botones y un pantalón negro bastante gastado, aquel hombre, que por cierto se peinaba muy bien, se presentó. —¡Un gusto! Me llamo Igor—. Hubo una característica que dejó atónito a Houston; y era que ese hombre portaba un parche.
Todos los pensamientos de Houston de desordenaron por dos cosas: Igor y parche.
Recordó en como un individuo le habló cuando iba de regreso al hotel, y esa persona era justo la que tenía al frente en esos momentos. Además, recordó que, el nombre de Igor se trataba del mismo nombre de una de las pruebas de Aedus. La primera prueba era Aiden y la segunda se llamaba Igor.
Ese hombre no era cualquier asesino; esa persona era Igor, la segunda prueba de Aedus.
—¿No me saludarás? Te tengo esperando—preguntó Igor, ofreciendo su mano a Houston para un apretón. Al ver la mirada muerta de Houston, quitó su mano. —De todas formas, no importa, se supone venía a matarlos a todos, pero creo que eso sería algo aburrido y fácil. Así que no sé si quieras charlar un rato—dijo Igor.
Houston, inseguro de qué decir, se le ocurrió preguntar algo. —¿Fuiste tú? —preguntó.
—Sé más específico, cariño.
—¿Tú fuiste quien la mató?
—¡Sé más específico! ¿Matar a quién? —preguntó Igor algo desconcertado.