16. Olvidado

44 17 1
                                    

Divino y brillante, aquel hermoso sol iluminó toda esa ficticia ciudad. La luz dio alegría al grupo de hombres victoriosos. Todos contribuyeron en la ardua batalla contra Aiden y si alguien no estuviera hubieran perdido. ¡Aunque lo importante es que la banda ganó!
No muy lejos, dos hombres se apresuraban para llegar a contribuir en la batalla contra Aiden, sin saber que ya había sido derrotado. —Ah, mierda, eres asquerosamente rápido, William—Dijo John.
Por otra parte, Houston estaba entre desmayarse o vomitar. Su corazón le rogaba por parar para descansar, ya que él era el miembro de la banda con la peor resistencia. Esos ojos adormitados brillaron al darse cuenta que habían llegado—Después de seguir un buen rato a William... por fin... ¡llegamos! —se alegró, pues él y John persiguieron a William una vez lo curaron.
Mientras tanto, William, Steve, Juxs y Casey celebraban su triunfo. Incluso alguien como Juxs sonrió, y junto a él Casey hacía lo mismo mientras veía a su amigo. Y William y Steve celebraban sin conocerse. Nada importaba, habían ganado y estaban felices.
—Ganamos—exclamó William.
—Sí, lo hicimos—Añadió Steve. Ambos sonrieron.
Fue justo en ese momento que Houston y John hicieron su aparición en el campo de batalla. William miró encantando a su amigo John, así que no dudaría en embestirlo con un abrazo, pero se retractó, ya que pensaría que John aborrecería su abrazo. Por eso mismo, detuvo su pensamiento y ganas de abrazarlo.

El sentimentalismo se apoderó de William, pues de verdad quería abrazarlo, por lo tanto, su sorpresa fue bastante al sentir un cálido y hermoso abrazo por parte de John—Solo por esta vez, te lo mereces, eres un héroe—le susurró John al oído. Unas brillantes y lindas lágrimas brotaron de las cuencas de William, sonrió mucho durante ese momento. De una forma muy empalagosa frotó su cachete contra el de John.
—Apúrate—Dijo John
—Si esta es la última vez que te podré abrazar, ¡entonces haré que dure mucho! —expresó William emocionado.

No muy lejos, otras dos voces platicaban entre sí. Steve y su mejor amigo Houston hablaban sobre cómo había muerto Aiden. De hecho, platicaban rodeando la cabeza de Aiden en el suelo.
—¿Es en serio que lo decapitaste con tu mano? Eso suena muy irreal—Houston agachado observaba  la cabeza de Aiden—De verdad lo hicieron mierda—opinó
—Lo sé, pero es una técnica que aprendí solito, ja—dijo Steve
—Da igual, se lo merecía este idiota—arrancó la flor muerta y la aplastó con un apretón
—No lo sé
—Oye, ¿y cómo salimos?
—Pues... —Steve se mostró pensativo. Miró con nerviosismo a Houston. Sus temblorosos dedos rascaron su propia cabeza, indicando y denotando más que estaba nervioso.
—Oh, mierda, ¿no sabes? ¡¡¡Chicos, debemos...!!! —Houston daría una orden, pero William lo interrumpió
—¡Debemos ir a ver el portal! —ordenó mientras corría.
—Puta madre—expresó Houston gruñendo y teniendo una rabieta. Pateó el suelo, pues un ataque de celos lo poseyó—¿Cuándo será el día en que yo de las ordenes? Se supone que soy el líder—dijo enojado.
—¡Rápido, a la cabaña! —dijo William.

A toda velocidad, la banda se encaminó al lugar de donde entraron a esta ciudad de locos. Todos tenían en mente el temor de que este se haya cerrado.

Justo ahora, ya se podía ver a todos corriendo como dementes a través del mismo sendero que recorrieron Houston y Max horas antes para conocer a su banda de criminales que habían contratado (probablemente de a gratis, ya que se metieron a una página súper rara).
Por cada paso que John daba, su cansancio aumentaba, al punto de que comenzó a perder consciencia. Pero finalmente habían llegado, Houston observó el portal en el cielo. —Allí está, igual que antes—Los ojos de Houston se alegraron y saltaron de alegría—Ahora, chicos, solo debemos subir. Para subir William y Steve nos ayu—de la nada el portal se cerró, cosa que dejó a Houston con la palabra en la boca. Venas se marcaron en todo su rostro—Mierda, ¡mierda!, ¡¡MIERDA!! —agonizando en una potente ira, cayó de rodillas—tanto correr para nada. Mi corazón ya me pide parar—dijo Houston. Probablemente el barbudo presentaba problemas del corazón y eso que no estaba tan viejo, ya que tenía 35 años.
El rostro de toda la banda se sorprendió, aterrorizados sin saber qué hacer, se pusieron ansiosos. A pesar de la difícil situación, una única oportunidad de salvación.
Los oídos de cada uno escucharon un extraño zumbido, entonces una reconocida voz sonó—Impresionante. Derrotaron a mi hijo más débil—la voz era de Aedus—Esto no es un logro, solo aumento sus fuerzas para que luchen contra mí. Su segundo oponente no tardará mucho en aparecer, pero por ahora tienen el día libre—el rostro de la banda era serio, pero se alegraron con dichas palabras, ¡ya querían un descanso! —Y por cierto, con respecto al tema para salir de allí. Un nuevo portal aparecerá en el centro de la ciudad, y cerrará en cinco minutos. Me retiro—la voz mental se fue.
Houston fue el primero en correr sin pensar en nadie, no por algo era un asco de líder. Casey y Juxs corrieron juntos, aunque se lo tomaron más como una carrera. Steve acompañaba a Houston.
William corrió, parando al no ver a su amigo John. Volteó a mirar y lo vio en el suelo, tratando de levantarse—¡John, ya voy! —exclamó yendo a él. Llegando lo tomó en brazos y de inmediato siguió corriendo para ir al portal—no te preocupes, John, ya hiciste mucho, yo te ayudaré esta vez—dijo mostrando su sonrisa.
Por ahora los lugares de la carrera que no debería ser una carrera se repartían de la siguiente forma:
En el último puesto, a pesar de que fue el primero en correr, Houston.
Cuarto puesto: Casey
Tercer puesto: Juxs
En el segundo, William y John, ambos compartían puesto, ya que eran uno sólo.
Y el primer puesto era Steve. Aquel cuerpo delgado lo hacía más liviano a la hora de correr.
Hasta el momento, solo habían pasado cuatro de los cinco minutos que debían pasar para que el portal se cerrara para siempre. Steve alcanzó a cruzarlo, siendo el primer lugar. El portal se situaba en el centro de la ciudad, tal como dijo. Este portal estaba en vertical. Después llegaron William y John. Al entrar, William colapsó por el cansancio de correr, pero dejó a John en el suelo con cuidado.
John seguía consciente, pero si volvía a curar una vez más ya no aguantaría.
Pasó un minuto y hasta ahora solo habían llegado Juxs y Casey.
Finalmente, a treinta segundo de que pasaran los cinco minutos y el portal se cerrara, el lento de Houston logró cruzarlo. —Lo logré—dijo Houston mientras se tropezaba y caía al suelo. Las palpitaciones de su corazón eran dignas de un infarto.
—Lo... logramos—dijo William cansado.

De la nada, todos se desplomaron en el suelo por el enorme cansancio que sus cuerpos presentaban. A diez segundo de que el portal cerrara, Steve, quien era el único de pie, celebró—¡Valió la pena todo, pudimos salvar a su amigo! Se llamaba Max, ¿verdad? —preguntó.
Los ojos de todos saltaron de sus cabezas, por así decirlo, al saber que... habían olvidado a Max. Solo quedaban seis segundos para que el portal cerrara.
Esa voz gritó, esa reconocida voz acababa de gritar—¡¡¡Amooooooooor, no me olvides!!!! —Era Max a lo lejos. Estaba parado como si nada. Alzaba las manos para que lo pudieran ver.
¡¡¡Quedaban tres segundos y todos estaban muy cansados!!! Además era imposible ir hasta allá y rescatarlo, quedaba como a un kilómetro.

TRES: Steve, parado frente al portal, se vio determinado. Cerró los ojos y activó sus ojos estrellas. Flexionó sus rodillas y corrió a una velocidad asquerosamente rápida, ¡ningún humano podría igualarlo! El cuerpo entero de Steve se tensionó tanto que sus venas palpitaban, marcándose todas que era irreconocible. Sus piernas crujían debido a la velocidad tan monstruosa que ejercía.

DOS: —Holi, ¿eres amigo o novio de Houston? —preguntó Max viendo como Steve destruía el suelo con cada paso que daba. Steve llegó, tomó a Max de los brazos y lo puso en su espalda. Se preparó de nuevo y salió disparado con el impulso de una de sus piernas. El suelo nuevamente destruido por aquel impulso tan impresionante.

UNO: El portal empezó el proceso de cierre, del tamaño de una casa al de un armario. Para ir más rápido, Steve comenzó a sobre esforzarse, usó todo el poder que sus ojos estrellas podían darle. Los huesos de sus piernas empezaron a romperse de tanto correr. Sus ojos brotaban una mínima cantidad de sangre ya que, a diferencia de William, el los dominaba mucho más. Sin embargo, toda la sangre que no escurría de sus ojos, lo hacía por la boca, nariz y orejas. Cada vena estaba explotando debido al sobre uso de su poder y por sobre esforzar su cuerpo. Ahora el portal tenía el tamaño de la casa de un perro, pero Steve ya casi llegaba. A Steve no se le ocurrió mejor idea que lanzar a Max al portal, así que lo agarró de su torso y lo lanzó, logrando sacarlo.
Ahora solo faltaba él. Con el tamaño de una pelota grande, el portal cerraría, dejando a Steve para siempre allí.
Dio un salto para pasar el portal, rozó los bordes de este y si llegaba a cerrar, lo podría partir a la mitad o dejarlo sin piernas. Más de tres cuartos del cuerpo de Steve lograron pasar, sin embargo faltaban sus piernas. Ya el portal tenía el tamaño de un plato grande, pero para sorpresa de todos, ya cuando el portal fue cerrado, cruzó.
—Mierda, no sé qué acabo de ver, pero fue increíble—dijo Houston, pero después observó a Steve—¡John, cúralo! —pidió.
Steve estaba tumbado en el suelo lleno de sangre. Sus huesos, sus órganos, ¡todo estaba mal en él! Pues es normal, acababa de sacar a Max en menos de tres segundos.
John, que estaba al lado del cuerpo de Steve, alzó su mano con dolor y la impactó en el cuerpo de Steve para curarlo. John gimió de dolor y empapó su boca debido a la sangre que expulsó.
Steve, quien moriría, despertó. Sin embargo, John acababa de quedar inconsciente.

Siguiente arco: Arco de Igor.

La BandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora