20. No somos nada

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Mierda, mierda, mierda.

¿Dónde estaba su ropa? ¿Sus pantalones? Fue recogiendo prendas del suelo y levantó sus bragas.

Recordando el momento en que él se las quitó, no pudo evitar ruborizarse. Se giró rápidamente hacía el rubio y alto Adonis, causante de ese rubor quien la observaba apoyado en la pared con los brazos cruzados enmarcando sus músculos sobre sus pectorales, usando nada más que su bóxer, con un aire extremadamente relajado. Trató de taparse con la escasa tela de sus bragas y él levantó una ceja.

—Muy tarde, Granger, ya me has dado un buen espectáculo.

Aghhh, su actitud era tan despreocupada que la estaba irritando de verdad. Ella arrugó la tela en algo parecido a una pelota y se la lanzó con fuerza. La prenda cayó directamente en su cabeza y se quedó colgando.

La situación dentro del caos era imposiblemente divertida, ella no pudo contenerse y estalló en una risa. Él cogió la prenda de su cabeza arrugando la tela y la retiró lentamente. Vio sus fosas nasales dilatarse mientras respiraba audiblemente.

—Así que piensas que es gracioso. —Su tono relajado cambió drásticamente y su voz descendió varios tonos. Comenzó a caminar hacia ella—. No me importa que tus amigos estén allí afuera, te follaré hasta el tuétano aquí y ahora y haré que ellos escuchen como gritas mi nombre.

Dioses...

Ella tragó saliva, nerviosa.

Él, con una demostración de magia avanzada sin varita, transfiguró sus bragas en una cómoda bata y se la entregó.

—Tienes cinco segundos para salir de aquí o cumpliré mi palabra.

Ella quería que cumpliera. Realmente lo deseaba...

—Ve —ordenó.

Se puso la bata obediente

me y se dirigió a la puerta, pero antes de salir se detuvo y se giró levemente hacia él. —¿Vendrás...?

Vio que la pregunta lo había descolocado por completo.

—¿Quieres que vaya?

—Solo si tú quieres.

Él la observó fijamente y después de un momento, habló.

—De acuerdo... te alcanzaré en un minuto.

Ella asintió y salió de su habitación cerrando la puerta tras de sí. Se apoyó en ella por unos segundos para calmarse, recuperar el aliento e intentar asimilar todos los eventos de esa mañana...

Todo lo que habían hecho...

Y ahora estaba apunto de ver a los Potter.

Maldición.

Estaba apunto de ver a los Potter... ¿Dirían algo? ¿No lo aprobarían?

Comenzó a caminar decidiendo en ese momento que no le importaba, no le importaba en absoluto. Y solo esperaba que él sintiera lo mismo....

Entró al salón y la visión de la hermosa pareja de recién casados sentados en el sofá, la recibió. Ginny se puso de pie y corrió hacía ella rodeándola con sus brazos fuertemente.

—¡Hermione! —Se separó solo un poco para mirarla a los ojos—. Te extrañé mucho. —Su genuina sonrisa en su hermoso rostro lleno de pecas la transportó a un lugar cálido y hogareño. Hermione sonrió ampliamente de vuelta.

—¡Gin! ¡Estás hermosa! Mírate, el bronceado te queda increíble —le dijo observando el tono de su piel tostada que debió obtener en las playas de Los Cabos de México.

Endure (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora