—Callahan —saludo fríamente asintiendo con la cabeza al pasar frente a él.
—Sanadora Granger, qué gusto verla. Espero que se encuentre mejor. —El tono de falsa empatía fue evidente.
—Nunca estuve mejor —contestó ella, tomando asiento en la segunda fila.
Estaban en la sala de conferencias; era un ambiente amplio y circular que semejaba a una gigante aula universitaria. Aún seguía ingresando personal y tomando asiento en diferentes sitios y entablando conversaciones mientras esperaban que la reunión comenzara. Hermione, sentada, cruzó sus piernas y sacó el móvil de su bolsillo para revisar su agenda del resto del día.
—¿Aún sigues usando ese cacharro?
Hermione no levantó la vista, reconoció la voz. Respondió sin dejar de manipular su móvil.
—Deberías darle una oportunidad, la tecnología muggle te sorprendería, Alex.
—No lo sé, quizás lo haga. Si prometes contestar cuando te llame.
Entonces, ella levantó la mirada, abrió la boca para responderle, pero no se le ocurrió qué decir, así que la volvió a cerrar. Alex se dio cuenta de su dilema.
—Tranquila Hermione, solo bromeaba —dijo sonriendo sentándose a su lado.
—Claro —sonrió de vuelta.
—Bienvenidos, gracias por asistir. —Callahan se puso de pie frente a todos. Su gran barriga y bigote oscuro resaltaban bajo las luces de la sala—. Estimados colegas, hoy tengo el honor de presentarles un proyecto que podría marcar un hito en el campo de la sanación mágica...
Hermione guardó el móvil y se dispuso a escuchar. Por más que detestara la voz firme y segura de Callahan y que ya había sido informada sobre el proyecto desde hace unos meses, su naturaleza la hacía escuchar con atención. En realidad estaba entusiasmada por iniciar a trabajar en él, pues la experiencia de trabajar con una eminencia como Jamayuni Hiroshi sería increíble. Tenía muchas preguntas. ¿Había venido? Esperaba que sí; quizás podría hablar con él después de la reunión.
—...estado trabajando incansablemente en un proyecto innovador que tiene el potencial de revolucionar el tratamiento de enfermedades graves y lesiones mágicas. Esta sorprendente investigación ha combinado la sabiduría ancestral de la alquimia con las últimas técnicas y conocimientos sobre la sanación para juntos crear una serie de pociones para diferentes tratamientos que estoy seguro, cambiarán vidas. —Hermione respiró profundamente, mientras la emoción la embargaba—. Por ello, hemos reunido a expertos y destacados talentos que trabajarán mano a mano con nuestros mejores sanadores. Les presento al renombrado maestro pocionista, la leyenda, Jamayuni Hiroshi y al distinguido empresario y experto en alquimia y pocionista, Draco Malfoy.
Todos sus sentidos cobraron vida y se revolvieron entre sí, era como si un tren se hubiera estrellado contra su pecho, sintió el corazón latir con fuerza. Hermione estaba completamente atónita. Pudo escuchar a las personas dar un aplauso cordial mientras susurraban tras escuchar aquel nombre, pero todo lo que ella podía hacer era ver como el alto y rubio mago caminaba hacia el frente junto a un anciano de baja estatura con gafas redondas y una pequeña y puntiaguda barba blanca. Se posicionaron frente a todos, al costado de Callahan.
El maestro Hiroshi comenzó a hablar y nuevamente todo se difuminó y solo existía Malfoy frente a ella. Usaba un traje muggle de tres piezas, evidentemente costoso, que se ceñía perfectamente a su fuerte cuerpo. Tenía las manos detrás de su completamente erguida y amplia espalda, lo que lo hacía ver incluso más alto.
La impasible y penetrante mirada gris escaneó los asientos al frente suyo hasta que se encontró directamente con sus ojos. Ella tragó saliva con dificultad mientras su desbocado corazón retumbaba en su pecho. Ambos se observaban sin quitarse la mirada de encima. Hasta que escucho al maestro Hiroshi mencionarlo. Fue entonces cuando él rompió contacto visual y dirigió su mirada a Hiroshi.
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Endure (Dramione)
Fiksi PenggemarLuchó con él moviendo su cuerpo y sus brazos tratando de liberarse de su agarre pero él era más grande y más fuerte. Sin mucho esfuerzo cogió sus muñecas en una sola de sus grandes manos y las puso encima de su cabeza contra la pared. Con la respira...