—Entonces, te ha enviado a la sección restringida de la biblioteca de su corazón.
—¿Qué? ¡No...!
—Te ha desterrado en el bosque prohibido de sus pensamientos.
—Theo...
—Te ha convertido en un retrato en su sala común: presente, pero sin voz. Te ha mandado a...
—Joder, basta. ¡No lo sé!
Theo se burlaba de él.
—Vale, vale... Pero entonces no se comporta como antes —señaló aún sonriendo.
Definitivamente no lo hacía. En los días posteriores apenas habían hablado más que algunas frases cortas y en un ambiente profesional. Draco la acompañó en un par de casos más, pero ella se aseguró que hubiera más personas presentes, generalmente aprendices de sanador. Se dirigía a él siempre en tono profesional y él simplemente no era capaz de entender qué había pasado.
Al principio, Draco había intentado darle su espacio, seguro de que era lo que ella necesitaba, pensando que era lo correcto pues no quería sobrepasarse, no quería espantarla. Joder, no quería arruinarlo. La vida le había regalado otra oportunidad de estar en su vida y solo quería... La quería a ella. Y ahora que la tenía tan cerca... ¿Por qué entonces, se sentía como si estuviera a kilómetros de distancia?
—Creo que no. Está... más distante.
—¿Crees que después de lo de El Profeta se haya replanteado las cosas? ¿Que no quiera ser relacionada contigo?
—Ella no es así. Mi apellido nunca le importó...
Y ahora el jodido Theo lo estaba haciendo dudar.
—Hmmmm... interesante.
—¿En serio? ¿Eso es todo lo tienes que decir? ¿Ese es tu gran consejo?
—Oh, querido, no te estoy aconsejando. Solo soy muy chismoso.
—Theo... a veces en serio te odio...
—Sabes que me amas —le dijo guiñandole uno de sus ojos verdes. Suspirando, Draco se puso de pie.
—Iré a buscarnos algo de comer.
—Oh, dioses, no. No comería en esta cafetería ni aunque me pagaran. Solo he venido a ver tu linda cara y saber si esta noche usaremos túnicas de gala a juego como una pareja —le dijo sonriendo con diversión.
—Salazar...
—Aunque, únicamente por satisfacer mi curiosidad, ¿que hay en el menú?
—No lo sé —resopló Draco—, creo que salmón o algo así.
—Oh... déjalo, no quiero intoxicarme.
—No lo harás —respondió con los dientes apretados, perdiendo la paciencia. Lidiar con Theo a veces era cómo lidiar con un jodido niño.
—¿Sabes cuánto mercurio hay en los peces hoy en día?
—Solo hay riesgo de mercurio en peces grandes como...
Su voz se fue apagando mientras poco a poco fue consciente del comentario de Theo, que había iniciado los engranajes en su cerebro. Daban vueltas y encajaban entre ellos, hasta que de pronto los escucho hacer click.
—Theo, eres un jodido genio.
—Bueno, eso es de conocimiento público, pero ¿a qué se debe ahora?
—Te lo diré luego, tengo que irme. —Cogiendo su chaqueta, salió de la cafetería de San Mungo a toda prisa.
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Endure (Dramione)
FanfictionLuchó con él moviendo su cuerpo y sus brazos tratando de liberarse de su agarre pero él era más grande y más fuerte. Sin mucho esfuerzo cogió sus muñecas en una sola de sus grandes manos y las puso encima de su cabeza contra la pared. Con la respira...