El sonido de la lluvia hacía eco y mojaba el campo vacío. Casi parecía como si el mundo en el exterior reflejase cómo se sentía por dentro. Estaba sentado en las escaleras del campo de Quidditch con los brazos estirados sobre las rodillas. La carta, arrugada en el suelo con la tinta corrida y difuminada. El agua fría penetraba a través de la tela de su camisa, cada gota que se mezclaba con sus propias lágrimas se sentía como una especie de simpatía del universo, como si el cielo estuviera compartiendo sus emociones.
-Mal... ¿Draco?
Sus sentidos entumecidos cobraron vida reconociendo esa voz al instante; por un segundo, su atmósfera sombría y melancólica se detuvo al escucharla decir su nombre, pero no levantó la vista.
-Déjame en paz, Granger.
-Yo solo... quería saber si te encontrabas bien.
Su voz era tímida. No quería verla. No quería ver a nadie.
-Si no quieres hablar... puedo sólo quedarme aquí.
Salazar, era insufrible. La maldita niña buena de Gryffindor, preocupándose por el como si fuera uno de los jodidos elfos domésticos por los que lloriqueaba desde cuarto año, ¿Y porqué? ¿Por qué se preocuparía por él?, levantó la cabeza bruscamente.
-¡¿Qué te hace pensar que quiero tu jodida compañía?! ¡¿Quién mierda te crees que eres?! -explotó.
Ella estaba de pie al frente suyo, mojada por la lluvia, su blusa pegada al cuerpo, mostrando la forma de su figura. Su rizos caían sobre su rostro en mechones húmedos. Su piel brillaba y se veía ligeramente más pálida debido al efecto de la luz reflejada en el agua y lo miraba con sus ojos muy abiertos, evidentemente dolida.
Ella respiró profundamente.
-Bien -dijo con suavidad y giró su cuerpo hacia la salida.
En ese momento, Draco reaccionó y rápidamente tomó su muñeca.
-Espera.
¿Por qué siempre hacía esto? ¿Por qué tenía que joderlo todo? ¿Por qué tenía que ahuyentarla? ¿Ahuyentar a lo único bueno que tenía en ese día?
Con su mano aún alrededor de su muñeca, ella giró su cabeza hacia él con su mirada cargada de tristeza y preocupación.
-Solo... espera -volvió a pedir.
Ella giró su cuerpo por completo hacia él y antes de que Draco pudiera reaccionar o decir algo, lo abrazó. Rodeándolo con sus delgados brazos por encima de sus hombros, Draco quedó totalmente sorprendido. Una oleada de confusión y resistencia comenzaron a apoderarse de él, por un segundo su instinto casi lo hace retroceder, se sentía atrapado en una ráfaga de emociones contradictorias.
-Está bien, tranquilo, estará bien -la escuchó susurrar en su oído.
Pudo sentir el latido de su corazón retumbar contra el suyo, vainilla y caramelo lo envolvieron y en ese momento sintiendo el calor reconfortante de su cercanía, sus defensas cayeron por completo y se aferró a ella. Envolviendo sus brazos en su cintura y enterrando su rostro en su pecho, Draco se derrumbó.
-Mi padre ha muerto.
Sintió los delgados brazos de Granger apretarlo con más fuerza.
-Lo siento muchísimo, Draco.
Tantos años de confrontación y antagonismo con esta chica, tantos años de maltratarla, burlarse, hasta el punto de no hacer nada mientras la veía ser torturada frente a sus malditos ojos, ¿y ahora ella mostraba compasión? ¿Cómo era posible? ¿Y por su padre? El maldito había hecho sufrir a miles de personas como ella. Joder, había hecho sufrir a su propia familia, lanzándola al infierno en ese jodido ejército, y a su propio y único hijo, a completar una maldita tarea que hubiera hecho que lo asesinaran.

ESTÁS LEYENDO
Endure (Dramione)
FanfictionLuchó con él moviendo su cuerpo y sus brazos tratando de liberarse de su agarre pero él era más grande y más fuerte. Sin mucho esfuerzo cogió sus muñecas en una sola de sus grandes manos y las puso encima de su cabeza contra la pared. Con la respira...