Endure (Dramione)

26. Revelación

—A veces hay cosas que simplemente no se pueden controlar, madre.

Ella tenía las cejas ligeramente fruncidas y al escucharlo, suspiró profundamente sin perder esa expresión de seriedad.

—La supervivencia de nuestro linaje se debe al control —le respondió.

Draco se puso de pie entonces, cruzó lentamente la gran sala de estar y se dirigió a la ventana. Sabía que hablar con su madre no sería tan fácil, pero en el fondo tuvo la esperanza que ella pudiera simplemente aceptarlo.

Necesitaba un cigarrillo...

—¿Qué tal si no lo quiero? ¿Que tal si ese control o estar bajo él sólo me ha traído sufrimiento y por primera vez después de mucho tiempo, al abandonarlo, soy... feliz? —Draco observaba el paisaje sin realmente concentrarse en él. Era la primera vez que era así de sincero con su madre o con alguien de su familia, en realidad.

Al no escuchar respuesta, abandonó la vista de ese paisaje y volvió su mirada a ella. Su rostro ya no estaba serio, ahora había en él una clara expresión de dolor, y eso golpeó su corazón.

—Yo... trataba de protegerte. Sólo quería que vivieras Aún si nosotros no lograábamos sobrevivir, tú lo harías... —Draco lo sabía, por lo menos por parte de su madre, sabía las razones de sus acciones. Era la primera vez que hablaban al respecto y él no estaba seguro de querer hacerlo en ese momento—. No quería que sufrieras y al final fue lo único que causé... ¿Qué clase de madre soy?

Draco no pudo más, se acercó a ella y se sentó a su lado cogiendo su mano.

—Eres quien me enseñó lo que es ser una familia, quien me enseñó que existía la bondad, el sacrificio, a proteger a los tuyos, que en el momento preciso solo hace falta una acción de amor para detener una guerra. Tú, madre, eres quien me enseñó el verdadero significado del amor...

Ella lo observaba totalmente conmovida y sus ojos se cristalizaron, levantó sus manos entrelazadas y besó los nudillos de Draco con suavidad.

—Oh, cariño... no quiero que sufras... no quiero...

—No lo haré. No con ella.

Su madre bajó sus manos y lo miró a los ojos de nuevo.

—¿Estás seguro?

—Completamente.

—Entonces... tendré una conversación con ella.

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Pasó sus manos por la suave textura de ese delicado vestido de seda. Era color champagne, largo en corte sirena sin tirantes y con una abertura lateral que mostraba parte de su muslo al caminar. Hermione se mordió el labio inferior indecisa, mientras miraba su reflejo en ese espejo de cuerpo entero en la habitación a la que Minette la había llevado; un vestidor del tamaño de todo su piso en Londres.

El vestido era hermoso, pero no podía evitar sentirse insegura, sobre todo si conocería a la señora Malfoy en él.

—Tu es belle...

Hermione se giró sorprendida. Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no notó cuando Draco ingresó a la habitación. Estaba con un hombro apoyado en la pared y los brazos cruzados, devorando todo su cuerpo con la mirada. Ella sonrió, su corazón cobró vida en su pecho como cada vez que lo veía.

—¿Te gusta?

—¿Qué si me gusta? —Comenzó a caminar hacia ella y colocó las manos deslizándolas por encima de la suave tela, recorriendo su cintura y luego sus caderas—. Aún no puedo creer que todo esto sea mío... —murmuró sin dejar de tocarla.