Capítulo 18: El traidor.

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Todo es silencio a mi alrededor a pesar de que el caos amenaza con alcanzarnos. Por un minuto que se hace eterno mis ojos solo se quedan quietos sobre Porsche quien sigue mirándome de ese modo lleno de compasión que me hace sentir un poco avergonzado. Sé que tengo que hacer algo, debo decir algo, pero no me puedo mover, es como si me hubiera quedado congelado.

El alfa de todos debería tener siempre las palabras precisas, yo debería estar listo para enfrentarme a una situación así, me han entrenado la vida entera para esto. Pero es que, hasta hace apenas unas horas, todo en mi vida era dicha y pensé que podría seguir aferrándome a la paz de mi vida como la conocía. Pero no es así. Debo decir algo. Debo hacer algo. Demonios ¿qué debo hacer?

Es la mano de Chay la que parece llevarse el congelamiento. Mi amado me toma de la mano y todo parece volver a su lugar. Sí, es su voz la que puede romper magia negra pero su mano en mi mano parece devolverme la fuerza y la plena conciencia de que Vegas ha muerto y de que ya no puedo esconderme detrás de un lobo mayor que yo me golpea y el dolor de ese golpe es casi físico, amenaza con derribarme.

Sin embargo, la mano de Chay me ata al piso y de pronto siento que seré capaz de darle una respuesta a todos. El poder de mi padre ha vuelto a mí. Soy el siguiente en la línea. Nací para esto, no hay más opción para mí.

—Que todos los lobos se reúnan en el bosque, no podremos viajar de otro modo que no sea en nuestra forma lobuna— me escucho decir y me sorprende un poco que mi voz salga tranquila y confiada, como si antes no hubiera estado a punto de desmayarme—. Porsche, reúne a tu manada, que los brujos no se separen de ti. Kinn, ayúdalo. Reúnanlos a todos. Busquen a Jaidee y a Phoenix, no podemos dejarlos solos.

—Entendido, Alfa— dice Porsche con serenidad.

—Khun, intenta comunicarte con y con Anya, no sabemos si han sobrevivido— le pido a mi hermano luchando contra el nudo en mi garganta—. No sabemos nada acerca del lugar que Vegas ha estado preparando.

—Yo sí lo sé— dice Macau en un susurro débil y Khun se acerca a mi primo para sostenerlo porque esto debe ser mil veces más terrible para mí.

—¿A qué te refieres, Macau?— pregunta Khun con suavidad.

—No lo recordaba, no hasta ahora, debe haber sido un encantamiento de Anya— dice Macau—. Es como si lo hubiera sabido desde siempre, Vegas lo preparó todo. Es como si Vegas siempre hubiera sabido... es... Kim, es un encantamiento vinculante. Solo puedo pasar la información al Alfa de todos, solo el Alfa de todos puede saber lo que yo sé porque...

—Porque Vegas ya no confiaba en nadie— susurro con un dejo de tristeza—. Muy bien, compartirás lo que sabes conmigo cuando todo esté listo. Ahora mismo, necesito que todos se concentren en reunir a todo el mundo, ¿me oyen? Partiremos rápido, no miraremos atrás. Los veré en el linde del bosque en veinte minutos. Viajaremos de forma ligera, lleven consigo solo lo imprescindible. Algo me dice que el lugar que preparó Vegas tendrá todo lo necesario para subsistir un tiempo.

—Entendido, Alfa— dicen todos y oh, el poder emana de mí a borbotones, nadie ha puesto ni un solo pero a mis ordenes porque es así como funciona.

Nadie puede cuestionar al Alfa de todos y en la manada, en nuestro vinculo ahora mismo solo puedo sentir el deseo de obedecer y esa confianza ciega que me hace recordar que no puedo equivocarme, no cuando tantas vidas dependen de lo que yo decida.

—Kim, ¿qué demonios está pasando? — pregunta Saifah y quisiera echarme a reír porque la presencia de mi amigo ahí es como una burla para mí, es como el recordatorio de que nada suele salir bien para aquellos que se olvidan de que no pueden tener el privilegio de una vida normal.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora