Capítulo 23: En cada parte de esta alma, en cada parte de este cuerpo.

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—Kim, es hora— dice la voz de Khun.

Mis ojos los miran a todos, se recrean en ellos. Mis hermanos mayores me sonríen de forma triste porque tienen que dejarme ir. Kinn sostiene a sus cachorros en sus brazos, incluso Phoenix y Jaidee parecen intuir que esto es una despedida. Los cachorros nos miran de forma curiosa, ambos tienen sus cabezas apoyadas en un hombro de Kinn. Sé que también pueden sentirlo. Todos estamos tristes, pero nadie lo dirá en voz alta. Todos sabemos que es posible que no todos los lobos que saldrán de aquí podrán volver a casa. Todos sabemos lo que está en juego, pero nadie dirá algo que pueda hacernos pensar en los escenarios más catastróficos para todos.

—Tienes que cuidar a todos aquí— le digo a mi hermano mayor—. No dejes que todos estos betas te vuelvan loco.

—Ah, querido, tengo años de práctica cuidando niños bobos— dice Khun, mi hermano me sonríe y casi parece que esta es una conversación normal—. Entre Kinn, Porchay y tú, tengo años y años de paciencia para poner orden en cualquier lugar.

—Eso es cierto— le digo y Khun toma mis manos con fuerza, como si quisiera impregnarse de mi aroma.

—Tienes que cuidarte a ti primero para que puedas protegerlos a todos allá fuera— dice Khun de forma apremiante y yo asiento a sus palabras—. Si no encuentran nada en tres semanas, deben volver, Kim, tienen que volver aquí en el tiempo convenido. Júrame eso, no puedo dejarte ir si no me juras que volverás en la fecha establecida.

—Te juro que estaré aquí en tres semanas pase lo que pase— digo de forma firme, sé muy bien que todos los demás también están escuchándonos—. Incluso puede que vuelva antes, Khun.

—Claro, claro— dice él intentando recuperar el ánimo—. Cuida de mi compañero, ¿quieres? Cuida también del compañero de Kinn, sé que no debo preocuparme porque ellos irán contigo, pero Kim, si algo le sucede a uno de ustedes, no podré vivir con ello.

—Iremos con cuidado— le aseguro—. Tú también debes cuidar de mi compañero.

Khun asiente a mis palabras y me abraza con fuerza. Sé que nadie más agregará algo a la petición de mi hermano. Todos me dejarán ir con la condición de que les prometa que estaré a salvo. Todos me dejarán ir esperando en su corazón que regrese en una sola pieza a ellos, yo y los amados de su corazón claro está, porque Porsche y Top vendrán conmigo. Son los lobos Alfa los que deben protegerlos a todos. Ese es nuestro deber. Ese es también nuestro privilegio.

Kinn también se acerca a mí. Antes de unirse al abrazo, deja a Jaidee en mis brazos y mi sobrina se abraza a mi cuello con fuerza. Mi pequeña Alfa está preocupada. Su pequeño corazón bombea oleadas de azul, azul, azul y me siento culpable de no poder regalarle una infancia normal que no esté llena de tristeza o de preocupación.

—¿Kim? ¿Adiós? — pregunta ella y yo le sonrío intentando calmarla.

—Tío Kim y papá deben ir a buscar algo importante, linda— le digo y ella me mira con sus enormes ojos marrones—. Volveremos pronto, ¿está bien?

—¿A dónde? ¿Papá adiós? — me pregunta ella con tristeza.

—No será por mucho tiempo, pero yo cuidaré de papá y de todos los demás, ¿bien? Volveremos pronto, Dee, volveremos y tío Chay, tú y yo correremos por el bosque hasta que sea de noche. Pero debes cuidar a todos aquí, ¿sí? Eres mi pequeña Alfa y un Alfa los protege a todos, Dee.

—Dee Alfa— dice ella con decisión y yo beso su mejilla porque si todo sale bien, ella crecerá y se convertirá en una loba poderosa y hermosa y me recuerdo que, si estamos haciendo esto, es para que ella y todos los lobos puedan soñar con un futuro libre y brillante.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora