Capítulo 4: Alfa enemigo.

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—¡Kim, te adoro!

Su sonrisa es enorme y yo me sonrojo porque me abraza con demasiada fuerza. Chay está saltando de la emoción porque le he regalado una guitarra que fue diseñada especialmente para él, para un cachorro que quiere aprender el arte de la música.

Chay se sienta sobre el suelo y sus manos hacen sonar las cuerdas con delicadeza, es evidente que no conoce aún de técnicas para hacerlo, pero sus manos parecen intuir los sonidos correctos, como si la guitarra estuviera diciéndole algo que solo él puede escuchar. A Chay le gusta la música, le ha gustado desde siempre. A mí también me gusta, pero me da un poco de vergüenza cantar, aunque Chay diga que mi voz es buena.

—Feliz navidad, cachorro— le digo y él ríe de forma divertida.

—Ya tengo ocho años— dice él como si fuera un lobo adulto en toda regla y yo me echo a reír.

—¡Wow! Eres un anciano— digo y él me dedica una mirada molesta.

—Tú eres un anciano, el próximo año cumplirás diez— dice Chay—. Pero me sigues agradando, alfa, sobre todo después de esto.

—¿Me quieres solo por los regalos que te doy?— le pregunto de forma burlona.

—Claro Kim, siempre han sido los regalos, siempre serán los regalos— dice Chay.

—Oh, mi corazón— le digo de forma dramática y él ríe.

—Tu corazón de alfa es muy sensible— dice él distrayéndose de nuevo mientras mira su guitarra— ¡Oh, Kim! Vamos a cantar tantas canciones juntos ahora.

Me descubro sonriendo sin poder evitarlo porque siempre es divertido tener planes con Porchay. Debo decir que fueron Kinn y Porsche quienes nos hicieron enamorarnos de la música. Cuando miro atrás, no puedo evitar sentir cierta nostalgia porque hemos estado casi tres años aquí, en la mansión de Vegas, y tengo miedo de preguntar si algún día hemos de volver a nuestro hogar.

Una parte de mí siente que el tiempo ha pasado muy rápido y otra cree que ha sido una lenta tortura ver los días pasar sabiendo que nada de lo que hemos hecho hasta ahora ha podido sanar a Khun. Mi hermano sigue atrapado en una lucha consigo mismo. El brujo blanco, un sanador que se llama Top y que ha venido desde lejos, dice que un hechizo como el que fue usado con Khun solo puede destruirse de dos formas: matando al brujo que lo pronunció o logrando que Khun pueda escuchar una vez más el llamado a casa.

Vegas y Kinn creen que el llamado a casa en cuestión será mi primer aullido como lobo, pero para mi primera transformación aún quedan casi dos años de espera. Aunque he crecido porque soy más alto (y Pete dice que me estoy poniendo demasiado guapo, lo cual me hizo sentir vergüenza) sigo siendo un cachorro y no el alfa de todos que llamará a su hermano mayor a casa. Hasta ahora, Top ha logrado que Khun no quiera matarme cada vez que me ve del otro lado de la línea de plata que lo separa de nosotros, esa es la única forma en la que puedo verlo. Mi hermano ya no se lanza contra mi cada vez que me ve, pero sus ojos son fríos, hay naranja en ellos, pero ni un solo rastro de reconocimiento en su mirada lo cual me hace sentir triste porque, a pesar de todo, sigo extrañando como un loco a mi hermano mayor.

Khun no habla con nadie, aunque Vegas ordenó moverlo a una habitación normal. Khun ya no vive en un calabozo, pero sigue atrapado en una cárcel a la que ninguno de nosotros parece tener acceso y los días de luna llena son un suplicio para él porque no puede correr libre en el bosque, sería demasiado peligroso para todos los lobos de la manada. Top se queda con él durante esas noches, le recita conjuros y crea ilusiones para él de modo que el cautiverio de Khun sea menos insoportable. A veces tengo envidia de Top porque Khun nunca ha intentado atacarlo, ni siquiera cuando lo vio por primera vez. De hecho, me parece injusto que un brujo como él, tan poderoso y reconocido, sea la única persona que puede quedarse al lado de Khun.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora