Capítulo 15: No lucharemos solos.

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Sé que todos están mirándome, pero no me importa demasiado. Los ojos de nuestros compañeros nos siguen allá a dónde vamos, pero nadie se atreve a decirnos algo. Hay personas sonriendo y otras cuchicheando a nuestro paso. Sé que seremos el tema de conversación favorito de todos durante el día entero y algo en mí siente un dejo de satisfacción al pensar en ello.

Hablarán de Chay y de mí. Dirán que nos vieron llegar caminando de la mano y que no nos soltamos hasta entrar a nuestro salón de clases donde todo el mundo se quedó en silencio al vernos llegar.

Mi sonrisa se vuelve un poco vanidosa y no me avergüenza en lo más mínimo porque el chico más hermoso de este salón de clases sigue sosteniendo mi mano y se para delante de mí para sonreírme con una alegría que es contagiosa.

—Es una pena que nuestros asientos asignados no nos permitan estar juntos— dice él y yo lo abrazo a mí y no me importa para nada empezar a dar un espectáculo romántico que antes me habría hecho poner los ojos en blanco.

—Sobreviviremos— le digo y él ríe de felicidad o de amor, no sé, pero es tan fácil reír ahora para los dos.

—Tú sobrevivirás mientras yo miro a la ventana de forma nostálgica porque Kimhan no está a mi lado— dice él de modo dramático y ahora es mi turno de reír.

—Comeremos juntos— le digo y me callo el hecho de que seguramente yo también estaré mirando su espalda de forma anhelante durante las clases—. Y debes poner atención, no falta mucho para los exámenes finales.

—Queda medio año para la graduación, Kim— dice él de forma juguetona—. No bajaré mis calificaciones solo por no poner atención un día. Además, no puedes culparme si estoy distraído, estaré pensando en ti todo el rato y en todas esas cosas divertidas que hicimos el fin de semana y en que quiero irme a casa para continuarlas.

—Oye, ahora yo también estaré distraído— le digo y sus brazos rodean mi cuello—. Estaremos en la misma habitación, pero sentiré que te extraño.

Chay suspira de forma conmovida y besa mis labios dulce y suavemente, aunque ahora sé que su boca también puede besarme de forma apasionada, sin miedo, como si él quisiera aprenderlo todo a mi lado. Sería muy fácil perderme en este beso, de hecho, mientras sus labios están sobre los míos, el mundo alrededor se desvanece y no me importa que todos nuestros compañeros estén siendo testigos de esto.

Antes solía pensar que las parejas de preparatoria debían ser un poco más recatadas al momento de darse muestras de afecto. Bueno, pues ahora puedo entender por qué no les era posible hacerlo y si tomamos en cuenta que lo que sentimos Chay y yo es mil veces más intenso que un romance juvenil cualquiera, no hay remedio, no podemos ocultarlo. Vaya, después de todo soy un chico hormonal como cualquier otro ¿no es así?

Chay y yo rompemos nuestro beso para reír de forma tonta. Sé que, aunque nuestros compañeros fingen estar ocupados en los suyo, sus ojos deben estar mirándonos todavía. Chay y yo somos el centro de atención y aunque siempre me ha molestado estar bajo el escrutinio humano, lo cierto que amo que la razón por la que hablarán de mí sea Chay.

—Yo también voy a extrañarte. No te veré en el desayuno y después de comer no volveré a verte hasta tarde— dice él con un puchero que lo hace lucir adorable—. Odio haberme convertido en la persona a cargo del comité de la graduación y también tengo que preparar nuestro último festival musical y ¿por qué creí que era buena idea? Todas esas responsabilidades solo me alejan de ti.

—Pero así eres tú y sé que disfrutas hacer todas esas cosas— le digo y mi sonrisa se hace dulce—. Vendré por ti cuando tus actividades terminen. O mejor aún, puedo quedarme a estudiar en la biblioteca. Vegas me envió un aburrido documento de negocios que tengo que aprender para nuestra próxima reunión. Sé que no se compara a tu montaña de pendientes, pero yo también debo prepararme para, bueno, ya sabes, la próxima reunión.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora