Capítulo 9: No dejes que el mundo te cambie.

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¡Oh, una liebre!

Es rápida, pero yo soy más rápido, la atraparé, aún tengo hambre. Creo que podría comerme el bosque entero. Intento correr, pero de nuevo, me tropiezo con una rama y me siento estúpido, tengo que aprender a moverme en este cuerpo.

Chay corre a mi lado y me mira con curiosidad, él es más rápido que yo, más ligero, así que corre hacia la liebre y la atrapa sin ningún esfuerzo.

Mi amigo corre hacia a mí con su presa en el hocico y me pregunto cómo es posible que siga viéndose puro y hecho de luz de luna incluso cuando su pelaje está manchado de tierra, hojas y sangre.

Chay pone la liebre delante de mí y la deja ahí orgulloso de su cacería. Yo lo miro y agradezco no ser humano porque sé que estaría sonrojándome como tonto ahora mismo porque Chay cazó esto para mí. Sí, sé que debo ser yo quien debo cazar para él, debo proveer y debo impresionarlo, pero aquí estoy, muriéndome de un montón de sentimientos porque Chay ha traído una liebre para mí.

Come, tienes que comer, amigo, lobo, compañero, dice la mente de Chay y yo gruño porque demonios, en serio estoy hambriento. Sin pensármelo demasiado, me llevo la liebre a la boca y sí, es deliciosa. En este preciso instante no sé si mañana por la mañana, cuando vuelva a ser humano, me moriré de asco por haber comido presas crudas.

Chay aúlla con satisfacción después de verme comer y se echa a correr hacia un claro lleno de flores de colores, y yo me pregunto si él se cansará de correr esta noche. Supongo que no. Después de todo esta es la noche de nuestra primera transformación y estamos llenos de energía. No hay nada que nos preocupe porque Khun nos dejó correr en libertad después de que le dijeran que todo estaba bajo control y que Vegas y sus betas habían atrapado al intruso del bosque.

Pero eso no me preocupa demasiado en este momento. Sigo acostumbrándome a mi cuerpo de lobo, a mi mente de lobo que es mucho menos compleja que la de un ser humano. Todo es más sencillo ahora, es sencillo estar cerca de Chay y tocarlo con mi hocico y rodar con él por el manto de flores y hierba fresca donde nos hemos dejado caer. Es sencillo correr bajo la luz de la luna, es sencillo pensar que es así como debe ser el mundo, que esta es la razón por la que nací: para poder estar al lado de Chay. Para poder correr con él bajo la luz de la luna.

Chay y yo jugamos a perseguirnos y a atraparnos. Nos gruñimos de forma cariñosa y estornudamos sobre la cabeza del otro porque hay demasiadas flores aquí. Todo a nuestro alrededor se siente verde, verde, verde. Los dos estamos felices, somos un par de lobos alegres que no tienen mayor preocupación que ser ellos mismos. Aún en mi forma de lobo, me doy cuenta de que había extrañado a Chay y recuerdo que pasé dos semanas lejos de él.

Desde que los dos nos conocimos siendo niños, no habíamos pasado tanto tiempo separados, pero no podemos llamarle una separación larga cuando no me di cuenta del paso del tiempo. Sin embargo, esto se siente como un reencuentro y ahora sé que no me separaran de Chay porque los dos somos lobos y ahora podemos estar juntos así y de este modo no tengo que sentirme nervioso cuando estoy a su lado.

Aúllo de pura dicha y Chay responde con su aullido musical y de nuevo siento como la música que hay en él se cuela en mi cuerpo y me hace sentir ligero y lleno de bondad y cosas hermosas. Sé que hay magia en ese aullido, sé que nuestros brujos seguirán preguntándose por qué la voz de Chay puede luchar contra la magia oscura, pero a mí simplemente me gusta oírlo. Creo que me gustará escucharlo mi vida entera. Creo que a los dos nos sigue gustando la música y es bueno haber descubierto que también podemos crearla siendo lobos.

Los dos nos dejamos caer sobre las flores una vez más. Sé que ambos nos sentimos cansados así que nos quedamos echados uno al lado del otro. Chay pone su cabeza frente a la mía y los dos nos miramos con nuestros ojos naranjas resplandeciendo en medio de la oscuridad. Mi corazón de lobo late con rapidez, la cercanía de Chay me hace sentir seguro y cálido. Noto que empiezo a sentirme algo adormilado y como si pudiera escucharme, Chay se acerca un poco más a mí para poner su cabeza sobre mi pecho.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora