Capítulo 24: Tuve que.

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Porsche y yo oteamos el aire, buscamos el rastro de magia oscura. Está cerca, puedo sentirlo. El bosque entero me dice que ha estado aquí.

Por primera vez en días siento que seguimos un rastro real, la primera semana en campo abierto pensé que toda esta búsqueda estaba a punto de ser condenada al fracaso. Por un momento pensé que estábamos equivocados, pero ahora mismo siento la amargura de la tierra que ha sido profanada con magia oscura. Esta parte del bosque está muriendo lentamente, se pudre, la vida que ha podido salvarse del ataque poco a poco va desapareciendo. El único alivio que siento es que estoy seguro de que no hemos perdido a una manada, desde hace meses que no hay lobos viviendo aquí.

Sé que Porsche también lo siente. Su pelaje blanco se eriza por momentos cuando nuestras patas tocan un sitio donde se derramó sangre. Es eso.

Este bosque huele a muerte, aquí se derramó más sangre de la que he olido en mi vida.

Porsche me mira con sus ojos rojos llenos de algo parecido al asco humano. Sus sentidos están despiertos tanto como los míos. Estamos alertas. El peligro nos acecha. No sé si esto es una trampa, pero sé que no pasará nada malo. Arm y Anya nos siguen, corren de forma sigilosa cerca de los dos, pero no revelarán su verdadera posición hasta que sea necesario. Sé que debemos caminar al corazón del bosque. Ahí fue donde todo pasó. No sabemos de qué tragedia se trata, pero no debe ser nada bueno.

Mi corazón de lobo late con fuerza. Mis pasos son cuidadosos, mi cuerpo está listo para lanzarse a morder el cuello de cualquier enemigo que aparezca. Casi estoy deseándolo. Ojalá sea Omh. Necesito que sea él. Necesito destruirlo porque no podemos existir en el mismo mundo. Desde su primer ataque he sabido que mientras él viva, los lobos no podrán tener una vida a la cual llamar suya. Esto es así, vencerá aquel que destruya al otro.

Durante esta semana he recorrido kilómetros y kilómetros de bosques verdes y sé que cada paso me ha traído aquí. Durante toda esta semana he extrañado a mi compañero y a mi familia con tanta desesperación que por varios instantes pensé que mi corazón se volvería polvo. Deseo volver a casa, deseo estar cerca de Chay, pero me recuerdo que no podré hacerlo hasta que encuentre la respuesta a la pregunta que lo define todo: ¿dónde demonios está el brujo oscuro?

Por lo pronto corro al escuchar el aullido de Porsche quien se ha adelantado a mí. No es un aullido de auxilio, sé que él quiere que llegue a su lado y mientras corro, noto que el aroma a muerte se hace más y más intenso.

Son cadáveres de lobos. Demonios.

Por un instante el pánico se apodera de mí y hago un repaso mental de todas las manadas que me han jurado lealtad. Aunque esta zona está alejada de la capital, estoy seguro de que las dos manadas que solían tener aquí su territorio deben estar ahora seguras en la fortaleza. No sé entonces de quién son estos cadáveres. No sé quiénes han sido las victimas de la masacre esta vez.

Encuentro mi respuesta al llegar al lado de Porsche que se ha quedado inmóvil frente a un cráter que se ha abierto en medio de lo que antes debió haber sido una arboleda. Ahí donde antes había árboles y arbustos pequeños, ahora mismo solo hay al menos treinta cuerpos de lo que antes sin duda, fue un grupo de omegas.

El olor a podredumbre me golpea con fuerza. Quisiera no mirar lo que hay aquí y parece que a Porsche le sucede lo mismo. No sé por qué el brujo oscuro está aniquilando a su ejército. Por supuesto, su misión es terminar con todos los lobos que pueda, pero ¿qué ha sucedido aquí?

Quizá Omh no necesita más una horda de lobos condenados a la locura.

Quizá Omh ha encontrado ya lo que lo hará invencible.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora