Capítulo 8: Escucha mi canción

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Todo lo que he sentido en los últimos días es calor, demasiado calor. Y cansancio, un cansancio terrible e interminable que no me deja salir de la cama. No sé cuántos días han pasado, no sé si el reloj ha avanzado, casi no sé quién soy.

Me dejo llevar una vez más por el calor, es agradable la mayor parte del tiempo, no quema, solo me envuelve y hace que todo mi cuerpo duela, cada una de mis articulaciones parece doler. Es como si estuviera creciendo, aunque no sé cómo es posible saber algo así, es decir, los humanos no suelen darse cuenta de cómo es crecer, un día simplemente eres más alto.

Pero yo lo noto, es extraño. Mi cuerpo parece estirarse, parece alterarse. Es como si algo estuviera acomodándose dentro de mí para darle paso a algo enorme, a algo inevitable, a eso que seré por fin. Una alegría extraña me invade y me escucho reír. Noto que hay personas a mi alrededor. Manada. Son manada.

Los huelo en el aire, huelen a casa, pero también a otra cosa. Preocupación. Preguntas. Muchas preguntas. Me escucho gruñir, no sé cómo es posible que ese sonido haya salido de mi boca. Pero las preguntas son molestas. Todos están preocupados, ¿por qué están tan preocupados?

Hace calor, demasiado calor, ¿de dónde viene todo este fuego?

—¡No me puedes decir que esto es normal, Vegas! — escucho que alguien grita.

Khun, es Khun. Quisiera poder levantarme, pero mi cuerpo pesa, todo pesa. Soy como una masa sin forma que puede destruirse si cambia de lugar así que solo me quedo quieto, muy quieto. Preocupado, Khun huele a preocupación. Pero estoy bien, ¿verdad que estoy bien? Hace calor, solo hace mucho calor.

—Kim es el alfa de todos, Khun— dice la voz tranquila de mi primo—. Los lobos jóvenes suelen ponerse así antes de su primer cambio, no es algo extraño que a Kim le pase con más intensidad, no si pensamos en el enorme poder que tendrá cuando sea un lobo.

—Pero lleva así casi dos semanas, Vegas— dice mi hermano con la voz quebrada—. No puedo verlo así ni un día más, Kim está sufriendo.

—Kim debe soportarlo, es el precio de nuestro poder— dice Vegas de forma sabia—. Él estará bien, esta noche lo llevaremos al bosque y encontrará a su lobo. Esta es una ocasión importante, Khun, no debemos estar preocupados.

—Vegas, míralo, le duele— dice Khun con voz ahogada—. Y no solo a él, Chay también está sufriendo, quiere ver a Kim y debes dejar que lo vea, no puedes impedirle a Chay verlo, los dos se necesitan, siempre van a necesitarse.

—Lo sé, pero es peligroso, no podemos traer a Chay aquí— dice Vegas con determinación—. Porsche está hablando con él, Chay entenderá que no puede estar cerca de Kim ahora mismo. Khun, todo estará bien, no debes estar asustado. Anya y tus hechiceros están preparando todo en el bosque ahora mismo. Están colocando una guarda infundida en plata en el claro. No queremos sobre estimular a Kim, esa guarda bloqueará a todo lo que no sean tú y Porsche, solo los dos lo acompañarán en su primer cambio.

—Pero nadie más ha tenido un primer cambio así, yo... ¿por qué Kim tiene que soportar todo esto? — pregunta Khun y quisiera poder abrazarlo porque sé que ahora mismo debe estar llorando.

—Porque no habrá lobo más poderoso que él, Khun, porque esta es su primera gran batalla en la guerra que el destino le ha preparado y debemos honrarlo porque Kimhan es fuerte, es más fuerte de lo que pensamos...

Las palabras de Vegas hacen eco en mi cerebro y quisiera reírme y decirle que tiene razón, que soy fuerte, que puedo soportar esto, que lo he soportado sin quejarme por... vaya, dos semanas. Quisiera reírme, pero de mis labios solo escapa un quejido bajo que pone alerta a mi hermano mayor quien se acerca a mi cama y ah, claro, estoy en mi cama, en mi habitación.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora