UNO

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Apenas me estaba recuperando de la última caída que tuve en el amor, una de las tantas que he sufrido; Tanto que ya no me tomaba la molestia de llevar la cuenta de las mujeres que me habían rechazado. Siempre había sido un malaventurado en el amor. No tenía tanta suerte como mis amigos Gabriel y Edgar. A ellos por lo menos una vez al mes una chica les declaraba su amor, aún y cuando ellos tuvieran novia. Yo no tenía un físico como el de ellos. Edgar tenía ojos color miel y un lindo rostro lo cual enloquecía mucho a las chicas mientras que Gabriel también estaba guapo y era muy amigable. Yo solo era un chico callado y muy tímido a quien ninguna chica se molestaba en conocer y aunque usara lentes a la moda, ni así llamaba su atención. Incluso hubo varias que ni siquiera se tomaron la molestia de conocerme todo porque les parecía feo. Era muy malo mi mundo ya que necesitaba ser guapo para poder sentir el amor. Aunque no siempre había sido feo para ellas. Algunas pocas se han fijado en mi e irónicamente yo las he rechazado. En las primeras dos semanas de clases en la preparatoria, tuve mi primera novia. Fui el primero de todos mis amigos y conocidos en tener pareja en ese tiempo. El estar con esta chica fue un error. Su nombre era Rosalinda y llegó a quererme en tan poco tiempo. Fue muy valiente al momento de declarar su sentir hacia mí. Tan solo llevábamos dos días de conocernos. Cuando me declaró su sentir, nos encontrábamos a unos pasos de la cafetería de la preparatoria. Ahí estábamos Gabriel, Edgar y otros compañeros del salón de clases sentados formando un círculo y esperábamos a que dieran las 11 de la mañana para regresar de nuevo al salón y tomar la última clase del día. Edgar estaba tocando mi guitarra y yo lo estaba acompañando con mi voz. Esa fue la primera vez que canté frente a mis compañeros de la preparatoria. Apenas llevaba un mes aprendiendo a tocar la guitarra y de igual forma también estaba aprendiendo a cantar. Rosalinda ese día estuvo muy pegada a mí. Además, me estaba abrazando mucho. Yo comencé a sospechar de ella, ya que para mí era muy raro que una chica me abrazara mucho. Cuando terminé de cantar una canción, ella me dijo que tenía algo importante que decirme en privado. Así que le dije que nos alejáramos de los chicos. Caminamos hacia la parte de afuera de la cafetería.

–Gael tengo que confesarte algo –Me dijo muy nerviosa.

–¿Qué es? –Pregunté, temiendo que me dijera que le gustaba.

Se acercó a mí y sin decir nada me besó. Yo también estaba nervioso porque nunca me había pasado algo igual a eso. Simplemente me dejé llevar por el momento y respondí a su beso. Y ahí empezó mi primera relación, la cual no fue nada bonita, pero aprendí lo esencial para comenzar una relación y es que debes de conocer todo de la otra persona para poder estar con ella. Cuando regresamos con los chicos, ellos notaron que Rosalinda y yo estábamos tomados de la mano. Ninguno de ellos me preguntó algo al respecto mientras Rosalinda estaba con nosotros. Minutos después ella se levantó de su asiento y me dijo al oído que iba a saludar a su mejor amiga. Y en ese momento fue cuando Gabriel preguntó:

–¿Son novios?

Yo afirmé moviendo mi cabeza. Los chicos comenzaron a reírse. Me sentí un poco avergonzado cuando ellos me hicieron burla. Se rieron de mí porque Rosalinda no era una chica bonita y lo irónico era que ella se maquillaba mucho para sentirse bonita. Las burlas de mis compañeros siguieron toda esa semana hasta que los encaré y les dije que me dejaran en paz. Y así fue como todos calmaron sus burlas. Rosalinda y yo fuimos novios durante dos meses. Me di cuenta de que no la quería y la verdad solo comencé esa relación para no sentirme solo. Estaba muy lastimado de las chicas que me rechazaron en la secundaria que con Rosalinda yo era una persona sin sentimientos. Antes tenía la costumbre de regalarles cartas a las chicas, pero con mi primera novia no me nacía el ponerme a escribir varios párrafos de amor para ella. Gabriel me dijo que dejara el pasado atrás y que intentara entrar en el amor, pero yo no quería a mi novia. Ella y yo parecíamos una linda pareja para las demás personas que nos conocían, pero lo que no sabían era que la relación no iba bien. Desde que ella se enteró de que yo estaba metido en el vicio del cigarro, quiso que lo dejara. Era algo lindo para mí que ella se preocupara por mi salud, pero al final no me importó. Además, ella cometió el error de quererme cambiar a su imagen y semejanza para poder ser buena persona. Así fue como decidí terminar con Rosalinda y todo porque no me aceptó tal y como era. En noviembre del 2011 comenzó mi historia con Fátima. Gabriel y yo acostumbrábamos ir a la secundaria donde estudiamos juntos. Él visitaba a su novia Itzel y yo simplemente visitaba a las chicas con las que aún tenía una amistad. Después de un tiempo, todas mis amigas comenzaron a tener novio y otras simplemente prefirieron ya no dejarme hacerles compañía. Acompañaba a mi amigo solo porque él me lo pedía, aunque yo me quedara solo mientras observaba como él era feliz con su novia. Un día Itzel me presentó a su mejor amiga Fátima. Tengo la mala costumbre de que cuando me presentan a una chica, me pongo muy nervioso y ese día fueron más mis nervios porque Fátima en verdad que era una chica hermosa. Ella era igual de tímida que yo, pero aun así demostró interés en querer conocerme. Con el paso del tiempo nos hicimos buenos amigos. Tiempo después de conocernos, uno de los dos tuvo que arruinar la amistad enamorándose del otro. Y fui yo. Fátima era una chica pequeña, tanto de estatura como de edad. Era dos años menor que yo. Su voz era muy tierna. A mi lado parecía como si fuera mi hermana menor y no culpo a las personas por pensar eso. En verdad que parecía una niña pequeña. No había muchas cosas en común entre los dos, pero yo me enamoré cada vez más de ella. A pesar de saber que ella tenía novio, en enero del 2012 le declaré mi amor a Fátima. Ella al parecer también sentía algo por mí y eso ocasionó que ella lo dejara por mi culpa. Y así fue como tuve la ilusión de poder estar algún día a su lado, pero ella aún tenía sentimientos por su ex pareja. La primera semana de febrero teníamos planeado empezar una relación formal, pero ella me siguió tratando como su amigo. No parecía que ella me quisiera, pero, aunque me trató mal, yo seguí a su lado. Yo intenté hasta el final, pero ella fue la que ya no quiso que siguiera ahí. Me mintió diciéndome que no podía ser mi novia por problemas familiares. En ese momento no me quedó otra opción más que dejarla partir. La amistad entre los dos siguió, pero no era muy frecuente que los dos habláramos como lo hacíamos antes.

Un día de mayo le di un consejo para que arreglara uno de los tantos problemas familiares que tenía. Al momento de agradecérmelo me dijo que me amaba. Y así fue como volví a caer. Prometimos nuevamente que en algún futuro estaríamos juntos. Pasaron dos meses y todo el tiempo estuve en espera de que ella me dijera el día que estaría a mi lado, pero nunca llegó ese día. Al final sucedió lo mismo que la primera promesa de estar juntos. Ella no me quería de verdad. Nuestra amistad encontró el fin en ese tiempo. No podía ser amigo de una chica a la cual repudiaba por haberme ilusionado con sus promesas. Comencé a odiar a Fátima el día que me enteré que no cumplió su promesa todo porque regresó con su ex novio. No la podía perdonar tan fácilmente. La decepción con Fátima fue algo que no pude superar tan fácilmente. Para ese tiempo Gabriel había terminado con Itzel y durante varios sábados por la noche, me invitó a ir con él a los antros de la ciudad solamente para que yo tuviera una aventura de una noche con alguna chica. Solo el encontraba aventuras en esos lugares. Yo seguí siendo un desafortunado chico por el simple hecho de que ninguna chica se fijaba en mí. En el verano del 2012 me propuse a conocer a chicas por internet. Mandé muchas solicitudes de amistad por medio de varias redes sociales a las chicas que sabía que eran de Taxco de Alarcón. Intenté hacerme amigo de algunas de ellas, pero simplemente no tuve buena suerte en lograr mi objetivo. De todas esas chicas que agregué a mis redes sociales con fines lucros en el amor, hubo una que me envió un mensaje.

El 19 de junio era una tarde cualquiera. Yo estaba sin nada que hacer frente a la computadora y de repente recibí un mensaje en Facebook.

Hola.

Decía el mensaje de una tal Zoraida Vega. Me sorprendí ya que yo solo recibía mensajes de mis conocidos.

Yo: Hola.

Z: ¿Quién eres?

Yo: Mi nombre es Gael, veo que el tuyo es Zoraida.

Z: Tienes razón. Mucho gusto Gael.

Yo no era un gran Don Juan conquistando a las mujeres. Siempre hacia las típicas preguntas como: ¿Qué color te gusta? ¿Cuál es tu música favorita?

En verdad que era muy patético.

Z: Pues mira tengo dos colores favoritos: el negro y el morado. Mi música favorita es el rock. Ahora yo te hago las mismas preguntas.

Yo: Uno de mis colores favoritos, al igual que tú, es el negro y el otro es el rojo. Es muy bueno saber que te gusta el rock ya que también es mi música favorita.

Z: Que bueno. Parece que tenemos los mismos gustos. Bueno fue un gusto conocerte. Espero que seamos grandes amigos.

Yo: Yo también eso espero. Adiós.

Y así fue como comenzó una gran amistad de la nada. Sin pensar, sin esperar, sin presentir, sin imaginar, las mejores personas de tu vida aparecen sin que te des cuenta.

LA SOMBRA QUE PRODUCE NUESTRA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora