QUINCE

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Con los primeros veinte días de enero llegó el primer aniversario de la relación en la cual más he durado. Esta vez tuve en mente escribirle un pequeño libro. Tenía la pasta hecha con cartulina de color morada y las hojas en su interior eran blancas. En el escribí como fue para mí conocerla. Técnicamente era como una biografía de nuestra amistad y nuestro noviazgo. Lo que me ayudó mucho fue mi memoria, ya que podía recordar fechas importantes sin hacer ningún esfuerzo.

Y como siempre que nos reuníamos, ese día fuimos a donde nuestro amor nació. La verdad es que a Zoraida y a mí nos gustaba ir solo a ese lugar. Era tranquilo y relajante.

Ese 20 de enero del 2014 recibí uno de los mejores regalos que Zoraida me pudo haber hecho. Lo llevaba en una bolsa de plástico negra y su contenido era un misterio al principio –así como cuando me dio el cofre meses atrás–, pero cuando llegamos al parque de la Veracruz, dejó de ser un misterio. A diferencia de ella, el pequeño libro que yo hice lo llevaba en mi mano, o sea que desde que nos encontramos en el zócalo pudo ver lo que le regalaría.

Antes de que ella sacara el regalo de la bolsa, yo le entregué el mío. Vio la portada, la cual tenía una foto de nosotros y tenía el título 566 días a tu lado. Me dio las gracias y me dijo que lo leería después de que me entregara mi regalo.

De la bolsa negra de plástico sacó un libro como el que yo hice.

–Es una gran coincidencia que los dos hayamos hecho un libro para el otro –Le dije y luego le sonreí.

En ese momento los dos nos pusimos a leer los libros. El que ella hizo tenía una pasta igual que el mío, hecha con cartulina de color roja. Sus bordes fueron recortados en forma ondulada como si fueran olas del mar. En su portada tenía escrito Te amo. Miré en su interior. Cada hoja tenía una imagen acompañada de una frase de amor.

Noté que cada cosa linda que ella escribió, anteriormente ya las había escrito en cartas y detalles que me regaló, pero no me importó en lo absoluto volver a leer frases repetidas.

En las últimas 5 hojas de su libro, Zoraida escribió como fue para ella el haberme conocido; Los sentimientos que llegaron a ella la primera vez que le canté acompañado de mi guitarra; La tristeza que le invadió el día que yo le mandé un mensaje diciéndole que me iría de su vida y cómo fue que se dio cuenta de que no tenía que dejarme partir.

También escribió como fue para ella nuestro primer beso un año atrás y como esperó con muchas ansias y emoción el gran día en que le pidiera que fuera mi novia nuevamente. Al final escribió como era para ella la relación que, a pesar de las discusiones, era lo más hermoso de su vida. Me agradeció por cada sonrisa que se formaba en su rostro, por mis chistes y mis ocurrencias. Y por último me juró amor eterno.

Cuando terminé de leer, ella me abrazó de sorpresa y se pegó con mucha fuerza a mi pecho, lo cual significaba que estaba llorando. La dejé ahí unos minutos y después le pregunté por qué se encontraba así. Su respuesta fue que recordó cuando me dijo que no quería ser mi novia y que pensó en todo el dolor que me causó.

–Hoy estamos celebrando un año de noviazgo –Le dije mientras la aparté de mi pecho y le limpiaba las lágrimas–. Olvida lo que yo pasé. Al final terminamos juntos.

–Te amo mucho Gael –Me dijo.

–Te amo mucho más Zoraida –Respondí.

En los primeros días de febrero, Zoraida sufrió un duro golpe en el corazón. Su padre, el señor José fue demandado en su trabajo. Una platería muy prestigiosa lo acusaba de haberle entregado piezas falsas que las hizo pasar por plata. Por esta razón, el señor José sorpresivamente huyó de la ciudad para que no fuera a la cárcel. Esto sucedió en la primera semana de clases del nuevo semestre. Para Zoraida había sido una mañana normal. Su padre la despidió como siempre antes de irse a la preparatoria. Cuando regresó a casa, encontró a su madre sentada en la sala junto a Jorge.

LA SOMBRA QUE PRODUCE NUESTRA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora