VEINTICUATRO

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Las cosas con Zoraida parecían tranquilas. Yo ya no le reprochaba absolutamente nada. Una semana después de nuestra discusión pude haberle reprochado el que de nuevo no tuviera tiempo para mí, pero lo pensé bien. Yo quería que las cosas estuvieran bien entre ella y yo.

Para nuestro quinto mes hice una carta para ella y fui hasta su hogar solamente para pasar esa carta por debajo de la puerta. Esa misma noche recibí su agradecimiento sin emoción alguna y creo que solo me agradeció por educación.

El primer lunes de las vacaciones de semana santa visité a Zoraida. Estuvimos en su habitación y mientras sonaba en el ambiente la música de M83. Ella y yo comenzamos a besarnos. Nuestros besos eran tan apasionados que parecía que llegaríamos al acto carnal. Yo si estaba dispuesto a llegar a tercera base. Quise quitar ese pensamiento de mi mente, pero fracasé porque ella me enredó con su pierna. Yo quise meter mi mano por debajo de su blusa y llegar hasta su pecho, pero no me atreví porque recordé la vez que intenté hacer algo parecido y fracasé. Los besos apasionados siguieron y yo me excitaba cada vez más. En verdad deseaba llegar más allá de esos simples besos, pero no quise arriesgarme a que su madre o su hermano nos descubrieran; O que ella me rechazara y se molestara conmigo. Al final solo seguimos con esos besos apasionados.

A las 10 abandoné su hogar. La señora Mónica ya no me invitaba a cenar desde el mal entendido que tuvimos. Me conformaba con que mi suegra no me invitara a cenar en lugar de que le metiera ideas malas a su hija sobre mí. Esa noche noté que Zoraida no uso el dije que le regalé en su cumpleaños.

En los siguientes días de vacaciones trabajé en Luna de Plata. Salía a las 8 de la noche de trabajar y ya no me daba tiempo para visitar a Zoraida. Ni siquiera tuve tiempo en la siguiente semana porque los hijos de mi tía visitaron la ciudad. Mi madre se ofreció para darles hospedaje en mi hogar.

En esas vacaciones me sorprendí por saber que Maribel ya se había casado. En sus redes sociales presumió de su boda que fue por el registro civil. Su marido se trataba ni más ni menos que del chico que la acompañó el 15 de septiembre del año pasado.

La noche del sábado de gloria, Gabriel y yo nos encontramos con Maribel en el zócalo. Iba acompañada de su marido. Pasamos a un lado de ella y ni siquiera nos miró. Esa misma noche anoté a Maribel a mi lista de chicas hipócritas que juraron que serían mis amigas por siempre.

En la siguiente semana tampoco me reuní con Zoraida porque quise que a ella le naciera el deseo de querer estar conmigo. Ese deseo nunca llegó.

Me sentí decepcionado porque eso me demostró que ella no estaba poniendo de su parte para que la relación funcionara. Pero lo que más me decepcionó fue cuando visitó a su padre el último fin de semana de las vacaciones. Me comuniqué con ella con llamadas telefónicas en su primer día en la Ciudad de México. Al siguiente día no supe nada mas de ella. Le envié un mensaje de buenas noches y no hubo respuesta alguna.

A la mañana siguiente me preocupé por no saber de ella. Me mataba el pensar que le había sucedido algo malo. Llegué a saber algo cuando llegó a Taxco el domingo por la tarde.

En la noche cuando hablé con ella, discutimos. Zora mal interpretó mi preocupación con desconfianza porque pensó que yo creía que me estaba siendo infiel o algo así y a pesar de que le dije que no era así, no me creyó. Ahí me di cuenta de que ni siquiera me quería. Ella no veía el daño que me estaba haciendo por sus cambios sentimentales. Me decía que, si me quería, pero no me lo demostraba. Además, no estaba haciendo algo para salvar nuestra relación y mucho menos me daba motivos para seguir a su lado.

En esa discusión que tuvimos yo le di a entender por accidente que ya no quería estar a su lado, pero lo más cruel fue por parte de ella que me dijo que si no me gustaba la persona que estaba siendo conmigo, que mejor buscara a alguien que si me pudiera hacer feliz. Y al igual que el mes anterior, yo no supe si tomar la decisión de irme de su vida.

LA SOMBRA QUE PRODUCE NUESTRA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora