Cuando llegó el mes de diciembre las cosas entre Zora y yo cambiaron drásticamente. Ella decidió que no me permitiría verla más en la hora del recreo, pero aun así nos seguimos viendo cuando nuestro horario de salida coincidía.
Comencé a notar que ella tenía poco interés en verme y en estar a mi lado. Faltaba poco para su cumpleaños y yo tenía que planear algo bueno para ella. No sabía que regalarle y, de hecho, había planeado comprar su regalo un día antes de su festejo.
Compré un pequeño oso de peluche color blanco que entre sus manos tenía una bolsa con chocolates. Además, también compré un dije del Yin y el Yang hecho de plata, el cual se podía separar por la mitad. A ella le entregaría la mitad con el lado blanco, el lado bueno.
Conseguí una bolsa de regalo morada para que tuviera buena presentación mi regalo. El dije se lo daría descubierto, así para poder darle la explicación de él.
El 11 de diciembre era el día de su cumpleaños. Ese día ella me concedió el deseo de estar a su lado en el recreo. Estaba tan linda como siempre y usó el abrigo rosa con el cual la vi por primera vez.
–Hola Zoraida –Le dije mientras sostenía su regalo en mis manos–, ¿Cómo estás?
–Muy bien, gracias –Respondió.
–Mira te traje este pequeño regalo –Extendí mi brazo derecho con su regalo y ella lo recibió. Luego extendí la palma izquierda de mi mano en donde se encontraba el dije con una cadena de plata–. Es un Yin Yang. La otra mitad la tengo yo –Metí mi mano por mi cuello dentro de mi playera y le mostré la otra mitad–. Y pues hice esto porque creo que tú eres mi otra mitad.
–Muchas gracias Gael –Sonrió y enseguida me abrazó. Después de tanto tiempo de no haber estado entre sus brazos, me sentí como en casa.
Luego de unos segundos nos separamos
– ¿Me lo podrías poner? –Me devolvió el dije.
Asentí con la cabeza.
Me dio la espalda y recogió su cabello. Yo estaba un poco nervioso por hacer eso, que me costó trabajo abrochar la cadena. Luego de eso tomamos asiento en la jardinera para platicar.
Al día siguiente comenzarían las vacaciones. Tuve un plan para pasar el último día de clases con ella. El 12 de diciembre seria la fiesta en honor a la virgen de Guadalupe en el barrio donde Zora vivía, así que le dije:
–Oye me gustaría ir mañana a Guadalupe contigo. Después de clases podría acompañarte a casa, pero antes podríamos ver alguna danza afuera de la iglesia.
–No lo sé, déjame pensarlo y yo mañana te digo. Nos vemos en el recreo.
–Claro que lo haré.
La conversación siguió. Hablamos de las cosas que nos habían sucedido en apenas esas 4 horas de nuestro día.
Y como lo acordamos, al día siguiente nos reunimos de nuevo. Los dos solo asistimos a la preparatoria para saber las calificaciones finales de nuestras materias cursadas. Cuando nos reunimos, acordamos en ir al parque, allí nos sentamos un rato a conversar.
–¿En tu casa hacen festejo por este día? –Le pregunté.
–Sí, invitamos a unos cuantos tíos y primos. Por lo general, festejamos mi cumpleaños este día –Respondió.
–Yo antes subía con mi mamá a comer a la casa de una tía, pero después ellas tuvieron una pelea y se dejaron de hablar.
–Que mal, ¿Ahora ya no vas al barrio de Guadalupe en este día?
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LA SOMBRA QUE PRODUCE NUESTRA LUZ
RomanceSomos seres de luz y como tal también podemos producir una sombra provocada por una obstaculización. Al producir una oscuridad, esta se puede proyectar hacia las personas que nos quieren. Así como damos felicidad, también damos daño a las demás alma...