Llegó el mes de junio y con él, mis últimas dos semanas de clases, en las cuales hubo exámenes y entrega de proyectos finales. Fueron dos semanas muy pesadas, pero también deprimentes. En esos días Zoraida me comenzó a despreciar. Ya no me dejaba acompañarla en el recreo. Ni siquiera me dejaba acompañarla en su camino a la hora de la salida.
Un día yo me encontraba sentado a la mitad de las escaleras de la entrada de la preparatoria. A mi lado estaba Romina y a unos metros se encontraba Maribel hablando con su ex novio. A lo lejos mis ojos vieron a Zoraida junto con Cinthya subiendo los primeros escalones. Justo cuando iba a pasar a un lado de mí, me levanté y obstruí su camino. Los dos nos dijimos hola. Le iba a preguntar sobre su estado emocional, pero me interrumpió diciéndome que ya tenía que irse y entonces le pregunté que si podía acompañarla. Con su brazo me hizo a un lado del camino. Cinthya se adelantó y Zoraida al ver que su amiga la abandonaba, la siguió. Caminé atrás de ella y la alcancé a tomar del hombro y se detuvo. Me miró a la cara y me dijo que no. Se despidió haciendo la señal de adiós con su mano y se fue.
Comencé a llorar. Maribel llegó hacia a mí y me abrazó. Me dijo que tenía que aprender a aceptar el error de haber dejado ir a Zoraida. Luego llegó Romina y también me abrazó. A pesar de que yo le demostraba a Zora que quería estar a su lado, ella me despreciaba.
Lo único que me hizo sentir bien después de ese acto de desprecio fue el termino de mis clases, aunque me puso un poco sentimental el terminar otro ciclo en mi vida, pero también sentí gran emoción porque comenzaría una nueva vida. Conocería a nuevas personas y eso me emocionaba porque así me sucedió cuando empezó mi ciclo en la preparatoria. Las pocas amistades que tuve en la secundaria se olvidaron de mí. La verdad es que cuando entra un nuevo ciclo en nuestra vida, vemos con mejores ojos a las nuevas personas que a las que ya estaban con nosotros.
En esos días en que los ciclos de mi vida se tomaron una pausa, comencé a pensar en que Zoraida quizás me alejó de su vida por empezar una nueva relación con Héctor. Aunque no vi mucha actividad entre ellos dos en las redes sociales, yo sospechaba que tenían algo.
Las cosas mejoraron en los siguientes días. Invité a Zoraida al cine a ver una película de romance que termina en tragedia. Me equivoqué al pensar que rechazaría mi invitación.
Cuando salimos del cine tenía ganas de llorar y ella se dio cuenta. Por una parte, porque la película me conmovió. Le dije a Zoraida que teníamos que hablar. Le sugerí que fuéramos a mi casa, pero se negó y me dijo que era mejor ir a la de ella, porque su familia no estaba ahí.
Una vez que llegamos a ese lugar, nos sentamos en su sala. Y allí fue donde le dije todo lo que había guardado. Le expresé toda mi tristeza.
–No te quiero perder. Por eso aún sigo a tu lado, a pesar de que las cosas no son como antes. Sé que te hice mucho daño, pero aquí estoy contigo –Le dije con lágrimas en mis ojos.
–Tuviste tu oportunidad y la dejaste perder. Te voy a confesar porque a veces te trato como si no me importaras. Últimamente mi mamá ha estado viendo si nos vamos a mudar a México. He estado muy deprimida por la partida de mi padre, ¿Y si me voy de aquí tu qué harás?
–No me importa si te vas o no. Mi propósito es estar contigo.
–Ya te dije que tuviste tu oportunidad. Tú me lastimaste. Me rompiste el corazón cuando me dijiste hace unos meses que no querías una relación a distancia.
Fue un gran golpe para mi escuchar que Zora quiso una vida a mi lado, y saber en el fondo que yo mismo arruiné eso.
–Fueron estúpidas mis palabras en ese momento. Ahora estoy aquí demostrándote que quiero seguir a tu lado a pesar de todo.
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LA SOMBRA QUE PRODUCE NUESTRA LUZ
RomanceSomos seres de luz y como tal también podemos producir una sombra provocada por una obstaculización. Al producir una oscuridad, esta se puede proyectar hacia las personas que nos quieren. Así como damos felicidad, también damos daño a las demás alma...