NICOLE

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 Nos encontrábamos en la oficina de Iván, hice que me sacaran del hospital a la fuerza, Matteo estaba tanto cabreado con lo que pasó con Leonardo, como conmigo por ser tan cabezona y no estar bajo revisiones medicales. Yo no podía quedarme de brazos cruzados sin saber nada de mi hijo, el problema es que él no lo entendía.

— Matteo, no puedo quedarme aquí sin hacer nada. — digo con voz firme, luchando contra las lágrimas que amenazan con emerger. — Nuestro hijo necesita a su madre, necesita sentir mi presencia cerca. No puedo simplemente quedarme de brazos cruzados mientras él está en peligro. — este se negó enseguida cosa que me hizo cabrear.

En el momento en que Matteo me rechazó, sentí un torbellino de emociones abrumándome. La furia ardía en mi pecho mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. ¿Cómo podía negarse a dejarme ir con él? Mi hijo estaba en peligro, y yo necesitaba estar allí para protegerlo.

— ¡No puedes hacer esto, Matteo! — grité, mis manos temblando de impotencia mientras lo enfrentaba. — Nuestro hijo está en manos de esos monstruos, ¡tengo que estar allí para él!

Matteo me miró con determinación, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de preocupación y obstinación.

— Nicole, entiendo que estés preocupada, pero acabas de dar a luz. Necesitas descansar y recuperarte. No puedo arriesgarme a perderte a ti también. — dijo con voz firme, tratando de calmarme.

Mis emociones se agitaron aún más ante sus palabras. ¿Cómo podía pensar en mi descanso cuando nuestro hijo estaba en peligro? La ira bullía dentro de mí mientras luchaba con la sensación de impotencia que amenazaba con consumirme.

— ¡No puedo quedarme aquí sin hacer nada mientras mi hijo está en peligro! — exclamé, mis palabras resonando con desesperación. — ¡Debes dejarme ir contigo, Matteo, por favor!

Pero Matteo se mantuvo firme en su decisión, su expresión seria y decidida. Por más que intenté convencerlo, sabía que no cedería fácilmente. Con el corazón lleno de angustia y determinación, me preparé para luchar por lo que más amaba: mi hijo.

Respiré profundamente, luchando contra el torrente de emociones que amenazaba con abrumarme. Sabía que Matteo tenía razón en cierto sentido, pero mi instinto maternal gritaba más fuerte. Mi hijo necesitaba a su madre, y no podía permitirme estar separada de él en este momento crucial.

— Entiendo tu preocupación, Matteo, pero también necesito estar allí para Leonardo. — dije con determinación, buscando desesperadamente una forma de convencerlo. — Podemos cuidarnos mutuamente, juntos somos más fuertes.

Matteo pareció reflexionar sobre mis palabras, su expresión suavizándose ligeramente. Sabía que estaba luchando una batalla cuesta arriba, pero no podía rendirme. No cuando el bienestar de nuestro hijo estaba en juego.

Matteo finalmente cedió ante mi insistencia, aunque con una condición que resonaba con su naturaleza protectora.

— Está bien, Nicole. — dijo con un suspiro resignado, su mirada reflejando una mezcla de determinación y preocupación. — Pero prométeme que no te meterás en problemas. No puedo soportar la idea de perderte a ti o a nuestro hijo.

Asentí solemnemente, comprendiendo la gravedad de su preocupación y la importancia de mantenernos a salvo.

— Te lo prometo, Matteo. — respondí con firmeza, sintiendo un alivio momentáneo al saber que estaríamos juntos en esta misión. — Nos mantendremos fuera de peligro, te lo aseguro.

Con ese acuerdo, nos preparamos para enfrentar el desafío que teníamos por delante, unidos en nuestro objetivo de recuperar a nuestro hijo y proteger nuestra familia a toda costa.

Dangerous: Juego TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora