MATTEO

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La noche caía sobre la ciudad cuando nos adentramos en las sombras, determinados a rescatar a nuestro hijo de las garras de Giovanni. El viento soplaba frío mientras avanzábamos por las calles, con la determinación ardiendo en nuestros corazones.

Con cada paso, la tensión aumentaba, alimentada por la incertidumbre de lo que nos esperaba. Pero no había tiempo para dudar. Nos dirigíamos hacia el lugar donde creíamos que Giovanni mantenía a Leonardo cautivo, preparados para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.

Mientras avanzábamos por las calles sombrías, Nicole rompió el silencio con una pregunta que me sacudió hasta lo más profundo.

— ¿Conoces este lugar? — susurró aterrada.

Frené el coche de golpe, paralizado por un torrente de recuerdos que amenazaban con inundar mi mente. La fábrica abandonada se alzaba frente a nosotros como un fantasma del pasado, evocando imágenes que preferiría olvidar.

El sonido de mis pasos resonaba en los pasillos vacíos de la fábrica mientras me adentraba en la oscuridad. Mi corazón latía con fuerza, impulsado por el miedo y la determinación. Sabía que mi padre estaba en peligro, y haría cualquier cosa para salvarlo.

— ¡Padre! — grité, buscando entre las sombras mientras avanzaba más y más en el laberinto de la fábrica. La tensión en el aire era palpable, como una tormenta a punto de estallar.

Finalmente, lo encontré. Mi padre, atado y herido, pero vivo. Sus ojos se encontraron con los míos, llenos de gratitud y alivio.

— Matteo — susurró con voz débil.

— Te sacaré de aquí... — dije intentando sacarle las cuerdas de encima, pero un disparo se hizo presente y resonó por toda la fábrica.

Mi padre... Estaba desangrándose delante mía. Cayó de rodillas después de desatarle y... murió.

Murió por mi culpa.

Sacudí la cabeza, tratando de deshacerme de los recuerdos que amenazaban con consumirme.

— Sí, lo recuerdo — respondí con voz entrecortada. — Es un lugar peligroso.

Nicole me miró con preocupación, leyendo la angustia en mis ojos.

— ¿Estás bien? — preguntó con suavidad.

Asentí, forzando una sonrisa. — Estoy bien. Solo son recuerdos del pasado.

Pero en lo más profundo de mi ser, sabía que este lugar era mucho más que un simple recuerdo. Era un recordatorio de las sombras que acechaban en mi alma, una advertencia de los peligros que aguardaban en las profundidades de la oscuridad. Y esta vez, estaba decidido a enfrentarlos, aunque eso significara desenterrar los demonios que yacían dormidos en mi interior.

El sonido amortiguado de nuestros pasos resonaba en el silencio tenso de la fábrica abandonada mientras avanzábamos con cautela. Iván, con la mirada fija en el horizonte, había sugerido una emboscada rápida y letal, pero yo sabía que sería demasiado arriesgado. Cualquier movimiento en falso y estaríamos expuestos, atrapados en la trampa que Giovanni había tendido para nosotros.

— Debemos actuar con cautela — murmuré, mi voz apenas un susurro en el aire tenso. — Si nos lanzamos a una emboscada, nos arriesgamos a ser descubiertos antes de tiempo.

Iván frunció el ceño, sus ojos oscuros reflejando su frustración.

— Pero si esperamos demasiado, podríamos perder la oportunidad — argumentó, su voz cargada de impaciencia.

Dangerous: Juego TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora