NICOLE

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El ambiente en casa de Iván se cargaba de ansiedad y preocupación. Mientras esperábamos noticias sobre Matteo, mi mente se dividía entre el desconcierto del ataque y la sorpresa del embarazo recién descubierto. Ivan intentaba obtener información sobre la situación en Nueva York, pero todo era un mar de incertidumbre.

Me encontraba sentada en el sofá, mirando fijamente mi teléfono en la esperanza de que Matteo respondiera mi llamada. La ausencia de noticias solo aumentaba mi ansiedad, y no podía evitar que mi mente divagara hacia los peores escenarios posibles.

― ¿Cómo estás, Nicole? ― preguntó Chiara con preocupación mientras se sentaba a mi lado.

― Estoy bien, solo... preocupada. No puedo dejar de pensar en Matteo y en lo que podría estar pasando. ― admití, sintiendo un nudo en mi estómago.

Iván se acercó con gesto serio, sosteniendo su teléfono. ― No hemos logrado obtener información precisa. Algo grande está ocurriendo en Nueva York, pero no sabemos exactamente qué.

Mis ojos se llenaron de lágrimas reprimidas. La incertidumbre me devoraba, y la sensación de impotencia se instalaba en mi pecho. Ivan intentó tranquilizarme, pero la preocupación persistía.

― Deberías descansar un poco, Nicole. No ganamos nada estando todos agotados. ― sugirió Ivan.

Chiara asintió. ― Tiene razón. Intentemos relajarnos hasta que sepamos más. Y, por favor, intenta no preocuparte demasiado por Matteo.

A pesar de sus consejos, mis pensamientos seguían anclados en Matteo. Sentí que algo no estaba bien, una conexión inexplicable que solo el amor podía traer consigo. No sabía cuándo volvería a verlo, y esa incertidumbre era casi insoportable. Con un suspiro, me recosté en el sofá, esperando que la espera no se hiciera eterna y que, de alguna manera, Matteo regresara ileso a casa.

El silencio en la sala se rompió abruptamente con el tono de llamada del teléfono de Matteo. Mis ojos se enfocaron en la pantalla mientras tomaba el dispositivo. Sin embargo, la alegría de ver la llamada se desvaneció al notar que provenía de un número desconocido.

― ¿Hola? ― respondí con cautela.

Una voz distorsionada, evidentemente modificada, resonó al otro lado de la línea. ― Escucha bien, Nicole. Tenemos a tu querido Matteo, y su seguridad depende de ti. Si quieres verlo a salvo, debes enfrentar una serie de pruebas.

Mi corazón latía con fuerza, y una sensación de pánico se apoderó de mí. ― ¿Pruebas? ¿Qué estás diciendo? ¿Dónde está Matteo? ― pregunté, intentando contener la angustia en mi voz.

― No te preocupes, no le haremos daño si sigues nuestras instrucciones al pie de la letra. Tienes que superar diez pruebas. Fallar en una de ellas pondrá en peligro su vida.

Las palabras resonaron en mi mente como una pesadilla. La idea de que algo malo le pudiera suceder a Matteo me llenaba de terror. Sin embargo, una determinación feroz se encendió en mí.

Iván, quien observaba la situación, hizo un gesto para que pusiera el teléfono en altavoz. Yo, con el ceño fruncido y una expresión seria, obedeció.

― Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para asegurarme de que Matteo esté a salvo. Pero, por favor, déjame hablar con él. Necesito saber que está bien. ― supliqué, apretando el teléfono con fuerza.

La voz distorsionada retomó la palabra, pero esta vez todos en la habitación pudieron escuchar las instrucciones. Cada palabra aumentaba la tensión en el aire.

― La primera prueba comienza ahora. Ve al lugar que te indicaremos y espera nuevas instrucciones allí. No hables con nadie, no avises a la policía, o pagarás las consecuencias. La vida de Matteo está en tus manos.

Dangerous: Juego TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora