Capítulo 12

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Alana se secó las lágrimas. Realmente no sabía cuánto tiempo había sentido que su única motivación era llorar mientras recordaba las palabras de Duncan. Y así como lo pidió, nadie fue a molestarla. Sabía que alguien tocó para la cena, pero ella no abrió en ningún momento. Miró hacia la ventana de la habitación y se dio cuenta de que el sol estaba saliendo, lo que indicaba que hoy era otro día. Soltó un suspiro y se levantó, poniéndose frente al espejo y mirándose con mucha atención. Sabía que sus ojos estaban hinchados y enrojecidos por el llanto, además, su cabello estaba despeinado y su vestido arrugado, ya que no se lo cambió cuando se acostó en la cama. -¿Será que mi padre me mintió todo el tiempo?- pensó con tristeza mientras recordaba las palabras de su padre y cómo él le decía que ella era la loba más hermosa de todo el mundo y cómo el lobo que ella eligiera como su pareja estaría orgulloso de tenerla.

-Es imposible creer que solo yo sentí esa conexión- susurró mientras veía nuevamente sus facciones. -No entiendo por qué él quiere alejarme-Luego de decir eso, sintió cómo otro sentimiento invadía su cuerpo al tener aquellos pensamientos en su mente-Y si lo que dijo fue solo una mentira para mantenerme lejos de él- Tomó un momento para pensar con más detalles aquella idea y sintió cómo su cuerpo hervía, ya que era imposible creer que él quisiera dominar así sus emociones-Es que entre más lo pienso, más sentido tiene, pero debo probar esto- comentó

Alana, tomando una actitud más seria-Además, este sentimiento me gusta más-se dijo mientras sentía cómo algo la impulsaba a buscar a Duncan para golpearlo

Cuando entró al baño, no utilizó la calefacción y decidió bañarse con agua helada para que el frío ayudara a que su hinchazón disminuyera. Cuando sintió las primeras gotas en sus ojos, los cerró, sintiendo cómo esto aliviaba un poco su malestar, mientras pensaba en qué hacer para comprobar sus pensamientos respecto a su situación con Duncan. 'Eres un lobo muy escurridizo', pensó mientras se pasaba las manos por su rostro mientras el agua de la regadera caía sobre su cuerpo, pero luego sonrió al tener una idea.

Una vez que Alana salió del baño, eligió el mejor vestido que tenía disponible y, luego de ponerse el vestido, se secó el cabello y se arregló. Algo que había aprendido de las lobas de su clan era que si peleabas con tu pareja, era el día donde más hermosa debías colocarte para que él viera la mujer que estaba a su lado y así odiara que otras vieran lo que es suyo. Con ese pensamiento, sonrió. Luego de haberse arreglado, se miró en el espejo y vio que su hinchazón había disminuido, así como el enrojecimiento en sus ojos, lo que indicaba que el agua helada realmente funcionó, y eso la hizo sonreír. Además, se vio bien en su vestido rojo y notó que le quedaba precioso, lo que la hizo sonreír aún más.

Cuando salió de la cabaña, notó que todos los lobos estaban en sus quehaceres, así que caminó pausadamente mientras pensaba en su plan, pero al mismo tiempo miraba a su alrededor el bosque, notando lo hermoso que era el territorio de los lobos del norte. A pesar de que no quería encontrarse con Duncan, escuchó el sonido de un hacha, y al mirar a su derecha, vio que él estaba cortando madera. Por un momento, sus miradas se encontraron, pero ella solo lo miró con seriedad para luego apartar la mirada y seguir su camino, ignorándolo por completo

-Este sentimiento me gusta más que la tristeza- pensó Alana al ver cómo actuó frente a Duncan.

-¿Será rabia lo que siento?- se preguntó luego de un momento para luego sonreír. -Lo prefiero mil veces más que la tristeza, al menos ya tengo hambre, en cambio mientras me sentía triste no quería comer nada", siguió perdida en sus pensamientos mientras se sobaba un poco el estómago, ya que este rugía por el descuido del día anterior.

Duncan sintió una necesidad de interrumpir lo que estaba haciendo y correr a pedirle perdón a Alana. Para él, ella era una mujer única y la única con la que quería estar, pero por primera vez en mucho tiempo, aquella mirada que ella le dio lo hizo retroceder, algo conmovido por su actuar. Nunca imaginó que Alana pudiera mirarlo de aquella manera.

-Vaya, eso tiene que ser un récord-comentó Kai al ver cómo su hermano arruinó su matrimonio en menos de 24 horas.

-¿A qué te refieres?- dijo Duncan a la defensiva.

-Por la mirada que te lanzó Alana que la sentí hasta en los huesos. ¿Dijiste o hiciste un comentario fuera de lugar o me equivoco? -Duncan bajó la mirada y siguió en lo que estaba haciendo, era mejor así, pensó tercamente.

Alana se encontraba comiendo una manzana mientras hablaba con una de las lobas de la manada de Duncan. -No logro entender lo que me quieres decir, mi señora- Laura estaba recogiendo algunas verduras de su huerto y se encontró con la compañera de su alfa, lo cual la sorprendió aún más cuando esta le pidió un favor.

-Fue muy difícil elegir cuál sería la loba que me pudiera ayudar, más sabiendo lo hermosas que son todas, pero para mí tú eres la que más resalta con tu hermoso cabello enroscado, tus lindos ojos color miel y tu piel suave como el maíz seco- comentó Alana con una sonrisa, lo que llenó de más sospechas a Laura.

Laura examinó a su señora y vio cómo esta respondía con una sonrisa mientras se comía la manzana que ella le había dado. Sabía que algunas lobas podían ser crueles y despiadadas, pero al ver a Alana notó que ella no olía a amargura o descontento, demostrando que su esencia era bondadosa, lo cual la sorprendió, ya que el aroma de Duncan era fuerte y prepotente, mostrando lo estricto que es. -Gracias por tus palabras, usted también es una mujer hermosa- dijo con cuidado para no despertar la ira en Alana.

-Ese jean te queda muy lindo, me gustaría ser tu amiga después de que me ayudes con el favor- comentó Alana sonriendo sin notar la incomodidad y preocupación de Laura.

"Me encantaría serlo, además tienes un vestido muy hermoso", dijo Laura con cuidado mientras miraba a su alrededor para ver si veía a Kai y la ayudara con señora.

-Gracias, en mi clan no es común que las mujeres usen jean ya que eso limita la movilidad- comentó Alana feliz mientras terminaba de comer la manzana.

Laura asintió, sabía que los del sur tenían una forma diferente de vivir y de pensar. -Tienes razón en tus palabras- comentó Laura después de un tiempo.

Laura miró a Alana luego de que entre ambas cayera un silencio, que por el aspecto de Alana no le era incómodo, pero para ella era incierto ya que no sabía qué hacer o cómo actuar. Siempre le inculcaron que la luna de su alfa se le debía respeto y que nunca debía hablarle como a un igual, y aquí estaba su señora sentada en la roca de su huerto comiendo manzanas mientras la miraba con una sonrisa.

-¿Me dirá el favor que quiere que haga?- dijo Laura lentamente.

Alana abrió los ojos y rio. -Ay, qué tonta soy. Mira, solo quiero que pases al frente de Duncan y elijas una pequeña flor que está a su costado-Laura arrugó su ceño al no comprender.

Alana sonrió. Quería saber si Duncan le prestaba atención a cualquier mujer que le coqueteara como dijo sus palabras, o simplemente lo dijo para alejarla, y si era así, se enojaría bastante, pero amaba más ese sentimiento que el de tristeza.

Laura no sabía por qué quería Alana una flor o por qué debía pasar al frente de su alfa, pero solo por este momento dejó atrás sus dudas y decidió ayudarla. Además, los del sur siempre eran raros, así que ¿por qué no?


espero que lo disfruten 

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora