capítulo 17

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Alana estaba súper feliz hoy había hecho un gran avance con Duncan. "¡Qué tierno es", pensó al recordar cómo se puso entre sus piernas mientras le rogaba, pero un estruendo en la parte trasera la hizo voltear y se sorprendió al ver cómo Kia salía rápidamente de la cabaña para luego convertirse en lobo y, luego de unos segundos, pudo ver a Duncan hacer lo mismo. "Vaya, realmente era urgente", susurró al ver a los dos hermanos salir de la casa.

Con aquel pensamiento, se encogió de hombros y caminó felizmente hacia la casa de Laura.

Laura se encontraba durmiendo plácidamente en su cama, pero sintió como si alguien la estuviera mirando, así que abrió los ojos y se encontró con los dos ojos de su señora, lo que la hizo sobresaltar. -Dios mío, mi señora- dijo llevando la mano a su corazón y preguntando cómo pudo entrar.

--¿En qué quedamos, Laura? -dijo Alana al ver cómo Laura aún le seguía llamando "señora".

--Lo siento, es algo que hago por inercia -comentó Laura despejando en sus ojos el sueño, mientras miraba a su alrededor.

--¿Me puedes decir por dónde entraste? -preguntó Laura con interés, sentándose en la cama y mirando detenidamente a Alana.

Alana sonrió al ver a Laura--Por la puerta, ya levántate -Laura torció levemente la boca al escuchar aquellas palabras, pues tenía algo de lógica, pensó con una sonrisa, su señora era una mujer muy peculiar.

--¿Y a qué se debe el honor de tu visita? -preguntó Laura mientras se acomodaba.

Alana se sentó en la cama de Laura y tomó la almohada para acomodarse mientras Laura solo la miraba--Funcionó lo que me dijiste -comentó Alana con una sonrisa mientras daba pequeños brincos en la cama.

Laura esta acción la hizo reír--Pero a mí también me dejó caliente, y eso es lo que no me gusta -esto hizo que Laura soltara una carcajada.

--Debemos hacer sacrificios por el bien -dijo Laura, pero al ver el puchero de Alana, solo la hizo reír más. Su señora era una mujer muy noble y le gustaba que su alfa estuviera al lado de una mujer como ella, ya que le mostraría la dulzura de la vida y le demostraría cómo parar su rudeza.

--Sí -dijo una emocionada Alana.

Alana salió de la cabaña de Laura y notó que se le había pasado la mañana y parte de la tarde. Sabía que, como señora de la manada del norte, tenía responsabilidades, pero también sabía que, si Duncan no la reconocía como su compañera, su papel en la manada estaba incierto. Por tal razón, su objetivo era primero definir su relación con Duncan, pero a pesar de eso, no pudo evitar preguntarle a Laura sobre la problemática de la manada, así como el comportamiento de las lobas y de los niños.

Por lo que había entendido, había cierta competencia entre algunas lobas que creaba un ambiente algo tóxico e incómodo con sus compañeros, ya que estos se llevaban bien, pero al llevarse mal sus parejas con las de sus compañeros, los colocaba en una situación complicada.

--Me gustaría conocerlas -comentó Alana, sabía que en estos tres días solo había estado en una parte del territorio y su concentración giraba solo en Duncan, pero ya era hora de que ella fuera asumiendo poco a poco cargo de sus responsabilidades.

Laura torció su boca con incertidumbre, sabía que Vanesa y las demás no eran del carácter dulce de Alana y no quería exponerla a una situación como estas, y más sabiendo que aún su alfa no la había marcado. Había escuchado los comentarios malintencionados en el matrimonio de su alfa y eso la enojó, y ahora más conociendo lo buena persona que es su señora.

--Porque primero no, no concentrarme en gustarle a mi alfa -comentó para quitarle la idea de que conocía a Vanesa

Alana miró a Laura y supo que ella le ocultaba algo, podía ver cómo su humor cambiaba, pero cuando estaba a punto de hablar, vio cómo había una pequeña organización al frente de la cabaña de Duncan -¿Qué están haciendo? -preguntó con interés

Laura murmuró y también se sorprendió de ver cómo había una mesa y cómo los hombres organizaban una especie de comedor, sabía que esto solo ocurría cuando se iba a notificar alguna noticia importante -No lo sé -dijo mientras ambas caminaban y se acercaban.

Alana se acercó junto a Laura y vio de espalda a Kia, así que se acercó -Hola, Kia, ¿qué hacen? -preguntó lo que hizo que Kia se volteara -¡Dios mío, qué te pasó! -dijo Alana al ver cómo Kia tenía el labio partido y un morado bajo del ojo.

--Te atacaron los lobos desconocidos, fue una emboscada -preguntó Alana rápidamente al ver el lamentable aspecto de Kia.

--Solo se le olvidó tocar -Alana volvió al escuchar la voz profunda de Duncan, el cual tenía la mirada más sexy que ella pudo recordar. Miró a los demás lobos y ellos retrocedieron al ver a su alfa, pero ella solo sonrió sin entender sus palabras.

Duncan le lanzó una mirada asesina a su hermano, así como lo que estaba presente, para quedar como advertencia de que ahora en adelante para llegar a su cabaña debían tocar -Si sigues así me enamorarás más -Duncan retrocedió y miró a Alana al escuchar aquel comentario, mientras los demás lobos retrocedían por su mirada Alana sonrió y se acercó a él.

--Y dime, ¿qué hacen? -comentó Alana al ver el silencio de Duncan.

--No tuvimos la oportunidad de darle la bienvenida a nuestro clan después de la boda, debido a los acontecimientos que pasaron -comentó Kia, sabía que esto solo lo dijo para poder salvarse de los golpes de su hermano el cual lo atacó sin piedad.

--En serio, gracias, qué lindos, no debieron molestarse, ay, son tan tiernos -Kia sonrió al ver cómo el comentario de Alana hizo que los demás lobos se avergonzaran y al mismo tiempo les emocionó impresionar a su señora.

Duncan gruñó ante el comportamiento de los demás.

Luego de que todos organizaron la mesa, Alana notó que algunas lobas se encargaron de la comida, la cual era bastante, y así tuvo una vista de todo el clan del norte. Eran grandes y feroces físicamente, pero veía cómo se trataban con respeto y admiración.

Alana, al sentarse al lado de Duncan, recogió sus manos en sus hombros para captar su atención. Duncan levantó el rostro y miró a Alana. Kia sonrió durante todo el transcurso de la cena al ver cómo su hermano dejaba que Alana lo tocara y cómo ella le daba pequeñas porciones de comida a la boca, tal como él hacía.

Duncan se sentía cómodo viendo cómo su manada convivía en paz a pesar de los conflictos que habían tenido, y cómo habían recibido a Alana. Sabía que había algunos conflictos internos, pero la comida siempre ayudaba a unir.

Alana sonrió al ver a Duncan, y una idea perversa le pasó por la cabeza. Duncan iba a tomar un poco de su vino y lo escupió -¿Qué pasa, Duncan? -preguntó Calan al ver cómo su amigo brincaba y escupía gran parte de su bebida.

Duncan tosió -Nada, no pasa nada -comentó mirando a Alana, la cual sonrió mientras tenía la mano puesta en el pene de Duncan.

Duncan miró a Alana sin entender su actuar -Solo tocó lo mío -comentó Alana con simpleza al sentir la mirada de Duncan, pero sin quitar la mano sobre el pantalón de este en aquella zona

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora