Capítulo 28

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Duncan miró cómo Alana tomaba su cabello y lo colocaba a un lado de su hombro para luego acariciarlo y mirarlo directamente a los ojos. Procedió a lamerse los labios y sonreír. ¡Maldición! Aquella mirada la sintió en todo su cuerpo, pensó con asombro, pero sabía que ella hacía eso para desconcentrarlo. Hace poco ambos habían compartido un momento mágico, así que no era el momento para que él estuviera fastidiando con ella.

Alana no podía olvidar la transformación de Duncan cuando estaba enojado. Se preguntó si era posible que ambos estuvieran juntos cuando él tuviera aquella transformación. Aquel pensamiento la hizo morderse el labio.

—Alana, ¿me estás prestando atención? —el llamado de Duncan hizo que ella espabilara y soltara otro suspiro.

—Sí, Duncan. Quieres pelear conmigo para ver mi capacidad de combate, ¿verdad? —comentó con resignación Alana, luego de olvidar sus pensamientos—. Eso no es como si yo hiciera trampa —añadió luego de pensar en las palabras de Duncan.

—Eso no es trampa, piensa que Vanessa no se preparará para el momento. Conociéndola, madrugará y entrenará hasta el anochecer —comentó Duncan sintiendo cómo su ira volvía de nuevo.

—Eso solo la agotará. Yo tomaré un descanso y así estaré fresca para la batalla. Mi padre siempre decía que un buen descanso te asegura una buena batalla —Duncan pasó una mano por su rostro y soltó un fuerte suspiro al ver cómo Alana comentaba aquello con la mayor simpleza del mundo. ¿Es que no veía el alcance de un desafío? Si ella pierde, no solo significaba que no tomaría el puesto de luna, sino que él destruiría a todos aquellos que le hagan daño y su clan se dividiría.

—Eres consciente de que ganes o pierdas, tú eres mi compañera y yo, por ser alfa, te hace luna. Y el que no lo acepte, lo mataré. Así que, para evitar eso, es mejor que ganes aquel enfrentamiento —comentó Duncan mirando con detenimiento a Alana mientras echaba el cabello hacia atrás.

—Qué guapo te ves con el cabello hacia atrás —comentó Alana al acercarse y tocar con su mano el hombro de Duncan para que la mirara.

Duncan miró a Alana, sorprendido de cómo ella era capaz de cambiar drásticamente de tema. Era como si simplemente fuera dispersa.

—Alana, estamos hablando de algo serio —comentó Duncan, tomando la mano de Alana para llevarla a su pecho. Antes le dio un beso.

—¿Y quién dijo que hablar de lo guapo que eres no es importante para mí? Lo que pase con Vanessa me tiene sin cuidado. Yo ganaré —comentó Alana, estando al frente de Duncan, inclinándose y dándole un pequeño beso en la nariz.

—Alana, lo hicimos hace poco —Alana abrió los ojos al ver la mirada de Duncan.

—¿Y qué? Soy una loba sensitiva. Las emociones me alimentan, así que... —Alana volvió a acercarse a Duncan para tocar su pecho y ponerse en puntillas para darle un beso.

Duncan miró seriamente a Alana, la cual hizo un puchero y bajó los brazos que había puesto alrededor de él.

—No me mires así. Es como si me dijeras que soy una adicta al sexo, y para tu información, solo lo descubrí hace unos cinco días y es normal —comentó Alana respondiendo a la mirada de Duncan.

Duncan sonrió y la apretó más hacia él.

—Yo no he dicho nada, no me quejo de que seas sensitiva o sensible —comentó mientras con su rostro olía el cuello de Alana para sentir cómo el aroma de su compañera invadía todo su sistema y despertaba cada una de las sensaciones que sabía que solo Alana le provocaba.

Alana sonrió al escuchar las palabras de Duncan, pero este luego puso sus manos en sus hombros y la apartó de él.

—Pero en estos momentos tú tienes un enfrentamiento, el cual, créeme, no me causa ningún tipo de gracia —dijo Duncan al separarse de Alana.

Alana miró a Duncan y caminó para salir fuera de la habitación, sabía que Duncan lograba ser terco.

—Alana —escuchó cómo la llamaba.

—No hemos terminado de hablar —dijo Duncan al ver cómo Alana parecía ignorarlo.

—Ya te dije que no debes preocuparte, yo sé pelear. Sé que puedo aparentar ser débil, pero no lo soy —comentó Alana al dirigirse a la cocina y ver qué podía preparar para la cena.

—No creo que seas débil —comentó Duncan al ponerse detrás de ella y abrazarla desde atrás—, solo que no estoy dispuesto a ver cómo otras personas te hacen daño. Además, mi clan no solo te desafía a ti —Alana recostó su cabeza en el pecho de Duncan.

—Mi trabajo es encargarme de las lobas y eso haré, no debes preocuparte más por ese asunto —Alana interrumpió a Duncan cuando este intentó hablar—, pero viendo que estás preocupado, mañana iré contigo y tendremos un enfrentamiento, ¿qué te parece? —comentó Alana siendo diplomática con Duncan.

—Creo que está bien —comentó Duncan con un suspiro.

—Ahora dime, ¿cómo va tu investigación? Hace poco cambiaste muy rápido de tema —comentó Alana al voltear y mirar a Duncan.

Duncan miró a Alana y sabía que ella era su compañera y debía decirle todos sus miedos e inseguridades.

—Tenemos un traidor en nuestras tierras y se me hace imposible creer que sea uno de los nuestros.

—Por tu gesto, sabes quién es o al menos sospechas —dijo Alana al ver la mirada perdida de Duncan.

—Siento que es Athol —Alana abrió los ojos y cambió su mirada levemente antes de mirar a Duncan.

—No creo que sea él —aquel comentario llamó la atención de Duncan.

—Sé que por ser familia para ti es impensable, pero mi relación con Athol no es muy estrecha —Alana guardó silencio, no le gustaba entrometerse en la vida privada de los demás, pero sabía que Athol no era el traidor, o al menos él no pensaba en traicionar a su clan.

—Confía en mí, él no es, eso te lo puedo asegurar —Duncan miró a Alana detenidamente.

—¿Sabes algo que yo no sé? —preguntó con interés, al ver cómo la mirada de Alana se desviaba.

—Sabes que soy sensitiva y puedo ver y percibir las emociones de las personas, y él no lo es —no quiso dar más detalles.

—Hay personas que pueden engañarte —dijo Duncan, pensando en las palabras de Alana.

—Muy difícilmente —comentó Alana volviendo a tomar los utensilios de la cocina para preparar la cena. Sabía que su comentario había dejado pensativo a Duncan, ya que cuando lo vio, notó que este se sentó en el sillón de la sala mientras colocaba una mano en su barbilla en actitud pensativa, con la mirada puesta en un punto. "Qué guapo", pensó al soltar un suspiro. Puede que Duncan tenga razón y ella sea adicta al sexo, después de todo, ya que solo podía pensar en eso cuando lo veía.

Athol miró la luna y sabía que eran más de las 10 de la noche. Hoy tenía guardia, y sabía que cada uno de los lobos tenía un papel muy importante en la manada. Así como su primo era el Alfa y Kia era el diplomático que hablaba y hacía tratos con otras especies, él era el encargado de la seguridad de la manada y de la vigilancia de los lobos que trabajaban con él. Pero esto le era imposible, y luchó, gruñó y peleó consigo mismo por mostrar tal debilidad, pero le era imposible.

Soltó un suspiro y apretó sus puños al mirar la luna. No sabía cómo actuaría Duncan si lo supiera. Miró a su alrededor y notó que la noche estaba tranquila y que no había nadie cerca que lo estuviera vigilando. Era el mejor momento para irse.

Calan fue a la posición que tenía Athol y notó que este no estaba vigilando. Soltó un leve quejido entre risa y resignación mientras movía la cabeza negando la situación.

—Qué tonto eres —susurró, sabiendo que a Duncan no le gustaría saber que Athol abandonó su guardia y esto solo dejaba a la manada en peligro.

Athol miró a todos lados antes de entrar a aquel lugar que se convirtió en su perdición.


hola mis amores, espero que les gusten este capítulo no olveden comentar, ya que eso me ayudara mucho 

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora