capítulo 18

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Duncan saboreó sus labios para ocultar su sonrisa. Nunca dejaría de sorprenderse por el comportamiento de Alana, pero podía jugar el mismo juego. Vio que ella llevaba una pequeña uva a su boca, así que decidió poner su mano en su muslo.

Alana, al sentir la mano de Duncan, se movió hacia adelante y, entre risas, tomó su brazo y parte de su mano para detener su avance, haciendo que la mano que tenía en la entrepierna de Duncan se apartara y solo sujetara su antebrazo. La otra mano de él la mantuvo agarrada mientras reía y se retorcía en la silla -Duncan -dijo Alana con una risa, sin importarle los presentes.

Duncan bajó la mirada, pensando que Alana respondería de alguna manera pervertida o se quedaría quieta, pero no pudo evitar sonreír y mirarla a los ojos, los cuales se encontraron con su mirada risueña. -Te devuelvo tus palabras, toco lo mío- dijo Duncan. Pensó que Alana le diría algún tipo de comentario mordaz o pervertido, pero ella solo le sonrió y abrazó su brazo para darle un pequeño beso en él. Ese gesto lo sintió como una cálida brisa de verano que tocaba su corazón.

Laura, al ver la interacción de su señora con el alfa, sonrió. Fue un momento tierno que hizo que su corazón se derritiera, y sabía que los demás también lo notaron y les agradó, ya que demostraba que su alfa quería a su compañera.

-No sabía que fueras tan cosquillosa- dijo Duncan en un susurro mientras sonreía, con el cabello cubriendo parte de su rostro mientras mira a Alana.

Alana infló sus mejillas al ver a Duncan. Siempre parecía que las cosas que ella hacía se volvían en su contra, se supone que esto era para provocarlo y dejarlo excitado no a ella-No me contestas- dijo Duncan. Alana volvió a detener la mano de Duncan con una risa al ver cómo él intentaba moverla y hacerle cosquillas.

--sí lo soy- dijo de mala gana Alana, lo que ocasionó que Duncan riera torpemente y eso hizo que el enojo de Alana se anticipara.

--Vaya, eres la primera mujer que está feliz al estar al lado de mi primo- la sonrisa de Duncan se borró al escuchar aquel comentario de su primo.

--No todos tenemos buen gusto- comentó Alana con una sonrisa mientras buscaba con la mirada a Athol, quien levantó su copa y brindó por sus palabras.

--Gusto o no, conoces la leyenda que rodea a tu alfa- comentó Athol con malicia mientras miraba a Duncan con una sonrisa.

Duncan se acomodó en la silla, lo que provocó que Alana lo mirara. -¿Qué es grande, fuerte y fogoso?-preguntó Alana al mirar a Athol.

Duncan sonrió, Alana era una buena cura para su ego.

Athol no pudo evitar reírse fuertemente por las palabras de Alana. –Dichoso el hombre que está a tu lado-comentó fuertemente-pero eso no era a lo que me refería yo-

Alana sonrió y abrazó el brazo de Duncan más fuerte, para luego recostar su cabeza en él. -Deléitame- contestó con seguridad.

Duncan miró a su primo. Si le faltaba el respeto a Alana, no lo perdonaría y lo enfrentaría de una vez.

Athol se tomó un tiempo para despertar entre los presentes eñ suspense. -Antes de que mi primo tuviera esas cicatrices que afeaban su aspecto, era alguien que despertaba el interés de las lobas- comentó. Alana alzó las cejas y miró a Duncan, quien solo se encogió de hombros, lo que la hizo negar y ver a Athol.

-Pero se dice que el genio de mi primo era volátil, o lo es, y las guerras que tuvo para defender su territorio lo volvieron más despiadado que nunca, especialmente cuando llegaba al lado de hermosas lobas- comentó Athol con una sonrisa.

-Lobas, ¿o sea que eran varias?- preguntó Alana mirando a Duncan y luego a Athol.

Athol se sorprendió de que solo le interesara que su primo estuviera con lobas y no lo que hizo en la guerra o el motivo de su fisonomía. -En su vida tuvo varios amoríos, o eso dicen-contestó torpemente.

-Mm-dijo Alana sintiendo cómo su enojo volvía.

-Sigo con el relato. Dicen que cada vez que él venía de una de sus luchas llegaba con tanto enojo que le era imposible separar su bestia de su humanidad, lo que lo hacía feroz y mortal, tanto así que se comía a sus pobres novias, lo que ocasionó que ninguna mujer se acercara

--¡Ah! —exclamó Alana, llevando la mano a su boca mientras miraba a Athol y luego a Duncan.

Duncan se enfadó al ver cómo su primo decía esas estupideces para dañar su imagen. Podía jurar que fue su propio primo quien inventó eso para que él estuviera solo el resto de su vida.

--No lo puedo creer —dijo Alana molesta, quitándole el brazo a Duncan y poniéndose de pie.

--Alana —la llamó Duncan, pero ella solo lo miró molesta.

--Mira lo que ocasionas con tus estupideces —dijo Duncan a su primo enojado, mientras se levantaba y caminaba hasta donde estaba Alana.

--Alana —la llamó, tomando su mano.

--A ellas sí te las comiste, pero a mí no. ¿Por qué no me quieres comer? —Alana no se había alejado lo suficiente, por lo que todos los presentes escucharon claramente lo que dijo, lo que los sorprendió, pero solo se escuchó la risa de Laura, quien ganó la mirada de todos, incluso la de Alana.

--Lo siento —dijo Laura avergonzada, bebiendo un poco de su bebida, pero Alana asumió que "comer" era acostarse con aquellas lobas y no que literalmente su alfa se hubiera "comido" a esas mujeres.

Duncan gruñó y apartó a Alana de los chismosos para poder hablar bien con ella.

--Estoy molesta contigo, Duncan —dijo Alana al ser arrastrada por Duncan a un sitio más alejado. – Pensé que era virgen, y ahora me dices que has estado con no sé cuántas lobas, ¿y conmigo no?

Duncan pensó que Alana se había molestado porque había matado mujeres y aquí está peleado con él porque cree que él se acostó con lobas. –Mi primo mintió, eso jamás pasó. Yo no me comí a ninguna loba en ningún tipo sexual o real —comentó Duncan.

--¿En serio? —dijo Alana con una sonrisa.

--Sí —respondió Duncan sorprendido por el cambio de humor de Alana, se preguntó si eso era normal.

--Pensé que me despreciabas —dijo Alana mientras entrelazaba sus manos en el cuello de Duncan, pero a pesar de que él estaba inclinado y ella de puntas, no lograba alcanzarlo.

--Dime, ¿en serio quieres ser mi mujer? —comentó Duncan.

--Quiero ser tu compañera —comentó Alana acariciando con su nariz la barbilla de Duncan.

--Si doy este paso contigo, Alana, es para siempre. Te marcaré como mía —dijo Duncan, sabía que no permitiría que Alana se degradara acostándose con él sin llevar la marca, aunque a ella no le importara.

--Es lo que más amo —comentó Alana.

--Estaré en tu habitación en 15 minutos —dijo Duncan con los ojos negros de pasión y la anticipación que sentía.

Alana sonrió y sintió una gran emoción, pero una lluvia de pensamientos pasó por su mente. ¿Cómo te gusta, con vello o sin bello, que tenga tanga, cachetero, hilo, braga, culotte, encaje o sin encaje, negro, rojo, azul? —dijo atropelladamente, a lo que Duncan se inclinó más y le dio un beso.

--En 15 nos vemos —dijo Duncan antes de irse, ya que tenía que organizar sobre la vigilancia en la noche antes de estar con Alana.

Alana sintió que una gran emoción la embargaba y salió corriendo a la cabaña para estar lista.

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora