capítulo 19

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Alana estaba tan emocionada por fin seria marcada por Duncan que llegó a su habitación y se acostó en la cama. Primero debía prepararse para que todo fuera perfecto; quería que él quedara impresionado con su cuerpo. Así que se recostó y alzó la mirada al techo mientras pensaba en los pasos a seguir. "Primero me debo bañar, luego me unto de aceite, y después me pongo una ropa sexy", pensó con emoción Alana, mientras un bostezo le salía de su boca.

Duncan se pasó una mano por el cabello y tomó una respiración profunda antes de entrar a su cabaña. Se había demorado por algunos imprevistos y confusiones que tuvieron sus lobos, así como la información que le dieron sobre algunos avistamientos de humanos en su territorio, lo cual lo confundía. Soltó otro suspiro; luego pensaría en las problemáticas de su clan. Por ahora, lo que realmente le importaba era estar con Alana.

Abrió la puerta de la cabaña con cuidado, pensando que de alguna manera ella estaría en la sala esperándolo, pero no fue así, lo que lo relajó un poco. Llevó su mano hasta la frente de su boca y sopló aire para verificar su aliento. "No huele mal", se dijo para luego alzar el brazo y oler su axila, sabiendo que había sudado mucho.

Así que caminó rápidamente al no estar tan convencido de su aroma y entró al baño de su habitación. Se sacó la camisa de manga larga y notó las enormes cicatrices que cubrían todo su cuerpo, lo que lo hizo detener sus acciones. Sabía que Alana era una mujer muy sensible y noble, lo que indicaba que sus cicatrices la conmoverían o le darían algo de asco, así que no estaba dispuesto a mostrárselas fácilmente. Sacudió su cabeza para negar todo pensamiento de autocompasión y decidió lavarse la boca, así como su cuerpo rápidamente.

Duncan respiró varias veces para calmar su acelerado corazón estando en la puerta de la habitación de Alana. Se había bañado rápidamente para sentirse presentable al frente de ella. Alzó su mano y tocó la puerta, pero no recibió ningún tipo de invitación.

--Alana —llamó mientras abría la puerta y vio que las luces estaban encendidas. Un deje de preocupación se instaló en su pecho al notar que Alana era una mujer impulsiva y al no verla al frente de la puerta lo alarmó, así que entró rápidamente. Pero cuando caminó hasta la cama, sonrió al verla. --Te quedaste dormida —comentó con una sonrisa mientras se inclinaba hacia ella.

--Debes estar tan cansada —comentó mientras se inclinaba y le daba un beso en la mejilla mientras la apegaba a él.

Alana sonrió al sentir cómo unas manos fuertes la apretaban. Por el aroma y lo que hacía sentir su cuerpo, sabía que era Duncan. --Si quieres dejamos lo nuestro para otro día —Alana, al escuchar aquellas palabras, abrió los ojos ¡Se había quedado dormida mientras pensaba qué hacer! ¡Ni siquiera se lavó! pensó con asombro.

--No, no, no, ya estoy despierta —dijo rápidamente Alana mientras se volteaba a mirar a Duncan.

Duncan soltó una carcajada mientras se recostaba en la cama de Alana. --Eres buena para mi ego —comentó mientras acariciaba su mejilla.

--Dame 10 minutos —comentó Alana tomando la mano que Duncan tenía en su mejilla.

Duncan asintió y Alana rápidamente se levantó y caminó hacia su baño, donde se quitó la ropa y abrió la regadera. Al intentar quitarse el vestido, éste se acomodó debajo de sus piernas, haciéndola caer con un sonido sordo por toda la habitación.

—¿Estás bien? —preguntó Duncan levantándose un poco de la cama.

—Sí, estoy bien —respondió Alana desde el suelo, mientras se sobaba la cadera. Luego de sentir cómo el dolor disminuía, se levantó y rápidamente tomó el cepillo de dientes y se lavó la boca mientras se metía en la regadera y comenzaba a restregar su cuerpo rápidamente.

Luego salió y pasó sus manos por sus axilas y zonas más importantes para comprobar si olía bien.

—Bueno, peor era como estaba antes —dijo mientras abría una crema y procedía a aplicarla por todo su cuerpo. Quería que a Duncan le gustara su aroma y sabía que los lobos son sensibles a los aromas artificiales, así que la crema que se untó tenía un leve aroma que se mezclaba con su olor natural.

Duncan se encontraba recostado en la cama de Alana cuando escuchó cómo la puerta del baño se abría, lo que hizo que se levantara ligeramente. Vio cómo Alana salió con la bata de baño mirando al suelo con una sonrisa. Él también sonrió, sabiendo que para ella esto debía causar algo de miedo. Por tal razón, actuaba tímidamente. Duncan sería un amante paciente y delicado con ella.

—Ven —alzó su mano para que ella la tomara.

Al principio notó que los pasos de Alana eran cortos y tímidos, pero luego lo miró y le dio una gran sonrisa, mordiéndose el labio. Se quitó la bata para lanzarse a él y besarlo. Simplemente no se cansaba de decir cómo Alana lo sorprendía, pero él también se entregó al beso con abandono.

Alana sintió cómo Duncan mordía su labio para que abriera un poco más la boca, lo cual hizo. Sintió cómo sus lenguas se encontraban en una danza de seducción y entrega. Podía sentir cómo su cuerpo se derretía con cada caricia de Duncan. ¡Por fin! pensó. Era lo que ella quería desde que lo vio.

—Alana, hay algo que quiero decirte antes de continuar —comentó Duncan separándose de Alana levemente.

Alana entrelazó sus manos en el cuello de Duncan para atraerlo hacia ella.

—Alana —el llamado de Duncan la hizo concentrarse en él.

—Dime —comentó desesperada. Ella no estaba interesada en hablar sino en actuar, pero sabía que Duncan era diferente a ella.

—Te haré mía y te marcaré —comentó Duncan con la mirada fija en Alana.

—Eso quiero —respondió apresurada Alana.

—Pero mi cuerpo no lo verás. Cuando llegue el momento, apagaré la luz —Alana arrugó el ceño y tomó la sábana para cubrirse al escuchar aquello de Duncan.

—¿Quieres decir que yo no te veré, pero tú sí conocerás hasta mi alma? —comentó Alana sin entender, a lo que Duncan solo asintió.

—Esa es la condición.

Alana miró a Duncan y luego alzó la mirada hacia el techo, pensando en la situación. Sabía que si se negaba, solo haría que se alejara más y todo el trabajo que había hecho se perdería.

—¿O sea que te lo puedo mamar pero no lo veré? —comentó Alana, sin encontrar sentido en las palabras de Duncan.

—Alana, no hables así —Duncan regañó a Alana por su comentario.

—Pero si es así —dijo Alana.

Alana se inclinó, dejando la parte de atrás al descubierto, lo que ocasionó que Duncan bajara la mirada, saboreándose. Alana buscó entre sus cosas un pequeño parche, el cual, cuando lo encontró, se lo puso en una zona de sus piernas, entre las sábanas.

—Bueno, hay algo en mi piel que me acompleja y con este parche no conocerás qué es —Duncan arrugó el ceño al pensar en el pequeño parche en el muslo de Alana, lo cual le dio mucha curiosidad.

—No tienes nada, ¿por qué mientes? —comentó Duncan al analizar la situación.

—Es mi complejo —dijo Alana encogiéndose de hombros.

Duncan pensó que tal vez era un lunar o algún tipo de tatuaje, pero cuando ella se le lanzó desnuda, él no logró ver nada.

—Entonces... —las palabras de Alana lo sacaron de su pensamiento.

—¿Estás de acuerdo? Así estaremos a manos —comentó Alana mirándolo.

—Sí —respondió Duncan, a lo que Alana sonrió y se quitó la sábana, ganándose la mirada devoradora de Duncan en cada parte de su cuerpo.

espero que lo disfruten 

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora