capítulo 4

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Duncan no supo cuánto tiempo se quedó viéndola, pero una sonrisa perversa se apoderó de él. Quería saber hasta qué punto ella quería llevar su juego absurdo. - ¿Quieres casarte conmigo? - dijo en un susurro amenazador.

Alana, al ver la sonrisa de Duncan, se alegró de que su afirmación le agradara-Sí-contestó, pero al tratar de tocarlo, se ganó otro rugido de su parte, lo cual no entendía.

Si el día de mañana no te presentas para la boda, iniciaré una guerra con los del sur y solo descansaré hasta que cada uno de ustedes sea destruido completamente- dijo Duncan, mostrando sus dientes con un fuerte rugido. Su intención era intimidarla para que, al verse acorralada, reconociera que su interés en él se basaba en una apuesta o algún tipo de desafío entre las mujeres.

Alana abrió los ojos y asintió. -Estás en todo tu derecho en tu actuar así, ya que sería una falta de respeto que yo, la persona que te pidió matrimonio, no vaya-comentó Alana mientras se encogía de hombros.

Duncan negó con la cabeza al escuchar sus palabras, puesto que no esperaba esa actitud de ella. Se imaginó algún tipo de lágrimas o negación y luego una disculpa explicándole que solo lo hacía como una especie de broma, debido a que quería mostrar su valentía con las demás mujeres de su clan o lo que sea que fuera.

Alana estaba tan feliz por la decisión que había tomado y, sobre todo, porque Duncan parecía estar de acuerdo con ella, ya que por las pequeñas observaciones que le hizo, aceptó su propuesta. -Me gustaría verte con un traje negro- dijo Alana, pasando su mano por los pectorales de Duncan.

Duncan miró el recorrido que hacía la mano de Alana en su pectoral izquierdo y quedó sorprendido. -¿Estás cuerda?- le preguntó, ya que notó que no se intimidaba por su actuar. Sabía que los del sur tenían esa tendencia a ver el mundo de color rosa, pero al menos pensaba que su intuición le indicaba cuando tenía un problema.

-Sí, claro, tengo mis emociones armónicamente-contestó Alana, feliz de que Duncan se preocupara por su bienestar. Esto solo le indicaba que las cosas entre ellos iban a fluir.

Duncan veía cómo Alana le comentaba sobre los arreglos que ella quería para su boda. Lo más importante era que fuera al aire libre y que solo asistieran los miembros de su manada, así como ella solo iría con un grupo pequeño de las personas más cercanas a ellas. Además, no le incomodaba su aspecto; al contrario, le gustaba que llevara el cabello suelto.

Soltó un fuerte rugido para callarla, ya que sus emociones estaban alteradas y confusas por lo que estaba pasando. Pero al ver cómo ella le mostró el cuello en señal de sumisión, lo calmó y, sin pensarlo, la olió y le dio un pequeño mordisco.

-Solo dije que no me quiero casar de blanco. Si no te gustó la idea, me lo hubieras dicho. No hay necesidad de gruñir- dijo Alana con un puchero mientras bajaba la cabeza.

Duncan parpadeó varias veces sin comprender qué rayo estaba diciendo Alana o qué estaba pasando en este momento. Aquella mujer lo confundía, ya que su actuar no era muy común.

—No rugí porque estaba en desacuerdo en cómo llegaría a la boda —dijo Duncan, arrastrando su voz haciéndola más profunda.

—Entonces, ¿acaso tienes algo que perder o alguien? —preguntó Alana con inseguridad. Sabía que un hombre como Duncan debía tener una horda de mujeres persiguiéndolo, por lo sexy de su tamaño y cómo las cicatrices le daban un aire de misterio. ¿Qué mujer no le gustaría estar con un hombre como él?

—No tengo nada que perder con esta unión. Además, no estoy con nadie y, en lo personal, creo que cualquier vestido o color te quedaría bien —Alana sonrió al escuchar aquel comentario de Duncan, ya que le dijo hermosa.

—Gracias, me alegro que ante tus ojos sea hermosa. Y yo también no tengo nada que perder, pero sí mucho que ganar —comentó Alana mientras le daba un pequeño beso a Duncan, el cual él recibió gustosamente a pesar de su negativa inicial.

—¿Ganar? —cuestionó Duncan al pensar en la unión de los del norte con los del sur.

—Claro, tendré al hombre que quiero calentando mi cama. ¿Qué mejor premio que ese? —comentó Alana al inclinarse para darle un corto beso.

Alana, al terminar el beso, alzó los brazos para ser cargada por Duncan, el cual hacía las cosas por inercia ya que no entendía nada de lo que estaba pasando.

Duncan vio cómo al cargar a Alana y bajarla del mesón del lavado, esta caminó hasta la puerta del baño. —No olvides, mañana a las 7 es nuestra boda —comentó al verlo y darle un pequeño beso en el aire.

—¡Pero qué carajo acaba de pasar! —dijo Duncan al quedarse solo en el baño y ver cómo de repente tiene una boda para mañana, en la cual él era el novio.

Miró su reflejo en el baño y abrió el grifo de la llave para echar un poco de agua fría en su rostro. Repasó en su mente lo que acaba de pasar. —Es cierto, no tengo nada que perder —lo dijo a su reflejo en el espejo—, pero también tengo mucho que ganar —susurró al pensar en la posibilidad de por fin tener una familia propia, uno de los mayores sueños que tenía y que había lanzado al olvido debido a su apariencia.

Kai vio cómo su hermano estaba perdido en sus pensamientos mientras el reloj de su muñeca marcaba las 7:40. Podía sentir la incomodidad y el cansancio de los presentes debido a la espera, y no quería que su hermano perdiera la credibilidad frente a su manada.

—Duncan —lo llamó varias veces para que reaccionara, ya que estaba absorto.

Duncan miró a su hermano, el cual lo llamaba, y salió de su ensimismamiento recordando cada detalle de lo que vivió en la fiesta de su primo. Sabía que para Kai podía haber sido una locura, ya que él no vio lo que sucedió, ya que tuvo un inconveniente y no asistió a la boda de Ian, o si no hubiera visto las miradas que Alana le lanzaba. Se sintió tan real: sus besos, el interés de estar con él, pensó.

Un resoplido se le escapó de los labios al pensar que ella era diferente y que realmente vio algo en él que ninguna otra había visto.

—Esperemos a las 8 —a pesar de que su mente se burlaba de él, prefirió darle unos minutos más. Sabía que el resultado iba a ser el mismo, pero al menos esos minutos le darían una experiencia al sueño que jamás se le cumpliría.

Sabía que su hermano tendría miedo de que, debido al actuar de Alana, tomaría represalias contra los del sur, pero lo cierto es que la entendía. Puede que haya pensado así en el momento, pero al llegar a su casa pensó bien las cosas y se dio cuenta de la locura que estaba a punto de cometer.

—Vamos a seguir perdiendo el tiempo —Duncan miró cómo Athol, su primo, se levantó de su asiento.

—Estás desafiando mi mandato—dijo Duncan mostrando sus dientes.

—Jamás, cómo yo desafiaría al gran líder de la manada —dijo Athol con arrogancia.

—Si es así, entonces siéntate y guarda silencio —Duncan escuchó el comentario de Calan, su amigo, lo cual hizo que le diera un resoplido de aceptación.

Athol, al ver que no encontró apoyo en los presentes, tuvo que tragarse el orgullo y centrarse.

Duncan, después de un tiempo, miró el reloj nuevamente y notó que eran las 8 en punto. Algo en su interior le decía que esperara un poco más, pero sabía que solo haría el papel de ridículo más de lo que ya estaba haciendo.

—Pueden irse —dijo al dar la espalda a los presentes y quitarse aquel traje que se puso para complacerla. Pero mientras se desprendía la camisa, escuchó algo.

—Duncan, hermano —Kai se acercó para hablar, pero fue callado por Duncan.

—Escucha eso —dijo Duncan inclinando la cabeza—. ¡Es un ataque!

Hola mis amores bellos espero que les guste este nuevo capítulo 🥰😘, dígame si algunas vez fueron como Alana y solo veían lo hermoso de su amorcito jajajaja

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