Capítulo 13

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Laura caminó con Alana a su lado y notó que su señora no era tan alta como aparentaba desde la distancia, pero además tenía una energía tan tranquilizadora que supo que era la adecuada para su alfa.

-Bueno, estaré oculta y te veré desde una distancia perfecta. Sabes lo que debes hacer- Laura bajó la mirada y vio los ojos sonrientes de Alana. A pesar de entender lo que tenía que hacer, no veía razón para hacerlo, pero en estos momentos se sentía como una madre tratando de quitarle el dulce a su hija.

-Sí, mi señora- apuntó Alana al escuchar la afirmación de Laura.

-Puedes llamarme Alana- comentó después de una sonrisa.

Laura negó con la cabeza. -Eres la esposa de mi Alfa, nuestra luna. ¿Cómo me atrevería a llamarte por tu nombre?

Alana sonrió. Sabía que para muchos eso significaba una falta de respeto. -Seré tu amiga y es raro que una amiga me llame señora, ¿no crees? -dijo, pero vio que Laura aún negaba con la cabeza.

-Si quieres, cuando estemos solas, me puedes llamar Alana y en público señora. Me parece... justo- Laura soltó un suspiro. Sabía que su señora podía ser persistente.

-Está bien- dijo Laura después de soltar un fuerte suspiro.

Alana vio cómo Laura seguía con su plan, así que se escondió. Sabía que para un lobo era imposible esconderse, pero a esta distancia su aroma se sentiría levemente, así que no llamaría la atención. Además, vio cómo otros lobos se acercaron alrededor de Duncan mientras hablaba de trivialidades. Vio cómo Laura volteó y la miró, así que asintió con los pulgares para darle ánimo. Alana sonrió. Nunca pensó que Laura fuera tímida, ya que siempre le hablaba con cuidado, y eso le agradó.

Laura suspiró. Ella podía pasar al lado de su líder y tomar la dicha flor que estaba en el pasto, pero sabía que su señora fue muy específica en su plan. Tenía que pasar por el alfa, saludarlo y luego inclinarse para tomar aquella flor. Volteó y vio cómo Alana le daba ánimo desde su escondite.

Duncan sintió el leve aroma de Alana en el ambiente, pero no se atrevía a mirar en la dirección en que ella se encontraba, no después de la mirada que le lanzó hace solo algunos minutos. Así que trató de concentrarse en lo que le comentaba a sus lobos, así como algunas ideas que tenía con respecto al ataque. -¿Por qué no se acercó a él y lo besó como hizo ayer?- pensó Duncan, para luego reprimirse rápidamente. "Arruinaste todo", se recriminó.

-Permiso-dijo Duncan al escuchar aquellas palabras y dio un pequeño paso atrás. Mientras tanto, seguía pensando en Alana.

Alana vio cómo Laura pasó por el grupo de lobos y cómo la mayoría la miraron. Era de esperar, era una mujer hermosa y entre los lobos, la sexualidad era algo común y normal entre la manada. Pero vio cómo Duncan ni siquiera le dirigió la mirada a Laura. No parecía haberla escuchado siquiera, porque su aspecto era difícil de apreciar. Y cuando ella se inclinó, pensó que miraría su trasero o algo, pero no, simplemente no cambió su postura o semblante. miro su energía y esta no cambió en absoluto, y eso le agradó mucho.

Laura regresó con la flor en la mano. -No me contestó el saludo, disculpe- comentó al ver que no pudo tener más interacciones con su alfa ya que este simplemente la ignoró.

-No te preocupes- comentó Alana. -Ahora me toca a mí, ya sabes-

Laura asintió y tomó su celular, según debía grabar hasta que ella pasara por delante de su alfa.

Alana tomó un respiro y caminó. Sintió cómo un pequeño dolor se instalaba en su estómago, lo cual la sorprendió, ya que no era la primera vez que veía a Duncan, pero igualmente su cuerpo actuaba de manera contradictoria. -Disculpen, creo que en la mañana se me cayó un anillo- dijo con una pequeña mentira para ponerse en el centro del grupo mientras fingía buscar con su mirada en el pasto.

Duncan tomó un fuerte respiro cuando vio a Alana pasar a su lado e ignorarlo por completo. Se acercó a ella y cuando supo que había perdido algo, se puso a buscar con la mirada, ya que no sabía cómo acercarse a ella. -¿Es grande o pequeño?- preguntó con interés para tratar de ayudar.

Alana ignoró a Duncan antes de hablar. -Creo que aquí no está. No le quito más tiempo-y caminó lo más rápido posible, alejándose de ellos.

Cuando vio a Laura, sonrió. -¿Y grabaste?- le preguntó estando ya cerca de ella.

-Sí, claro, señora- Laura calló al ver la mirada de Alana. -Sí, Alana

Alana sonrió y vio el video, notando cómo Duncan se acercó muy sugestivamente a ella mientras buscaba en el pasto, y cómo él también tenía la mirada puesta en el pasto, buscando aquel anillo inexistente. –Gracias- le dijo Laura cuando terminó de ver el video, pero esto no cambió su malestar, al contrario, la enojó más. -Es un tonto, ¿por qué me mintió de esta manera?- Laura abrió los ojos al ver el comportamiento de Alana, ya que cambió de ser una mujer tierna a una llena de rabia. Miró el video y no vio ningún comportamiento diferente al de un alfa devoto por su compañera, así que le sorprendió el actuar de Alana.

-Ya no te quito más tiempo- dijo Alana para caminar hacia donde Duncan, el cual estaba ya solo.

Duncan aún tenía la mirada puesta en el pasto, buscando el anillo de Alana. No recordaba que ella llevara un anillo cuando llegó a él en la mañana, pero puede ser que no la detalló mucho y por eso no recordaba que llevaba un anillo, lo cual le pareció raro. Su búsqueda terminó cuando sintió la presencia de Alana, así que se levantó y vio cómo Alana lo miraba directamente a los ojos, para luego darle una fuerte bofetada, lo cual lo sorprendió.

Laura abrió los ojos al ver cómo Alana golpeó a su alfa. -La matará- dijo buscando ayuda por si su alfa tenía un comportamiento irracional, sabía que Duncan era una persona explosiva.

Alana sentía cómo la rabia circulaba por todo su sistema, cómo él se atrevía a manipular sus sentimientos con mentiras de ese tipo. Ella estaba en desacuerdo con la distancia porque no tenía otra opción, pero que le mintiera y la hiciera sentir mal era algo totalmente diferente que no estaba dispuesta a soportar. Se alejaría de él, si no le gustaba no por manipulación. A pesar de que quería decirle tantas cosas, vio cómo Duncan la miraba sorprendido por la bofetada que le dio, y cómo sus ojos mostraron tristeza y desconfianza. A pesar de su enojo, vio la cicatriz en su mejilla, tan oculta como la que tenía en su ceja y otras alrededor de todo su rostro, y algo se removió en lo más profundo de su interior. Lo tomó por la solapa de la camisa y lo acercó para besarlo con abandono. -Eres un tonto- dijo mientras se fundía en un beso abrazador.

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora